José Rodríguez, 5 Feb 2020
Nadie es capaz de predecir con un 100% de seguridad si una pareja se va a divorciar o no.
Sin embargo, los científicos sociales sí que con capaces de predecir qué parejas son más susceptibles al divorcio. Estas comparten ciertos puntos en común - en la forma en la que se pelean y describen su relación, pero también en su nivel de educación y de empleo. A continuación te presentamos 12 factores que predicen el divorcio. Puedes identificarlos tanto en las películas como en el mundo real. Casarse cuanto todavía se es adolescente o después de los 32 años.
El mejor momento para casarse es cuando te sientes preparado, y cuando has encontrado a alguien con quien crees que puedes pasar el resto de tu vida. No fuerces nada - o lo pospongas - porque un estudio te lo haya dicho. Una vez dicho esto, las investigaciones sugieren que las parejas que se casan en la adolescencia o después de los 32 años tienen un mayor riesgo de divorcio que las parejas que tienen entre 20 y 30 años. El riesgo es especialmente alto para las parejas adolescentes. Tener un marido que no trabaja a tiempo completo.
Un estudio llevado a cabo por la universidad de Harvard en 2016 que fue publicado en la American Sociological Review sugiere que no son las finanzas de una pareja las que afectan a tus posibilidades de divorcio, sino la división del trabajo. Cuando la investigadora Alexandra Killewald observó los matrimonios heterosexuales que comenzaron después de 1975, esta descubrió que las parejas en las que el marido no tenía un trabajo a tiempo completo tenían un 3,3% de posibilidades de divorciarse al año siguiente, en comparación con el 2,5% entre las parejas en las que el marido sí tenía un trabajo a tiempo completo.
La situación laboral de las esposas, sin embargo, no afecta mucho a las posibilidades de divorcio.
No acabar secundaria.
No parece justo que las parejas que pasan más tiempo en el instituto tengan menos probabilidades de divorciarse. Sin embargo, eso es lo que la investigación sugiere. Un artículo publicado en la página web de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU. destaca un resultado de la Encuesta Longitudinal Nacional de la Juventud (1979), que examinó los patrones de matrimonio y divorcio de un grupo de jóvenes nacidos en la posguerra. El post dice: "La probabilidad de que un matrimonio acabara en divorcio era menor para las personas con más educación, ya que más de la mitad de los matrimonios de los que no terminaron secundaria acabaron divorciados en comparación con aproximadamente el 30% de los matrimonios de graduados universitarios". Esto puede estar relacionado con el hecho de que un menor nivel educativo suele estar asociado a unos ingresos más bajos, lo que a su vez predice una vida más estresante.
Mostrar desprecio por tu pareja .
John Gottman, psicólogo de la Universidad de Washington y fundador del Instituto Gottman, ha identificado 4 comportamientos de las parejas como los "cuatro jinetes del apocalipsis". Eso se debe a que predicen el divorcio con una exactitud aterradora. El 1º comportamiento es el desprecio o ver a tu pareja como algo inferior. Gottman llama a este comportamiento el "beso de la muerte" para una relación. Las críticas también pueden provocar el final de un matrimonio. Convertir un comportamiento en una declaración sobre el carácter de tu pareja puede llevar a una mayor inestabilidad. Estar a la defensiva o hacerse la víctima en situaciones difíciles también puede causar problemas. Por último, obstaculizar o bloquear la conversación entre tú y tu pareja es una receta para el desastre.
Ser demasiado cariñosos como recién casados.
Que no te apetezca estar abrazando y besando a tu pareja cuando estáis recién casados puede ser un problema. Sin embargo, el extremo opuesto tampoco es bueno. El psicólogo Ted Huston ha estado estudiando a 168 parejas durante 13 años desde el día de su boda. Huston y su equipo realizaron múltiples entrevistas a las parejas a lo largo del estudio. Según los resultados: "Como recién casados, las parejas que se divorciaron después de 7 o más años eran muy afectuosas, mostrando alrededor de un tercio más de afecto que los cónyuges que permanecieron casados felizmente durante más tiempo". Aviva Patz lo resumió así en Psychology Today: "Los cónyuges cuyos matrimonios comienzan en la felicidad romántica son particularmente propensos al divorcio debido a que mantener esa intensidad es muy difícil. Aunque no lo creas, los matrimonios que empiezan con menos 'romance de Hollywood' suelen tener un futuro más prometedor".
