http://www.aceprensa.com/articles/para-los-hijos-el-divorcio-es-peor-que-la-orfandad/
Para los hijos, el divorcio es peor que la orfandad.
ACEPRENSA 12.ABR.1995.
Amplio estudio presentado en el congreso anual de los psicólogos británicos.
Los hijos de divorciados tienen:
1.- menos éxito en los estudios,
2.- presentan más problemas de comportamiento,
3.- obtienen peores empleos y
4.- se divorcian en mayor proporción que los demás, según un estudio dirigido por el Dr. Martin Richards, del Centro de Investigaciones Familiares de la Universidad de Cambridge.
Richards presentó estas conclusiones en el congreso anual de la Real Sociedad Británica de Psicología, celebrado la semana pasada en la Universidad de Warwick.
Su amplio y prolongado estudio, del que se dieron a conocer algunos resultados hace ya 2 años, coincide con otros similares.
Esta investigación tiene especial valor por basarse en la observación de 17.000 británicos nacidos en una misma semana de marzo de 1958, a los que se ha seguido hasta hoy.
Se ha podido así examinar las diferencias entre aquellos cuyos padres se divorciaron y los otros.
Los hijos de divorciados tienen un índice mayor de fracaso escolar: de ellos, la mitad de las chicas y un tercio de los chicos no terminan la enseñanza secundaria.
Acceden a la universidad en una proporción que es la mitad de la registrada en los otros.
El porcentaje de los que cohabitan antes de los 21 años es 4,5 veces mayor, así como el de los que se divorcian.
Según Richards, todo eso es consecuencia de las dificultades psicológicas que el divorcio causa en los hijos. Sale perjudicada la confianza que tienen en sí mismos.
Entre otros factores, a esto contribuye particularmente: la ausencia del padre, al que los hijos dejan casi por completo de ver en la mitad de los casos.
Desde el punto de vista de las secuelas psicológicas, concluye Richards, para un niño el divorcio de los padres es más perjudicial que quedar huérfano.
Las consecuencias del divorcio son más graves en las chicas.
Por edades, sufren más quienes ven separarse a los padres cuando tienen 12-15 años, seguidos de los que experimentan la ruptura antes de los 6 años.
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