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viernes, 18 de julio de 2008
La Paternidad y la Maternidad tras el Divorcio
LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD TRAS EL DIVORCIO.
Sariego, J. L. (Abogado de Familia y Mediador) y Morgado, B. (Psicóloga).
Introducción.
En las últimas décadas la familia española ha ido sufriendo una serie de cambios de distinta índole.
Si comparamos la familia española de hace veinte años y la de ahora podemos observar cómo se diferencia tanto en la estructura como en la dinámica de relaciones y los roles que desempeñan quienes forman parte de ella.
Si atendemos a los cambios estructurales, podemos observar como se ha diversificado enormemente los distintos tipos de familias: existen menos hogares de familia extensa y polinucleares, mientras que se han incrementado las uniones no matrimoniales y las familias monoparentales, de un solo progenitor, al tiempo que han aparecido las familias "reconstituidas", procedentes de uniones anteriores.
En cuanto a los cambios en la dinámica familiar, es evidente que el creciente y sostenido acceso y permanencia de las mujeres al empleo remunerado, así como el cambio ideológico en que éste se ha asentado, está ocasionando cambios progresivos en los roles que hombres y mujeres desempeñan dentro de la familia, que evolucionan hacia una mayor implicación de ambos, tanto en su sostén económico como en las tareas domésticas y de cuidado de niños y niñas (Alberdi, 1999; Flaquer, 1998).
Todos estos cambios nos han llevado por un lado, a reconstruir las características de la institución familiar, si bien antes era el hombre quien se responsabilizaba del sustento familiar, ahora es ésta una responsabilidad compartida con la mujer. La causa de este cambio podemos ubicarla, como se señala en el párrafo anterior, en el hecho social que se ha dado en nuestra cultura recientemente: la incorporación de la mujer al trabajo y por otro, a un replanteamiento de los roles tradicionales o que hasta ahora han venido desempeñando quienes integran la familia.
La incorporación de la mujer al trabajo ha supuesto que el hombre juegue un papel más activo en las tareas domésticas así como en las de cuidado y educación de los hijos e hijas.
Sin embargo, aunque este proceso de transformación familiar es un hecho evidente y constatado por todos los estudiosos del tema, el proceso de adaptación de las instituciones sociales no siempre va en paralelo (González y Morgado, 2000).
Así, una mirada a la administración de Justicia podemos encontrar cómo todavía parece primar en ella el mito de que es la mujer la que únicamente dispone de capacidades innatas para criar y educar a sus hijos e hijas, otorgando en su mayoría la custodia a mujeres incluso en aquellos casos en los que el padre juega un papel activo en el proceso de crianza de sus hijos e hijas antes y después de la separación o el divorcio.
Si atendemos a los datos aportados por el Consejo General del Poder Judicial, referentes a las separaciones o divorcios en la década de los noventa, se da un paso de 59.463 expedientes de separación o divorcio en 1990, a 92.909 expedientes en 1998, lo que nos lleva a un incremento medio anual del 5,81%. (González, 1999).
En España, la mayoría de los hogares monoparentales tras la separación o el divorcio de los progenitores está encabezado por una mujer (62,5 %) según la explotación de la EPA del último trimestre de 1998 realizada por González, 2000.
Este dato puede llevar a interpretaciones diferentes y una de ellas podría acercarse a que todavía persiste la idea de mantener los roles tradicionalmente atribuidos a los progenitores, donde a la mujer le corresponde seguir desempeñando el rol de cuidadora y educadora de sus hijos e hijas y al hombre responsabilizarse de la manutención de la familia.
La influencia que nuestra cultura nos ha transmitido en cuanto al prototipo familiar "correcto", hace que todavía nos sintamos débiles para afrontar los distintos tipos de familias que actualmente caracterizan la institución familiar de nuestra sociedad.
No es raro por ello, encontrarnos con padres que desearían obtener la custodia de sus hijos e hijas tras la disolución del núcleo familiar biparental por la separación o el divorcio con su pareja, y que persisten ellos la idea de que es mejor que sus hijos e hijas se beneficiarán más con su madre y de que no tiene tiempo para el cuidado de sus hijos e hijas a causa de su trabajo (Hetherington & Stanley- Hagan, 1995).
