Desde que en el año 1981 se aprobara en España la Ley del Divorcio,
muchas parejas se han quedado en el camino. Según los últimos registros
del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número total de
nulidades, separaciones y divorcios en 2013 fue de 100.437. En 2012 de
110.764. La cifra más alta hasta entonces, se dio en el año 2006 con más de 145.000 rupturas.
Pero no todos los procesos han sido iguales ni han tenido las mismas
consecuencias para la pareja ni para los hijos, en el caso de que
hubieran. ¿Cuándo es más difícil una ruptura?
Algunas separaciones son complicadas, violentas y agresivas, como la que están protagonizando el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar y Natalia de la Nuez -según han reconocido ambos- y otras, en cambio, transcurren sin ruidos sabiendo el valor que ha tenido la persona que ha pasado un tiempo en tu vida. Pero no es fácil.
"En líneas generales, un proceso de divorcio es más complicado cuando ha habido muchos conflictos en la pareja y, sobre todo, cuando ha fallado la comunicación o bien ha habido un silencio conflictivo", asegura a EL MUNDO Rosa Collado Carrascosa, especialista en sexología y psicoterapia integradora del centro Álava Reyes de Madrid. (...)
Una ruptura sentimental supone uno de los cambios más importantes para una persona, sean cuales sean los motivos de ruptura y a pesar de lo feliz o no que se haya sido en el tiempo que ha durado la relación, incluso si la ruptura ha sido de mutuo acuerdo. Tanto si hay acuerdo para terminar con la historia, como para quien deja la relación o es dejado. Todos pasan por un proceso de duelo que, según los manuales, tiene al menos 4 fases: Una 1ª de negación (esto no me está pasando a mí), una 2ª de rabia, una 3ª de dolor y tristeza y, finalmente, una de aceptación y asimilación de todo lo ocurrido.
"Las personas tienen que reorientar de nuevo su vida y en ese camino surgen muchos miedos e inseguridades. A veces, incluso existen problemas de ansiedad y depresiones que es necesario tratar para que no se prologuen en el tiempo. Pero el sentimiento de tristeza, por regla general, siempre está presente en este cambio", afirma Collado. Además, según añade la psicóloga Patricia Ramírez Loeffler, el dolor de la ruptura no es proporcional a los años de relación, sino que tiene ver con otros factores como por ejemplo, el grado de enamoramiento, complicidad o adoración hacia la otra persona.
Pero a pesar de lo malo, un divorcio se puede hacer de forma que resulte lo más saludable y positivo para ambos miembros de la pareja, "o al menos intentarlo", dice Collado. Sólo hay que tener en cuenta algunas claves. Las más importantes como el respeto y una buena comunicación.
Claves para facilitar el proceso.
Para Patricia Ramírez, el 1º paso está en aceptar que la otra persona ya no quiere estar con nosotros. Hay que pasar página. Es importante tomar distancia porque es el momento de que cada uno aprenda a vivir solo. Hay que respetar la decisión del otro, sin amenazas ni chantajes. Y nunca utilizar a los hijos como arma de chantaje, porque eso sólo traería más problemas.
Del mismo modo, añade Ramírez, hay que facilitar a la persona que se va de casa que pueda recoger sus cosas de forma tranquila, y formalizar cuanto antes los papeles. De nada sirve, alargar la espera. "Si quieres descansar y cerrar la carpeta, desea lo mejor al otro y piensa que a veces las cosas pasan por algo. Igual algún día tienes que agradecer esa ruptura por haber encontrado después a una persona maravillosa", afirma esta experta.
Otra de las opciones que puede facilitar el proceso es contar con un abogado común o incluso un psicólogo que oriente a la pareja en todo el proceso facilita mucho el divorcio. "Buscar ayuda siempre es importante", dice Collado.
"Lo crucial es aprender a comunicarse, escuchar y desear lo mejor para todos", señala Sierra. La comunicación ha de ser eficiente y efectiva, ser claros y no dejar nada por supuesto. A veces, el sentido del humor es un buen aliado para poder sobrellevar mejor esta carga. Al final, los resentimientos y las venganzas no valen de nada.
Cuando hay niños.
Si hay niños, hay que tenerles presentes en todo momento y tomar las decisiones pensando en facilitarles las cosas en todo lo que se pueda. "Aunque estemos muy enfadados con la ex pareja, siguen siendo padres o madres de nuestros hijos y ellos tienen derecho a tener el afecto de ambos", afirma Sierra. Por ello, es necesario tener en cuenta otra serie de consejos y/o recomendaciones aparte de las anteriores.
La especialista Rosa Collado señala las siguientes indicaciones:
1- No mentirles ni sobreprotegerles. Es mejor no ocultarles la realidad.
2- Informarles con el lenguaje adecuado a su edad, de lo que es una separación y lo que significa que sus padres ya no estén juntos.
3- Dejar que expresen sus emociones, que no las tapen ni las se las nieguen sino ayudarles a que las expresen de la forma que quieran y escucharles en todo momento.
4- Mantener la rutina. Aunque la estructura familiar cambie, es importante que los niños mantengan sus hábitos diarios, sus rutinas y actividades.
5- Darles mucha atención y cariño porque a veces los niños se sienten culpables de lo que ha pasado.
Por ello, es fundamental repetirles que las decisiones que toman los adultos nada tienen que ver con ellos, que son precisamente eso: decisiones de adultos.
