Javier Maroto, en la apertura de la escuela de verano del
Partido Popular en Lloret de Mar.
© Gtresonline
Javier Maroto y José Manuel Rodríguez ya son marido y
marido.
Por Paloma Rando | 18 de septiembre de 2015 /
22 de junio de 1981
El Congreso de los Diputados aprueba la
ley del divorcio. El proyecto de ley fue aprobado meses antes, el 8
de abril, por 102 votos a favor, 22 votos en contra y 117 abstenciones, que
fueron fruto de la decisión de algunos miembros de UCD de abstenerse en lugar
de seguir presentando enmiendas a un proyecto de ley contra el que finalmente
no iban a poder hacer nada. Por aquel entonces, Alianza Popular se oponía
a la aprobación del divorcio. Llevaba manifestando su oposición desde 1978, cuando se opuso a que la Constitución
permitiera que se pudiera aprobar en el futuro una ley al respecto.
Fraga, declaró el 12 de febrero de 1981 “no es la hora
de leyes estridentes, como la del divorcio”. Las estridencias, sin embargo,
no vinieron en forma de leyes como preconizó el secretario general de AP, sino
del intento de golpe de Estado, que tuvo lugar solo 9 días después. Francisco
Álvarez Cascos, por entonces concejal del ayuntamiento de Gijón y diputado en
Asturias, escribió: "El Estado debe tener un código ético que es defender
la familia indivisible, y luego debe arbitrar medidas para resolver esas
otras situaciones. Contra lo que estoy es contra la forma de divorcio aprobada
en España”.
30 de junio de 2005
El Congreso de los Diputados aprueba el
matrimonio homosexual, esto es, aprueba la modificación
pertinente del Código Civil para permitir que las parejas del mismo sexo
pudieran contraer matrimonio (y obtuvieran así todos los derechos y deberes que
se derivan de este). El resultado de la votación fue el siguiente: 187
votos a favor, 147 votos en contra (del PP, salvo Celia Villalobos que votó a
favor, y Unió Democrática de Catalunya) y 4 abstenciones.
9 de abril de 2006
Tiene lugar la 1ª boda de un
miembro homosexual del PP. José Araújo,
concejal de cultura en Orense, contrajo matrimonio con su novio. Al enlace
acudió la plana mayor del PP gallego, con Núñez Feijóo a la cabeza. En la
ceremonia sonó un bolero de Moncho Borrajo titulado Cuando
dicen que el amor es pecado.
18 de septiembre de 2015
Javier Maroto, vicesecretario sectorial del PP, se casa
con su noviodetodalavida José Manuel Rodríguez. El amor en ciertos
sectores del PP ya no es pecado. Y eso, más allá de ironías, sarcasmos e
incoherencias, es una buena noticia por varios motivos.
1º. –una perogrullada– porque cuando se aprobó el matrimonio homosexual fue aplicable al conjunto de los españoles y por tanto con la suficiente generosidad como para que pudieran acogerse a ella incluso aquellos que, no sólo no lucharon por la causa homosexual, sino que intentaron bloquearla y los que los apoyan. Algunos se llevarán las manos a la cabeza: ¿cómo que bloquear? ¡Si solo querían cambiarle el nombre! Volvamos a las palabras de Álvarez Cascos: no es que no esté de acuerdo con el divorcio, es que no estoy de acuerdo con ese divorcio. No es que no estuvieran de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, es que no estaban de acuerdo con ese matrimonio entre personas del mismo sexo. Obviamente nadie iba a decir: No creo que los homosexuales deban poder casarse, así que haré todo lo que esté en mi mano para que no sean tratados iguales.
1º. –una perogrullada– porque cuando se aprobó el matrimonio homosexual fue aplicable al conjunto de los españoles y por tanto con la suficiente generosidad como para que pudieran acogerse a ella incluso aquellos que, no sólo no lucharon por la causa homosexual, sino que intentaron bloquearla y los que los apoyan. Algunos se llevarán las manos a la cabeza: ¿cómo que bloquear? ¡Si solo querían cambiarle el nombre! Volvamos a las palabras de Álvarez Cascos: no es que no esté de acuerdo con el divorcio, es que no estoy de acuerdo con ese divorcio. No es que no estuvieran de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, es que no estaban de acuerdo con ese matrimonio entre personas del mismo sexo. Obviamente nadie iba a decir: No creo que los homosexuales deban poder casarse, así que haré todo lo que esté en mi mano para que no sean tratados iguales.
Fraga, declaró el 12 de febrero de 1981 “no es la hora de
leyes estridentes, como la del divorcio”.
2.- porque el hecho de que un alto dirigente del PP
se case con otro hombre y el presidente del gobierno acuda a su boda le da a
todo un matiz diferente. Como si de alguna manera se estuvieran retractando,
eso sí, por la puerta de atrás. Como si la ceremonia la presidiera un cartel
que dijera la frase del rey emérito “Lo siento, nos hemos equivocado, no
volverá a ocurrir”.
En las invitaciones de boda: “Lo siento, nos hemos
equivocado, no volverá a ocurrir”. En los brindis que tendrán lugar en el
restaurante el caserón, acompañados de algún ¡Vivan los novios!: “Lo siento,
nos hemos equivocado, no volverá a ocurrir”.
3.- porque conviene recordar que a pesar de que aún
hay una gran cantidad de dirigentes políticos de nuevas generaciones en el
armario, ese no es un lugar agradable para nadie. Vote a quien vote,
viva donde viva, crea en lo que crea. Y que cada vez lo tengan más fácil para
vivir su sexualidad y afectividad con cotidianidad aquellos que tienen cerca a
quienes creen que los homosexuales, por razón de nuestra orientación, somos personas
de 2ª es una victoria para todos.
Es ley de vida. Los partidos políticos conservadores
tienden a rendirse a la evidencia de las ventajas para todos (ellos incluidos)
que supone la igualdad de derechos a hechos consumados: ni el divorcio ha
traído una Guerra Mundial Z, ni el matrimonio homosexual ha traído una Guerra
Mundial Marica.
Ojalá dentro de poco lo único que nos preocupe de las bodas
de políticos sea que no tengan una lista de invitados como la de la hija de
Aznar.
2 de Febrero de 2015
Moncho Borrajo, ya citado arriba, publica una carta en su
Facebook criticando a Pablo Iglesias. Como respuesta, la turba furiosa 2.0
empieza a llamarle "fascista" y “maricón”. Cabe sospechar que
cuando le llamaban “maricón” no lo usaban como interjección (“Maricón, qué frío
hace”), ni como distintivo fuera de connotación negativa, solo como ejemplo
inconsciente de que formar parte de una ideología aparentemente progresista no
le exime a uno de pecar de homófobo.
Junio de 2015
Cuando Javier Maroto deja de ser alcalde de Vitoria es
despedido en las calles por sus detractores a gritos de “¡Fascista!” y
“¡Maricón!”. Cabe sospechar que tampoco se trataba de una interjección. Ay,
maricón*.
*Por supuesto, se trata de una
interjección. De desazón.
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