Como antes se hacía referencia los roles de los distintos miembros de la familia está evolucionando hacia una responsabilidad compartida del cuidado, la educación y la manutención de los hijos.
El hecho de que hasta ahora se haya atribuido en mayor porcentaje la custodia a las madres hace que la paternidad esté en crisis sobretodo en los casos en los que el padre jugaba un papel activo en el proceso de crianza y educación de sus hijos e hijas antes de la separación.
Es por ello, que tanto los profesionales de la psicología quienes realizan los peritajes junto con la administración de Justicia han de plantearse el reto de abordar la crisis de la paternidad como consecuencia del divorcio de cara al siglo XXI.
Características económicas de los hogares monoparentales.
Si hacemos un recorrido por las características que presentan los hogares monoparentales en cuanto al nivel de ingresos, podemos encontrar que existen diferencias entre aquellos que están encabezados por un hombre y los que lo están por una mujer.
Según González (1999), cabría esperar que madres solas y padres solos tuvieran unas tasas de actividad parecidas, dadas sus similares responsabilidades familiares, sin embargo los padres solos aventajan en 15 puntos a las madres solas en lo que a tasas de actividad se refiere.
Estos datos nos dan muestras de que las madres solas parten de una situación diferente a la de los padres solos.
Resultados parecidos encontraba la autora en el conjunto de la Unión Europea donde existe una diferencia que ronda entre 15- 16 puntos entre las tasas de actividad de las madres solas y la de los padres solos.
Esto nos indica que todavía el hombre juega con ventaja a la hora de acceder al empleo, lo que nos permite adelantar que los ingresos de los hogares monoparentales encabezados por un hombre tienen mayor probabilidad de recibir cantidades superiores de ingresos con respecto a los hogares monoparentales encabezados por mujeres.
Cuando existen problemas económicos en la familia, se genera una fuente de estrés que influye en el estado emocional del progenitor custodio, del que a su vez depende en gran medida el estado emocional de los hijos e hijas (Cantón, Cortés y Justicia, 2000).
Teniendo en cuenta el hecho cada vez más frecuente de la feminización de la pobreza, la política familiar debería recoger un programa de ayudas enfocado a las familias monoparentales, en su mayoría encabezadas por una mujer, donde una de las medidas fuera barajar con seriedad la posibilidad de establecer custodias compartidas.
La custodia compartida no solo beneficia la disponibilidad de recursos a los que pueden acceder los niños y niñas tras la separación de sus padres, sino que también, favorece a que los niños y niñas sientan que ambos progenitores están implicados en su crianza y educación lo que les genera un mayor nivel de bienestar general, pues también disminuye el estrés y la sobrecarga de responsabilidades de las madres que afrontan solas la maternidad.
Aspectos Jurídicos del Problema.
La Ley del Divorcio en España, fue un gran revulsivo contra el poder masculino y el patriarcado. Por fin una mujer en plena igualdad jurídica, podía plantear una separación de su marido, sin el consentimiento de este, y en libertad. Pero esta ley no ha sido suficiente.
Es relevante el papel que jueces y magistrados, y fiscales han tenido en la aplicación de esta ley. Es curioso el hecho que la mayoría de jueces, fiscales y abogados sean ahora mujeres, porque claro esta, esta rama del derecho es una rama infravalorada.
¿Cómo vamos a defender ante nuestros colegas hombres que una separación, o unas medidas provisionales son mas difíciles de afrontar que un embargo preventivo o un juicio monitorio? Cualquier jurista hoy puede llevar un caso de familia, porque todo el mundo sabe lo que es una familia y cada uno/a tiene su propia manera de entender las relaciones familiares, sus conflictos y la forma de resolverlos, pero llevar un caso de Suspensión de Pagos de una empresa, no todo el mundo puede.
Creo que el mayor reto que tenemos los/as juristas ante el futuro es la falta de preparación (educación) de jueces, fiscales, abogados, etc., que participamos desde la administración de Justicia para resolver problemas familiares, y uno de los mayores problemas estriba en que solo conocemos soluciones jurídicas para resolver estos conflictos que no son jurídicos exclusivamente.
La ley nos dice que la custodia será otorgada al cónyuge mas preparado, pero ¿y si los dos no están preparados?.
