jueves, 18 de noviembre de 2021

Naty Abascal y su divorcio del duque de Feria (1977-89)

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...... la 1ª mujer que se atrevió a llevar a los tribunales a la casa de Medinaceli.
Naty Abascal y Rafael de Medina y Fernández de Córdoba, duque de Feria y marqués de Villalba, se casaron en 1977, tuvieron 2 hijos y en 1989 firmaron su sentencia de divorcio. 
Pero 5 años después la modelo, estilista y socialité más elegante del panorama nacional decidió llevar de nuevo ante los tribunales al menor de la casa de Medinaceli.
SILVIA VIVAS, 17 noviembre 2021
Los problemas judiciales de la casa de Medinaceli no son una novedad. 
La lucha por el reparto de la herencia de la fallecida duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Cordoba, que enfrenta, entre otros, a los hijos de Naty Abascal con su tío, el duque de Segorbe dura ya 8 años y está lejos de ver su final por mucho que el próximo lunes 22 de noviembre se celebre un nuevo juicio. Desgraciadamente en su historia familiar esta no va a figurar como la 1ª vez que los vástagos de Naty Abascal, el actual duque de Feria y el marqués de Villalba, deban recurrir a la justicia para reclamar a la casa de Medinaceli lo que es suyo. Hace ya mucho tiempo, en la agitada y convulsa década de los 90, su madre también se enfrentó a su ex marido el duque de Feria en los tribunales.
Cómo fue el divorcio de Naty Abascal y el duque de Feria
En 1977 la modelo sevillana Naty Abascal y el menor de los hijos de la duquesa de Medinaceli dieron la campanada protagonizando la boda del año en la ermita del Rocío. 
Para 1988 esa relación ya se había acabado y apenas 1 año más tarde se rubricó el divorcio ante el juez Juan Ignacio Zoido, el mismo que décadas más tarde acabaría siendo ministro del interior.
Los motivos del divorcio nunca quedaron claros. Mientras Naty Abascal posaba cargada de dignidad en la portada del Hola de la época declarando que ella fue quien dijo «me separo», posteriormente él escribió un libro de memorias en el que afirmaba que una infidelidad de ella con Ramón Mendoza le hizo pedir la separación.
Lo que sí está claro es que con la firma de aquellos papeles en 1989 ante un juez no llegó la paz entre los miembros de la expareja. Aunque su idilio comenzó cuando apenas eran unos críos ( se conocieron cuando ella tenía 12 años y él 13), la relación formal no quedó retratada en la crónica social hasta 1975. 
Para ella su boda y matrimonio posterior fue el producto del amor. Él en cambio describió su compromiso como un ultimátum, un reto, una apuesta consigo mismo que se le fue de las manos, una decisión impulsiva que se había visto obligado a respetar y por ello en 1992 solicitó la anulación del matrimonio. No la consiguió.
Sea como fuere con los papeles del divorcio llegaron los acuerdos y los desacuerdos: Naty Abascal se quedaba con la patria potestad de los niños, Rafael y Luis, y perdía los títulos que le concedió su matrimonio con Rafael Medina. A cambio él debía cumplir con una pensión mensual de medio millón al mes de la antiguas pesetas (unos 3.000 euros mensuales)... pero parece ser que el dinero nunca llegó.
Los escándalos del duque de Feria y la demanda de Naty Abascal
Tras el acuerdo de divorcio la vida de Naty Abascal consistió en trabajar y sacar a sus hijos adelante. La del duque de Feria, en cambio, tomó un rumbo muy distinto. Si hoy se hablara de la situación del duque en aquel momento de su vida quizá se analizarían otros aspectos de su historia, como los episodios depresivos que padecía y su posible trastorno bipolar. Pero lo que trascendió a los medios en los 90 fue que tras su divorcio Rafael Medina y Fernández de Córdoba desarrolló un gran problema con las drogas (llegó a afirmar que consumía cocaína porque la necesitaba para vivir).
En 1990 el duque fue uno de los detenidos en una redada policial en un local de alterne, y desde ese momento su nombre empezó a verse envuelto en escándalos con prostitución y drogas de por medio. 
Visto el panorama Naty Abascal intentó a proteger a sus hijos de lo que aparecía en los medios enviándolos a estudiar al extranjero. 
Afirman los rumores que se gastó hasta 3 millones de las antiguas pesetas en la formación de sus hijos en Reino Unido y Estados Unidos, una educación que la casa de Medinaceli se negó a costear.
No era el único dinero que los Medinaceli «debían» a Naty Abascal. 
En 1993, harta de la situación, la ex modelo decidió llevar al menor de los hijos de la duquesa de Medinaceli ante los tribunales por incumplimiento de la patria potestad e impago de pensiones, una demanda que le llegó al duque de Feria en pleno escándalo: acababa de ingresar en prisión por 2 delitos de rapto, 1 de corrupción de menores y otro de tráfico de drogas.
El tribunal condenaría al duque a cumplir 18 años de cárcel que, más tarde, se reducirían a 9 «por eximiente incompleta de drogadicción y psiquismo». Al final permaneció en prisión 5: en 1998 consiguió la libertad condicional. Pero el daño ya estaba hecho para su reputación. 
En 1994 Naty Abascal volvió a la carga y le demandó por daños morales y las pensiones impagadas, en total pedía 68 millones de pesetas. Se tuvo que conformar con 100.000 Ptas.
Podría parecer que se llevó la peor parte de la historia, pero no fue así. 
En 2001, a los 58 años, el duque de Feria apareció muerto en su casa. Naty Abascal habla poco de él y de sus pleitos. 
«El problema fue que un día Rafael dejó de ser la persona encantadora que era. Y no le estoy culpando, porque creo que psíquicamente no estaba bien. En el fondo era un enfermo», explicó en Vanity Fair la mujer que se atrevió a llevar al duque de Feria ante los tribunales.

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