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Cada día 21 niños se convierten en hijos de divorciados en Galicia.
15.06.2008
Todavía no llegan al 1% los padres separados que posean la custodia compartida de los menores. Los colectivos afectados reivindican que esta fórmula sea la adoptada por los jueces de forma preferente cuando no hay acuerdo entre los progenitores.
MÓNICA NOGUEIRA • SANTIAGO
El club de hijos de divorciados ya empieza a estar saturado en la sociedad de comienzos del siglo XXI.
Más de 110.000 menores se suman cada año en España a este colectivo, al que no le queda más opción que habituarse a una vida sin uno de sus progenitores, o vivirla a caballo entre los dos mundos, que padre y madre construyen tras los muros de ambas casas.
En Galicia se repite la tendencia.
Según las últimas cifras actualizadas de las que dispone el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2006 se divorciaron en esta comunidad 7.522 parejas –una cifra muy superior a la años anteriores y resultado de la aplicación de la conocida como Ley de Divorcio Exprés, que evita el trámite previo de separación–.
Teniendo en cuenta que la tasa de fecundidad es del 1,03, la cifra de nuevos hijos de divorciados del año de referencia ascendería a 7.748, lo que significaría una media de 21 menores afectados por la ruptura matrimonial cada día.
Aunque el proceso de divorcio afecta a la pareja, la realidad es que los hijos en el 97% de los casos se ven obligados, a su vez, a separarse de uno de sus progenitores, en la mayoría de los casos de sus padres.
Solo el 3%, a nivel nacional, de los divorcios terminan en una sentencia de custodia compartida, y no llegan al 1% en el caso de Galicia.
Pero, ¿por qué no se generaliza el reparto de la custodia entre ambas partes?
El régimen de guardia y custodia de los hijos tras la ruptura matrimonial está regulado en España por el artículo 92 del Código Civil, en el que se prevé que el juez, con el informe del fiscal, siempre avalará el acuerdo al que lleguen los padres, a no ser que perjudique a los menores.
Si no hay acuerdo, y esto sucede en un alto porcentaje de los casos, el juez decide y el Código Civil prevé que "excepcionalmente" se otorgue la custodia compartida cuando lo pida algún progenitor y siempre que el fiscal esté de acuerdo y así lo haga constar en el preceptivo informe.
Así, la batalla de los colectivos afectados es que el criterio cambie y la custodia compartida se aplique "preferentemente".
ACTUALIZACIÓN DE LAS LEYES
Cataluña en la vanguardia
La Generalitat de Cataluña está a punto de aprobar el anteproyecto de ley de Código de Familia en el que se establece que los jueces han de otorgar de manera preferente la custodia compartida de los hijos cuando sus padres se separen o divorcien y no haya acuerdo.
La medida, que será novedosa y única en España, llega con retraso respecto a otros países.
No solo Francia, Estados Unidos, Canadá o Italia ya hace tiempo que la han implantado, sino que Brasil también ha entrado en este club.
El Gobierno catalán desarrollará esta nueva norma al amparo del Derecho Civil propio de esta comunidad.
Por su parte, Galicia, igual que Cataluña, Aragón, Baleares, Navarra y País Vasco, tiene Derecho Civil propio, lo que le permite legislar sobre ciertas materias, como esta en particular.
CONFLICTO.
Pais e Nais separados vs. feministas.
"Nos separamos de nuestras parejas, ¡no queremos que nos separen de nuestros hijos! Custodia compartida ya".
Este es el grito de guerra que no se cansan de lanzar a los cuatro vientos desde la Asociación Galega de Pais e Nais Separados. Su presidente, Antonio Díaz, considera que es hora de actuar y acabar con la actual situación que llegada la ruptura de la pareja, a los padres "nos eliminan de la vida de nuestros hijos".
Díaz tiene claro que lo ideal sería que en España se aplicara la legislación, por ejemplo, francesa, donde en caso de desacuerdo entre los padres, el juez decreta la custodia compartida.
Así, aplaude la iniciativa de Cataluña, y afirma que a pesar de que el departamento de Igualdade de la Xunta es proclive a que los cónyuges tengan la custodia compartida, no da pasos hacia delante en este sentido debido a "la presión que ejercen los grupos feministas", en su contra.
Antonio Díaz destaca que es paradójico que las feministas, las "mismas" que piden "la igualdad, después se la nieguen a los padres".
PROTAGONISTAS
Teresa, administrativa compostelana: "Sacar los hijos a una madre es injusto"
"Los niños me necesitan y yo no puedo vivir sin ellos", repite constantemente Teresa, un nombre figurado para preservar su intimidad.
Esta compostelana, que no llega a los 40 años, todavía no alcanza a comprender, casi un año después de perder la custodia de sus dos hijos, cómo ha sido posible llegar a esta situación.
Tras 12 años de feliz convivencia, "de la noche a la mañana, mi marido dijo que hacía las maletas y se marchaba con su verdadero amor".
Entonces su mundo se "vino abajo". Sin embargo, sacó fuerzas de flaqueza cuando se dio cuenta de que "los abrazos de mis dos pequeños eran suficientes para seguir adelante", pero "estaba equivocada", se lamenta.
La "guerra" por la custodia no tardó en llegar y el "dinero todo lo puede", piensa Teresa.
"Mi ex marido estuvo muy bien asesorado, yo cometí algunos fallos y mi abogada prácticamente me dejó en la indefensión. Perdí a los niños, pero ahora sigo luchando y espero ganar", concluye esperanzada.
Enrique, empresario coruñés: "No soporto la falta de mis pequeños".Enrique se lo veía venir. La relación de pareja hacía mucho tiempo que no era la del principio y "aunque intenté hablar de ello en muchas ocasiones, la respuesta siempre era la misma: son cosas tuyas".
Ella cada vez hacía más su vida, "al margen de mí y de los niños, así que yo me tuve que emplearme también en el papel de madre".
Pasó un tiempo, el fatídico día llegó y "mi mujer me dijo que lo nuestro se acabó".
Yo hice lo que me pidió: "cogí mi ropa y me fui a casa de mis padres, que por fortuna se volcaron conmigo".
Así cometí "mi gran error, porque ella me acusó de abandono del hogar y su versión ganó", admite resignado en ese momento.
Hoy Enrique no está dispuesto a seguir viviendo sin sus hijos, porque "no soporto la falta de mis pequeños". "Ahora voy a por todas", advierte, ya inmiscuido en un nuevo proceso legal mediante el que confía en lograr, "al menos, la custodia compartida. Es lo mínimo que merezco. No quiero perderme la infancia de mis niños".
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