A las madres se le suponen por naturaleza preparada para cualquier cosa.
Seguimos machacando a las madres con responsabilidades, aumentando las que tenían antes del divorcio.
Si se observan las leyes de divorcio de toda Europa, incluida la nuestra, la figura del padre ha desaparecido, y se emplean las palabras: progenitor, custodio o no custodio.
Si cogemos las casi 1.300.000 Sentencias de separación y divorcio que se han dictado en nuestro país, desde la entrada en vigor de la Ley del Divorcio (7 de Julio de 1981), el concepto de padre como persona adulta responsable desaparece, y la de madre se sigue poniendo como la única figura con responsabilidades.
Normalmente se dice: "se otorga a la Sra. Tal o a la madre la custodia de sus hijos tal y cual".
"El Sr. Tal podrá estar con sus hijos". Pocas veces se pone el padre, se pone el nombre del padre o el progenitor no custodio.
Esto es, el padre se convierte en otra cosa, pero no un padre al que se pueda exigir que cumpla con todas sus facultades y obligaciones parentales.
En nuestro país se calcula que la figura paterna en el 65 % de los casos de divorcio, ha desaparecido de la vida cotidiana y sentimental de nuestros niños y niñas (Sariego 2000).
Este dato debe hacer reflexionar a los profesionales de quienes depende la atribución de la custodia de los hijos e hijas y a quienes se preocupan por el adecuado desarrollo de éstos. Debemos dar la misma oportunidad a un padre y a una madre para que puedan seguir ejerciendo como tales tras su separación.
He visto, cómo en los ultimos veinte años, que el divorcio es uno de los mecanismos mas feroces que ha creado la democracia para hacer desaparecer la figura del poder masculino de nuestras familias.
He visto hombres que, en el seno de su matrimonio, lucharon por la igualdad dentro de su pareja, solidarios con las denuncias de desigualdades de género, que al llegar al divorcio veían que todo era mentira.
Proliferan por toda Europa y cada vez con mayor fuerza asociaciones de padres separados que luchan por una verdadera corresponsabilidad parental tras el divorcio.
Es tanta la injusticia que se reparte en los Juzgados de Familia que los propios jueces, abogados, etc, recelan de este tipo de asociaciones, porque son asociaciones que aparentemente no tienen apoyo de ninguna institución, y es que defender la figura del padre no es correcto, desde que en 1.981 se decidió hacerlos desaparecer de la ley.
Se sigue suponiendo que la parte mas débil es la mujer, y que a ellas hay que proteger, pero olvidamos que el interés de los niños y niñas esta por encima de otros intereses, y sin embargo de un plumazo, en las resoluciones judiciales quitamos a estos niños y niñas a un progenitor de sus vidas, casi siempre, al padre. ¿Cuál es entonces el interés del menor?.
En unas Jornadas de Derecho de Familia organizadas por la AEAF en Sevilla, pregunté a una Jueza de Madrid si llamaba a los niños para exploración en caso de mutuo acuerdo, y me contesto que si, que en los convenios normales (custodia monoparental) no los llamaba, pero en los Convenios extraños (custodias compartidas) si los llamaba.
O sea que lo normal para un niño o una niña es que lo separen de uno de sus progenitores, pero si estos convenían una custodia compartida, donde los niños y niñas podrían seguir viendo a sus dos progenitores con mas frecuencia y normalidad, esto era anormal.
La verdad es que es preocupante que veamos como normal que un niño o una niña deje de ver a uno de sus progenitores, y lo convirtamos en un visitador de fines de semanas alternos.
Los hombres que más aparecen en los medios suelen ser los agresores, maltratadores, golpeadores, que se separan o divorcian, y hay una tendencia social a asimilar a estos hombres con aquellos que fueron padres, quisieron serlo, y fueron responsables mientras duro su matrimonio o relación de pareja.
En cambio, basta buscar en nuestro trabajo diario a una mujer que se separa que se le cuestione su preparación para ser madre. Lo son, están preparadas y punto.
¿Cómo se explica que a los padres se les pida que compartan todo lo referente a los cuidados del hijo y de su educación, a semejanza de la madre, y tras el divorcio se trate como un inepto, un incapaz, una persona inútil para educar, y solo sirva para pagar y visitar a sus hijos?