El estrés diario.
No subestimes el peso que el estrés puede tener en un matrimonio.
En un artículo publicado en 2007 en el Journal of Social and Personal Relationships se examinaron los factores que llevaron al divorcio en las parejas europeas y se descubrió que el estrés diario era una de las principales razones.
Experiencias aparentemente triviales como olvidar una cita o perder el autobús resultaron crear tensión entre los cónyuges. Los autores incluso descubrieron que "los participantes informaron de que el estrés diario era un desencadenante de divorcio más relevante que enamorarse de otra persona o la violencia".
Evitar los conflictos
Cuando tu pareja está intentando hablarte sobre algo difícil, ¿te callas? Si es así (o si tu pareja es culpable de ese comportamiento), no es una buena señal. Un estudio realizado en 2013 y publicado en el Journal of Marriage and Family descubrió que el comportamiento de "abstinencia" de los maridos predecía mayores tasas de divorcio. Esta conclusión se basó en las entrevistas de los investigadores con unas 350 parejas recién casadas. Mientras tanto, un estudio de 2014 publicado en la revista Communication Monographs sugiere que las parejas que siguen patrones de "demanda/retiro", es decir, que un miembro presiona al otro y recibe silencio a cambio, son menos felices en sus relaciones. Describir tu relación de manera negativa.
En 1992, Gottman y otros investigadores de la Universidad de Washington desarrollaron un procedimiento llamado "entrevista de historia oral", en el que piden a las parejas que hablen sobre diferentes aspectos de su relación. Tras analizar las conversaciones, los investigadores son capaces de predecir qué parejas van a divorciarse. Tener padres divorciados.
Las investigaciones demuestran que si tus padres se divorcian, tú también podrías seguir el mismo camino. Las estadísticas varían en esta teoría, pero un estudio de los investigadores Paul Amato y Danelle Deboer descubrió que si los padres de una mujer se divorciaban, sus probabilidades de divorciarse aumentaban en un 69%. El estudio también averiguó que si los padres de un esposo y una esposa se divorciaban, el riesgo de divorcio aumentaba en un 189%.
Trabajar como gerente de juegos, barman o asistente de vuelo.
Ciertas profesiones suelen estar asociadas a una mayor tasa de divorcios. Los trabajos con mayores tasas de divorcio son los gerentes de juegos, los barman y los asistentes de vuelo. Los trabajos con menores posibilidades de divorcio son los actuarios, los científicos físicos y los médicos y científicos de la vida.
Cuánto dinero ganas.
El dinero es un factor estresante común en la mayoría de las parejas casadas. De hecho, el dinero suele ser uno de los principales factores que suelen llevar al divorcio. Un estudio publicado en 2012 en el Family Relations Journal descubrió que "el dinero es el principal predictor de divorcio tanto para hombres como para mujeres". Sin embargo, mientras que muchos pueden pensar que no tener suficiente dinero suele provocar el divorcio, los estudios demuestran que las parejas con unos ingresos más altos tienen más probabilidades de separarse.
Los hijos.
El hecho de que una pareja tenga o no hijos puede influir en sus posibilidades de divorcio. En 2010, al menos el 66% de las parejas divorciadas en Estados Unidos informaron de que no tenían hijos, frente al 40% que sí los tienen. La ausencia de hijos también puede provocar tensión si uno de los cónyuges quiere tener hijos y el otro no.
Según el informe, las parejas que no están de acuerdo en querer tener hijos tienen el doble de probabilidades de acabar divorciadas.
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