lunes, 28 de enero de 2019

Los hijos no necesitan a sus padres juntos, los necesitan bien.


Una relación tóxica en casa puede afectar mucho más el bienestar psicológico y emocional de un niño, que una separación.
La Verdad, 26 de Enero 2019
Los hijos no necesitan a sus padres juntos, los necesitan bien. Se acabó el amor, no se entienden, no congenian o incluso no se soportan. Son diversas las razones por las cuales uno toma la decisión de separarse, pero cuando hay hijos de por medio, el proceso es más complicado.
Por lo general, la pareja sólo piensa en sí misma. Cada quien identifica qué es lo que le falta y qué es lo que necesita, pero ¿Qué pasa con los hijos? Es necesario hacerles entender que la culpa no es de ellos y que a pesar de que uno de los padres ya no estará en el hogar, no desaparecerá de su vida.
"Como madre, la idea más importante, el mantra de este nuevo periodo ha sido: los hijos no se divorcian. No hay que mezclar los hijos en los problemas de la pareja. Ni estando casados ni, menos aún, separados. Los que se divorcian -o se separan, en mi caso- son los padres. Y con la mayor cordialidad posible -si es posible, valga la redundancia-, porque cualquier conflicto aireado delante de los niños, les acaba salpicando. Aunque no queramos, lo harán suyo e, inevitablemente, se culpabilizan. La pareja se puede romper, pero lo que hay que transmitirles a los hijos es que la familia se ha transformado en otra cosa, pero su papá y su mamá seguirán siendo los mismos. 
A la pérdida de la estabilidad familiar no se puede sumar la pérdida de un padre o una madre. Para los niños es tan marcado el miedo a la pérdida que lo equiparan a la muerte. A la idea de que papá y mamá corren peligro de morirse", Testimonio de mujer en proceso de divorcio.
La mala relación de los padres afecta principalmente a los hijos.
La clave está en no hacer del divorcio un proceso más complicado. Entablar conversaciones y hacer acuerdos civilizados en los cuales ninguno se ofenda ni se maltrate. 
La imagen que se transmite al pequeño es fundamental.
Si la separación se logra de manera cordial y con el apoyo de ambos padres, en un ambiente sano y sin peleas, el niño sabrá enfrentar la situación. No será sencillo, pero tardará mucho menos en asimilar las cosas y existen muchas menos posibilidades de que se desarrolle algún trauma psicológico.
Por el contrario, cuando el niño ve peleas en casa, se presentan daños emocionales y psicológicos que afectan su comportamiento y actitud, por ejemplo: se vuelven más agresivos, introvertidos, depresivos, responden con gritos o se alteran fácilmente ante situaciones de estrés . Aprenden que la forma de resolver los problemas es a través de pleitos y discusiones.
Ser testigo de los pleitos de sus padres, afectará su comportamiento en el futuro.
Por lo tanto, además de mantener una vía de comunicación sana entre padres e hijos, es importante recordar que:
- No es sano transmitir la idea de que se debe de elegir entre 1 de los 2 padres.
- No es sano ni correcto hacer comentarios hirientes u ofensivos sobre el otro padre. Los problemas de pareja se deberán de quedar entre ustedes y no afectar la imagen que el niño tiene sobre su padre o madre.
- Se vale comenzar de nuevo y buscar un nuevo amor, pero es importante no presentar diferentes parejas de manera continua y frecuente al niño.

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