Para que
un divorcio no se complique, lo idóneo es que sea de mutuo acuerdo y
que los 2 cónyuges hayan analizado y pactado de antemano cómo lo
efectuarán.
Por BLANCA ÁLVAREZ/22 de diciembre de 2014
Las demandas de disolución matrimonial y divorcio van en aumento, según los últimos datos proporcionados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Tal como indica el informe, las demandas de divorcio -tanto de mutuo acuerdo como contenciosos- registradas en España entre el 1 de julio y el 30 de septiembre de 2014 fueron 27.266, frente a las 24.236 del mismo periodo de 2013 (un 12,5 %). No siempre es sencillo disolver el matrimonio, pero como se indica en este reportaje, hay factores que pueden hacer que sea un proceso rápido y menos traumático, entre los que destacan la actitud de los cónyuges y su capacidad para pactar sin acritud todo lo respectivo a los hijos y los bienes.
El amor no siempre dura toda la vida. Al menos, si se tiene en cuenta el aumento de las rupturas matrimoniales, que cada año son más en España. Crece la solicitud de divorcios, que en nuestro país pueden ser divorcios de mutuo acuerdo (solicitado y aceptado por los 2 cónyuges o por 1 con el consentimiento del otro) o contenciosos (si lo pide 1 de los cónyuges unilateralmente). La postura madura y sin rencor de los cónyuges ante la separación legal -el mutuo acuerdo- facilita y agiliza los trámites, a la vez que permite obtener un nuevo estado civil sin problemas añadidos al dolor de un fracaso y una ruptura.
En España, para iniciar los trámites de divorcio, deben haber transcurrido tres meses desde que se contrajo matrimonio. Aunque, como para toda regla, hay excepciones. Así, no es preciso esperar este tiempo si se acredita la existencia de riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o libertad e indemnidad sexual del cónyuge que solicita la separación o de los hijos.
Para lograr obtener un divorcio de manera sencilla, es preciso seguir los siguientes pasos:
-
Diálogo profundo de la situación entre los cónyuges.
Antes de tomar una decisión definitiva, casi todo el mundo trata de
mejorar la situación de todas las formas posibles. La pareja debe tener
comunicación y, si ambos lo desean, intentar reconducir la relación y
atajar los problemas. Si se ha intentado, pero no se ve posible que
funcione, no hay que dar más vueltas, sino que sin dilación se debe
poner sobre la mesa -y dialogar juntos- la necesidad de un divorcio.
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Decidir qué se desea respecto a la custodia de los hijos,
si los hay, y el tiempo que se va a estar con ellos. Las parejas deben
ser muy cuidadosas respecto a los niños, que serán quienes más se vean
afectados por pasar menos tiempo con uno de sus progenitores. Hay que ser realistas y tener en cuenta el tiempo que de verdad se podrá estar a cargo de los hijos.
La custodia compartida es una opción excelente, pero cada caso concreto
requerirá soluciones diferentes. Sea cual sea la opción escogida, debe
hacerse pensando en el bienestar de los hijos.
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Analizar las cuentas, bienes y deudas comunes. Hay que
revisar todo antes de recurrir al servicio de un abogado e intentar
llegar a acuerdos previos al respecto. Tener aclarado lo más posible qué
pasará con los bienes es esencial para que el proceso sea ágil.
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Acudir a un abogado. La documentación que se necesita para formalizar el trámite de divorcio es la siguiente:
- Certificado de matrimonio.
- Certificado de nacimiento de los hijos, si los hay.
- Documentos que acrediten la situación patrimonial de la familia (declaraciones de la renta...).
- Si el divorcio es de común acuerdo, llevar una propuesta del convenio regulador entre las partes. Es decir, qué se tiene pensado respecto al uso de la vivienda, reparto de bienes, relaciones con los hijos -visitas-, liquidación del régimen económico del matrimonio, pensión... Los profesionales aconsejarán, tras estudiarlo, qué es lo más justo y viable.
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Presentar la documentación en el juzgado. Cuando los
abogados de ambos cónyuges (o común) hayan presentado todos los
documentos, se cita a las partes para que acudan ante el juez y
ratifiquen el convenio. Debe estar firmado por los 2 y, si uno no
comparece, se archiva el proceso de divorcio de mutuo acuerdo.
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Traslado del convenio al Ministerio Fiscal, donde deben confirmar que no habrá ningún perjuicio para el menor.
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Recibo de la sentencia en la que se aprueba el convenio
regulador, se establece la disolución del vínculo matrimonial y se
devuelve la documentación aportada.
Si la sentencia no aprueba todos los puntos del convenio, se puede presentar uno nuevo en el plazo de 10 días. Si en el plazo de 20 días ninguna de las partes recurre, la sentencia será firme.
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Inscribir el nuevo estado en el Registro Civil. Con la inscripción, el estado civil queda modificado.
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