Lana y Leo, los perros por los que se pide la
custodia compartida.
Una joven demanda a su ex para
lograr la custodia compartida de sus 2 perros.
Los 2 canes están inscritos a nombre de su antiguo
compañero en el Registro de Animales de Compañía de Aragón.
P. P. G. Zaragoza 30/10/2016
Una joven estadounidense que reside en
Zaragoza no ve a sus perros desde el pasado 14 de marzo. Ese día, su expareja
se los llevó y desde entonces, según cuenta, no le deja verlos. 7 meses
después, su frustración ha llegado a tal extremo que C. M. O. está dispuesta a
ir a juicio para conseguir la custodia compartida de Lana y Leo (de raza cocker
y perro de agua, respectivamente). De hecho, sus abogados, Paula García
Fernández y Jesús Sancho Martín, presentaron el pasado viernes una demanda.
Ahora solo queda esperar a que sea admitida a trámite y que un juez se encargue
de dirimir la cuestión. Porque si las partes no alcanzan un acuerdo durante la
tramitación, habrá juicio.
El problema fundamental para esta mujer radica en que Lana y Leo están inscritos actualmente a nombre de su expareja en el Registro de Animales de Compañía de Aragón. Y como el Código Civil considera a las mascotas como ‘bienes’ y la pareja nunca contrajo matrimonio ni formalizó su relación en el registro de parejas estables, A. E. R., su expareja, ha dado por hecho que los perros son de su propiedad.
La pareja adoptó a Lana y Leo tras 5 años de relación y 1 de convivencia. A la hembra se la regaló él y al macho lo adoptaron a través de una protectora. Los 2 canes se inscribieron en un 1º momento a nombre de la demandante pues, según cuenta, fue ella la que manifestó un mayor interés por tener animales en casa. Pero luego los datos del registro se pusieron a nombre del varón.
En un momento dado, ella decidió poner fin la relación y durante casi 2 años mantuvieron una especie de custodia compartida. "Los teníamos 2 semanas cada uno y en vacaciones nos los turnábamos", explica.
El problema fundamental para esta mujer radica en que Lana y Leo están inscritos actualmente a nombre de su expareja en el Registro de Animales de Compañía de Aragón. Y como el Código Civil considera a las mascotas como ‘bienes’ y la pareja nunca contrajo matrimonio ni formalizó su relación en el registro de parejas estables, A. E. R., su expareja, ha dado por hecho que los perros son de su propiedad.
La pareja adoptó a Lana y Leo tras 5 años de relación y 1 de convivencia. A la hembra se la regaló él y al macho lo adoptaron a través de una protectora. Los 2 canes se inscribieron en un 1º momento a nombre de la demandante pues, según cuenta, fue ella la que manifestó un mayor interés por tener animales en casa. Pero luego los datos del registro se pusieron a nombre del varón.
En un momento dado, ella decidió poner fin la relación y durante casi 2 años mantuvieron una especie de custodia compartida. "Los teníamos 2 semanas cada uno y en vacaciones nos los turnábamos", explica.
Sin embargo, ese trato cordial se perdió y fue entonces cuando ella optó por
registrar los animales a nombre de él: "Como nos veíamos tanto, seguíamos
pensando que quizás podríamos arreglar la relación. A veces me hacía creer que
venía a recoger a los perros para verme a mí", explica. Por eso, dice, y a
raíz de una acalorada discusión, ella se "hartó" y decidió, "en
caliente", que lo mejor sería que él se quedase con los perros, siempre y
cuando le permitiese verlos de vez en cuando.
"El 14 de marzo le dice que le cedería la adopción de los perros", recuerda la demandante. Lo que ella no esperaba es que después él le impidiera seguir en contacto con Lana y Leo. Principalmente, porque ella nunca se lo había impedido a él cuando estaban registrados a su nombre. "Desde entonces no he conseguido verlos. Le escribí mensajes y me contestó que no me dejaría porque eran suyos", explica indignada. "Ahora, si tengo que ir a juicio para conseguir ver a mis perros, iré".