El problema es que se consideraba la familia patriarcal en algo que habría que hacer desaparecer. Pero se ha confundido patriarcado o paternalismo excesivo con paternidad, y nuestra sociedad esta sufriendo sus consecuencias, y pronto veremos como los niveles de violencia post-separación irá aumentando en vez de disminuyendo.
Veremos como los adolescentes que vieron como su padre fue tratado como un paria de la sociedad, quitándole cualquier tipo de autoritas sobre los hijos que con el no vivían, aprenderán y aprenden que ellos pueden hacer lo mismo con su madre.
Cada vez mas, madres separadas con hijos son agredidas por sus hijos varones.
Cada vez mas, mas madres separadas con hijos entran a vivir bajo el umbral de la pobreza, porque el padre al ser tratado como un paria social, se introduce en la autodestrucción. (dejan sus trabajos, dejan de pagar las pensiones, de visitar a sus hijos, etc.)
Veamos como los hombres que no están cerca de un divorcio (propio o de algún amigo o familiar) como reaccionan: "Es que es función de las madres el criar a los hijos". "Cumple con tu pago mensual". "Es que los hombres no estamos preparados para sacar hijos adelante". Etc.
Desconfiamos de las opiniones de nuestros amigos o familiares masculinos separados.
Son sospechosos de algo, quizás de ser hombres que quieren compartir la paternidad, por encima de los arquetipos sociales. Veamos ahora a las mujeres que están cerca del divorcio como reaccionan.
He llegado a escuchar risas en un foro cuando se intentaba hablar de las ideas de un grupo de hombres separados de sus hijos.
He visto hostilidad hacia ellos, por culpa del patriarcado y la lucha feminista contra él. Han identificado a padres separados con hombres machistas.
Pero no, sus parejas no eran machistas, hasta que nos separemos, entonces verás, cuando le quitemos a los niños, la casa, el sueldo, incluso las fotos de cuando era pequeño, verás como era un machista de los de antes, de los de siempre.
Creo que dejo clara mi postura en esta exposición que la resumo, en que creo que jueces, fiscales, juristas, etc., todos y todas los que estamos involucrados en administrar justicia en el ámbito de las familias, debemos ir tomando conciencia que no debemos permitir que sigan creciendo niños y niñas sin padre en nuestro país, salvo los casos donde la ley permite restringir el contacto, y que debemos dar una oportunidad a los futuros ciudadanos y ciudadanas de este país para que crezcan con padre y madre, y se establezca como un derecho igualitario entre todos y todas, que es nuestro deber como padres, nuestro deber como madres, compartir las tareas de educar y cuidar a nuestros hijos e hijas, incluso tras la ruptura de la pareja.
Así, nuestros niños y niñas aprenderán desde la niñez, que pese a que papa y mama no pueden vivir juntos, ambos eran iguales a la hora de acariciarme, o a la hora de ponerse serio para ir a la cama, etc.
Creo que debemos aprender de la experiencia de los suecos, cuando descubrieron que la monoparentalidad femenina tras el divorcio no solo es un fenómeno que agrava la desigualdad de género, sino que es un problema social grave, para niños que crecen sin padre, y para mujeres a las que condenamos a seguir dependiendo de los hombres y del dinero que estos les pagan o no.
Así Suecia fue la primera en introducir en su ley del divorcio la palabra coparentalidad, para definir las facultades y funciones (que padres y madres viven como derechos y obligaciones) de ambos progenitores tras el divorcio.
Esto ha hecho que la familia vuelva a ser lo que era, un lugar donde alguien encuentra ayuda, comprensión, cariño y esperanza para el futuro.
Creo que deberíamos plantearnos seriamente en estudiar y profundizar sobre que significa aquello del interés del menor. No he encontrado sentencia alguna que detrás de la definición interés del hijo no haya una referencia, patente o subliminal al papel tradicional de la madre competente por naturaleza.
Según una encuesta realizada en un país vecino a jueces y magistrados, se llego a la conclusión que estos opinaban casi al 95% que las madres son mas madres que los padres, y que les repugnaba la idea de separar a una madre sus hijos. Lo que no se daban cuenta estos magistrados es que aplicación de la ley (interés del menor, progenitor mas adecuado, etc.) se separaba al hijo de su padre, y no pasa nada.