6. No atacar ni desvalorizar al otro miembros de la pareja delante de los pequeños, sino favorecer el entendimiento y acercamiento hacia él o ella.
7. Resolver todas las dudas que puedan tener.
Algunas separaciones son complicadas, violentas y agresivas, como la que están protagonizando el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar y Natalia de la Nuez -según han reconocido ambos- y otras, en cambio, transcurren sin ruidos sabiendo el valor que ha tenido la persona que ha pasado un tiempo en tu vida. Pero no es fácil.
"En líneas generales, un proceso de divorcio es más complicado cuando ha habido muchos conflictos en la pareja y, sobre todo, cuando ha fallado la comunicación o bien ha habido un silencio conflictivo", asegura a EL MUNDO Rosa Collado Carrascosa, especialista en sexología y psicoterapia integradora del centro Álava Reyes de Madrid. (...)
Una ruptura sentimental supone uno de los cambios más importantes para una persona, sean cuales sean los motivos de ruptura y a pesar de lo feliz o no que se haya sido en el tiempo que ha durado la relación, incluso si la ruptura ha sido de mutuo acuerdo. Tanto si hay acuerdo para terminar con la historia, como para quien deja la relación o es dejado. Todos pasan por un proceso de duelo que, según los manuales, tiene al menos 4 fases: Una 1ª de negación (esto no me está pasando a mí), una 2ª de rabia, una 3ª de dolor y tristeza y, finalmente, una de aceptación y asimilación de todo lo ocurrido.
"Las personas tienen que reorientar de nuevo su vida y en ese camino surgen muchos miedos e inseguridades. A veces, incluso existen problemas de ansiedad y depresiones que es necesario tratar para que no se prologuen en el tiempo. Pero el sentimiento de tristeza, por regla general, siempre está presente en este cambio", afirma Collado. Además, según añade la psicóloga Patricia Ramírez Loeffler, el dolor de la ruptura no es proporcional a los años de relación, sino que tiene ver con otros factores como por ejemplo, el grado de enamoramiento, complicidad o adoración hacia la otra persona.
Pero a pesar de lo malo, un divorcio se puede hacer de forma que resulte lo más saludable y positivo para ambos miembros de la pareja, "o al menos intentarlo", dice Collado. Sólo hay que tener en cuenta algunas claves. Las más importantes como el respeto y una buena comunicación.
Claves para facilitar el proceso.
Para Patricia Ramírez, el 1º paso está en aceptar que la otra persona ya no quiere estar con nosotros. Hay que pasar página. Es importante tomar distancia porque es el momento de que cada uno aprenda a vivir solo. Hay que respetar la decisión del otro, sin amenazas ni chantajes. Y nunca utilizar a los hijos como arma de chantaje, porque eso sólo traería más problemas.
Del mismo modo, añade Ramírez, hay que facilitar a la persona que se va de casa que pueda recoger sus cosas de forma tranquila, y formalizar cuanto antes los papeles. De nada sirve, alargar la espera. "Si quieres descansar y cerrar la carpeta, desea lo mejor al otro y piensa que a veces las cosas pasan por algo. Igual algún día tienes que agradecer esa ruptura por haber encontrado después a una persona maravillosa", afirma esta experta.
Otra de las opciones que puede facilitar el proceso es contar con un abogado común o incluso un psicólogo que oriente a la pareja en todo el proceso facilita mucho el divorcio. "Buscar ayuda siempre es importante", dice Collado.
"Lo crucial es aprender a comunicarse, escuchar y desear lo mejor para todos", señala Sierra. La comunicación ha de ser eficiente y efectiva, ser claros y no dejar nada por supuesto. A veces, el sentido del humor es un buen aliado para poder sobrellevar mejor esta carga. Al final, los resentimientos y las venganzas no valen de nada.
Cuando hay niños.
Si hay niños, hay que tenerles presentes en todo momento y tomar las decisiones pensando en facilitarles las cosas en todo lo que se pueda. "Aunque estemos muy enfadados con la ex pareja, siguen siendo padres o madres de nuestros hijos y ellos tienen derecho a tener el afecto de ambos", afirma Sierra. Por ello, es necesario tener en cuenta otra serie de consejos y/o recomendaciones aparte de las anteriores.
La especialista Rosa Collado señala las siguientes indicaciones:
1- No mentirles ni sobreprotegerles. Es mejor no ocultarles la realidad.
2- Informarles con el lenguaje adecuado a su edad, de lo que es una separación y lo que significa que sus padres ya no estén juntos.
3- Dejar que expresen sus emociones, que no las tapen ni las se las nieguen sino ayudarles a que las expresen de la forma que quieran y escucharles en todo momento.
4- Mantener la rutina. Aunque la estructura familiar cambie, es importante que los niños mantengan sus hábitos diarios, sus rutinas y actividades.
5- Darles mucha atención y cariño porque a veces los niños se sienten culpables de lo que ha pasado.
Por ello, es fundamental repetirles que las decisiones que toman los adultos nada tienen que ver con ellos, que son precisamente eso: decisiones de adultos.
6. No atacar ni desvalorizar al otro miembros de la pareja delante de los pequeños, sino favorecer el entendimiento y acercamiento hacia él o ella.
7. Resolver todas las dudas que puedan tener.
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