lunes, 9 de febrero de 2009

Sexo y género según la RAE

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9/2/2009 EL TURNO
Sexo y género según la RAE

GEMMA Lienas
Leo una entrevista a José Manuel Blecua, secretario de la Real Academia Española (RAE), muy satisfecho con la actualización constante del vocabulario normativo.
Aunque, dice, la RAE no admite ciertos cambios.

Cito textualmente: "A pesar de que el género ha sumado acepciones (género humano, género bobo), continúa sin tener académicamente el sentido de sexo".

Me deja pasmada, no porque la RAE no admita la palabra género--eso forma parte de una mirada androcéntrica sobre el mundo--, sino porque él, y tal vez sus colegas, ignoran que sexo y género son palabras con significados distintos y ambas necesarias.

Señores y señoras (aunque solo sean 4) académicos, puntualicemos.
El sexo es biológico y nos determina como hombres o como mujeres.
El sexo es ahora igual que hace mil años.
El género, no obstante, es una construcción cultural y cambia en función de épocas y culturas.

Fue por razones de género que Simone de Beauvoir pudo decir: "On ne naŒt pas femme; on le devient" (no se nace mujer, sino que se llega a serlo).
Para ponerles algún ejemplo, cuando Jean Jacques Rousseau, en 1762, propugnaba una educación para los niños y otra distinta para las niñas, más dotadas, según él, para bordar que para aprender a leer y a escribir, estaba condicionado por la forma en que la sociedad entendía lo que era ser mujer y que, equivocadamente, atribuía a la biología femenina.

Dicho de otra manera: no eran los ovarios los que impedían a las niñas acceder a la educación, sino la manera como la sociedad quería que fueran.
Y, si no, hagan la prueba: pregunten a sus hijas si sus óvulos las impelen a bordar ahora en el siglo XXI. Verán qué hartón de reír.

Podría poner ejemplos hasta aburrirles para que pudieran comprobar que se aprende a ser mujer y, también, se aprende a ser hombre.
¿Recuerdan aquello de los hombres no lloran? Pues, de esta y de maneras parecidas se construye la masculinidad, es decir, el género en el caso de los hombres.
Y es insólito que no se acepte la palabra género con este sentido cuando en el Estado casi todas las universidades tienen cátedras de género.

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