He conocido a muchos hombres que tras un divorcio se convirtieron en defensores de los derechos de las mujeres mas que antes, ¿y porqué? Porque cuando acudieron al Juzgado para separarse o divorciarse sintieron como se habían sentido las mujeres durante siglos, no escuchadas, puestas en tela de juicio, bajo sospecha, etc.
Conocí a una Jueza, que le dijo a un cliente que porqué en vez de haberse comportado como un hombre, se había dedicado a ser una niñera, y por ello (por no comportarse como un hombre, lo que se espera de él), no le daría la custodia de los pequeños.
Yo creo que el problema es que no estamos educados más que en la incomprensión y en los prejuicios, cuando de antemano, incluso a un cliente mío, yo llego a justificar que es una locura pedir la custodia de sus hijos, cuando un juez ni siquiera sopesa la posibilidad de dar la custodia a un padre. Solo en casos muy atípicos que confirman la regla esto ocurre.
No estamos administrando justicia en los juzgados de familia, estamos sepultando las igualdades de oportunidades, estamos afianzando el papel secundario de la madre frente al padre, a un alto coste, el de los niños y niñas que aprenden que las cosas no pueden ser de otra forma.
Vamos a ver que dicen los estudios que se han hecho sobre el tema:
En Estados Unidos de América un estudio realizado en 1.980 por la socióloga Beth Ehrenreich denominado El Corazón de los Hombres: El sueño americano y la fuga del padre comprometido, llega a la conclusión que el rechazo hacia darle responsabilidades a los padres tras el divorcio explica por si mismo la alta proporción de padres que desaparecen de la vida de sus hijos tras el divorcio.
Así en Francia, un estudio realizado en 1.990 por Daniel Bertaux y Catherine Delcroix establece que la responsabilidad recae en primer lugar sobre las conductas maternas excluyentes cuales solo pueden desarrollarse debido a que existe un consenso social cual es que en la actualidad todas las instituciones están de acuerdo en confiar los hijos a las madres.
Así, la responsabilidad se desplaza desde los individuos hasta un modelo cultural colectivo que lleva a hacer mas frágil la relación paterna. Los padres divorciados saben que deben pagar, e incluso que si no pagan pueden ir a cárcel. ¿Porque lo hacen entonces?
El estudio realizado en Francia demuestra que estos padres dejan de vivir la paternidad como algo real, y la convierten en algo imaginario. La única obra de valor de su vida, a la que no tienen acceso libre. Otros entierran a sus hijos en vida.
En los servicios de personas sin hogar de Francia. el mayor número de personas que pasan por ellos son padres divorciados, con problemas de posdivorcio.
Al igual ocurre con el estudio realizado en Finlandia sobre los Nuevos Parias Sociales, realizado por el Ministerio de Asuntos Sociales Finlandés, donde se trasluce la gran preocupación que existe en dicho país ante la aparición de una nueva figura social ( y problema social), el nuevo paria social es un hombre de 40-45 años, que ha perdido todo tras el divorcio, y sobre todo su autoestima.
En los países del Este europeo, entre el 60 y el 80% de los padres divorciados no pagan sus pensiones, y en USA el porcentaje llega en algunos estados al 90%. ¿Por qué ocurre esto?.
En todos lados los padres dejan de serlo porque no solo pierden su estatus, sino que realmente pierden a sus hijos, y cuando solo les quedan los hijos para seguir creyendo que lo que hacen ,es velar por el futuro de unos hijos que ya o le odian, o no les quieren ver, les importa poco todo lo demás.
En una encuesta realizada por Caritas en Madrid entre indigentes, se descubrió que casi el 60% de los hombres tenían hijos que desconocían su situación, y casi el 95% de estos hombres habían llegado a esta situación tras el divorcio
En un estudio realizado por la Comunidad Europea en 1.989 sobre las familias europeas, se reunieron a una serie de especialistas que trabajaron sobre las familias europeas, y en este estudio, la Belga María Teresa Meulders, dijo que se observa un curioso vuelco de las relaciones de fuerza tras el divorcio a favor de la madre en perjuicio del padre, de modo que de el resultan nuevas discriminaciones por razones de sexo, las cuales repercuten directamente en los hijos, y en la forma de educarse y de desarrollarse.