A los tribunales
Sus abogados enviaron al ahora demandado un burofax el día 20 de octubre. En el documento, se le informaba de que si no accedía a llegar a un acuerdo para regular la custodia de los perros y fijar un régimen de visitas, ella interpondría una demanda y exigiría la custodia compartida. Él no contestó.
En la demanda que se presentó el viernes, los abogados de la mujer solicitan al juzgado que declare la propiedad compartida de los perros y que dicte una custodia compartida que permita a cada propietario pasar 6 meses al año en compañía de Lana y Leo.
"En un principio yo no quería exigirle que me los devolviese ni que volviesen a estar a mi nombre, solo quería que me dejase verlos. Ahora ya, después de haberme negado las visitas y de hacérmelo pasar tan mal, exijo la custodia compartida", expone la demandante mientras hace hincapié en lo mal que está llevando el estar separada de sus mascotas.
En este sentido, la demanda hace referencia a una sentencia previa en la que la A.P. de Barcelona reconoce el daño que supondría a uno de los miembros de una pareja la privación de la compañía del animal. Esa sentencia señala además que dicha privación provocaría "sentimientos de tristeza, desasosiego, ansiedad y añoranza".
"El 14 de marzo le dice que le cedería la adopción de los perros", recuerda la demandante. Lo que ella no esperaba es que después él le impidiera seguir en contacto con Lana y Leo. Principalmente, porque ella nunca se lo había impedido a él cuando estaban registrados a su nombre. "Desde entonces no he conseguido verlos. Le escribí mensajes y me contestó que no me dejaría porque eran suyos", explica indignada. "Ahora, si tengo que ir a juicio para conseguir ver a mis perros, iré".
A los tribunales
Sus abogados enviaron al ahora demandado un burofax el día 20 de octubre. En el documento, se le informaba de que si no accedía a llegar a un acuerdo para regular la custodia de los perros y fijar un régimen de visitas, ella interpondría una demanda y exigiría la custodia compartida. Él no contestó.
En la demanda que se presentó el viernes, los abogados de la mujer solicitan al juzgado que declare la propiedad compartida de los perros y que dicte una custodia compartida que permita a cada propietario pasar 6 meses al año en compañía de Lana y Leo.
"En un principio yo no quería exigirle que me los devolviese ni que volviesen a estar a mi nombre, solo quería que me dejase verlos. Ahora ya, después de haberme negado las visitas y de hacérmelo pasar tan mal, exijo la custodia compartida", expone la demandante mientras hace hincapié en lo mal que está llevando el estar separada de sus mascotas.
En este sentido, la demanda hace referencia a una sentencia previa en la que la A.P. de Barcelona reconoce el daño que supondría a uno de los miembros de una pareja la privación de la compañía del animal. Esa sentencia señala además que dicha privación provocaría "sentimientos de tristeza, desasosiego, ansiedad y añoranza".
¿Quién piensa en los perros?
La demandante señala también otro punto a tener en cuenta: "Si él los quisiese tanto como dice, sabría que los perros también me quieren a mí y necesitan verme".
Olga García, coordinadora de Pacma-Aragón, asegura haber escuchado de otros casos en la Comunidad en los que el miembro de la pareja que consta como propietario en el registro se queda con el animal al finalizar la relación. "Se utiliza al perro para hacer daño a la otra persona sin tener en cuenta las necesidades emocionales del perro", critica García. Por eso, las organizaciones animalistas piden que el Código Civil deje de considerar a las mascotas como ‘bienes materiales’ a repartir tras una separación y reconozca su condición de "individuo con derechos, sentimientos y capacidad de sufrir".
La demandante señala también otro punto a tener en cuenta: "Si él los quisiese tanto como dice, sabría que los perros también me quieren a mí y necesitan verme".
Olga García, coordinadora de Pacma-Aragón, asegura haber escuchado de otros casos en la Comunidad en los que el miembro de la pareja que consta como propietario en el registro se queda con el animal al finalizar la relación. "Se utiliza al perro para hacer daño a la otra persona sin tener en cuenta las necesidades emocionales del perro", critica García. Por eso, las organizaciones animalistas piden que el Código Civil deje de considerar a las mascotas como ‘bienes materiales’ a repartir tras una separación y reconozca su condición de "individuo con derechos, sentimientos y capacidad de sufrir".
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