En Suecia tras la ley de 1.984 se optó por legalizar la custodia compartida y conjunta, incluso dentro de las uniones de hecho.
Gracias a estas leyes nórdicas, en Francia se aprobó la ley Malhuret en 1.987 que permite legalizar las custodias conjuntas en las parejas de hecho.
Tenemos que cambiar las cosas, en primer lugar la ley y salir de ese conformismo establecido en torno a ideas feministas pocos reflexivas.
Creo que debemos presentar aquí una de las reflexiones que introduce la ley de California en su exposición de motivos cuando habla sobre custodias conjuntas, cuando dice que la idea consiste en que un progenitor que pide la custodia conjunta y acepta tolerar al otro en una organización de este tipo tiene menos propensión a la agresión física o verbal y a los procedimientos contenciosos y es, en realidad, un litigante menos eficaz que no envenenará el conflicto.
La Ley californiana establece que los jueces, cuando deban decidir sobre una custodia monoparental, deberán elegir a aquel progenitor que esté mas dispuesto a conceder derechos de visitas y contactos continuos al otro, y no teniendo en cuenta en ningún caso su sexo, profesión, disponibilidad, etc.
Si un progenitor pide la custodia conjunta y el otro la monoparental, los jueces deben otorgar la custodia conjunta, primero para favorecer al progenitor más colaborador y cooperador y segundo, porque es lo mejor para los hijos.
Una vez aprobada esta ley de custodia conjunta, ha hecho que el numero de divorcios consensuados se eleve en los tres ultimos años un 85% cada año, lo que hace que en California, los procesos contenciosos hayan disminuidos y solo representen al 8% de los casos.
También he de indicar que en California es obligatorio el proceso de mediación extrajudicial y previo al juzgado, que también ha ayudado a que disminuya la conflictividad, máxime cuando hay una ley que favorece la custodia conjunta y desaparece un elemento de discusión que enmaraña la fase de negociación.
CONCLUSIÓN
Creemos que por todo lo expuesto, las autoridades de quienes dependen legislar sobre la materia y decidir (jueces) en la resolución de conflictos de rupturas de parejas, deberían reflexionar sobre los grandes aspectos negativos a los que dan lugar el considerar la custodia monoparental como única respuesta al divorcio, y puedan considerar que la custodia compartida puede llegar a ser la solución que llevamos años buscando a tantos y tantos problemas en los que se ven incursos nuestros niños y niñas tras el divorcio de sus padres.
Evitaríamos impagos de pensiones, problemas con las visitas, pobreza de las madres cuando afrontan la maternidad en solitario, la violencia familiar post-divorcio, etc.
Creemos que es importante tomar en cuenta lo que otros países han hecho y copiar aquello que es bueno para nuestros niños y niñas.
BIBLIOGRAFIA
Alberdi, I. (1999) La nueva familia española. Madrid: Taurus
Cantón, D, J., Cortés, M. R. y Justicia, M. D. (2000) Conflictos matrimoniales, divorcio y desarrollo de los hijos. Ed. Pirámide. Madrid.
Caritas Diocesana Madrid. Informe sobre pobreza en C.A. Madrid 2.000.
Flaquer, L. (1998) El destino de la familia. Barcelona: Ariel
González, M. y Morgado, B. (2000) Diversidad familiar y escuela. Comunicación presentada en el II Congreso Internacional de Atención a la Diversidad. Murcia, 24-26 febrero.
Hetherington, E.M. Divorce: A Child´ s Perspective. American Psychologist, 1979, 34, 851. Hetherington, E. M. & Stanley- Hagan, M.M. (1995) Parenting in divorced and reamariaged families. En M.H. Borstein (comp) Handbook of Parenting. Vol***
Parke, R.D. El Papel del Padre. Ed. Morata SA, 1986.
Sariego, J. L., La figura del padre tras el divorcio. Artículo en prensa. 2000.
Sullerot, E., Quels Peres? Quels fils? Ed. Fayard, 1992.
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