Estamos acostumbrados a pensar que el bienestar físico, mental y emocional es algo a lo que aspirar. Pero, ¿en verdad tiene un componente hereditario?.
E. Z., 14/11/2020
Todo el mundo la busca y poca gente la encuentra de verdad. La promesa de la felicidad bien puede ser el recurso publicitario más explotado, un manual de autoayuda que de poco o nada sirve o una aspiración personal y colectiva que resume las 3 grandes cualidades que todo el mundo aspira a poseer al menos 1 vez en la vida: salud, dinero y amor.
Sin embargo, descubrimos que muchas personas tienen una mayor facilidad para encontrar ese bienestar físico, mental y emocional que otras. Incluso, podríamos decir que aquellas que se muestran siempre felices pueden pecar de ingenuas. O como explicamos en otra ocasión, las personalidades más taciturnas tienden a poseer una comprensión mayor de la vida y sus problemas. Por todo ello, sí que existe cierta diferencia en base a cómo percibimos la realidad: de una manera más relajada o al revés, más angustiada. Pero, ¿qué influencia tienen los genes a la hora de determinar si estás más predispuesto a la tristeza o a la felicidad?
En realidad, se han realizado varios estudios que demuestran que sí que existe esta relación entre genética y propensión a ser más felices. Pero solo en un porcentaje. Un estudio de 2011 en la revista 'Nature' descubrió que aquellas personas con cierta forma del gen llamado 5-HTTLPR reportaron una mayor satisfacción vital. Otro estudio de 2016 que relacionó la felicidad con la genética analizó el ADN de casi 300.000 personas.
Al término del mismo, los científicos descubrieron que existían 3 variantes genéticas específicas asociadas al bienestar.
Pero lógicamente, también reconocieron que el entorno era la mayor influencia que existía a la hora de ponderar el nivel de felicidad o satisfacción de las personas. En concreto, este influye un 60%, entendiendo por entorno nuestras condiciones materiales, relaciones sociales o expectativas de progreso. Así lo refrenda Susan Zinn, una prestigiosa terapeuta californiana que recoge las ideas de estos estudios, recalcando que la genética tiene una probabilidad de influencia en el estado de ánimo general de un 40%. El otro 60%, aduce la experta en 'Business Insider', viene marcado por el estilo de vida y nuestro entorno.
Satisfacción, compromiso y sentido
Según Zinn, existen 3 tipos de felicidad. El 1º tiene que ver con el nivel de satisfacción que sentimos por nuestra vida, compuesto de emociones positivas basadas en experiencias pasadas, en el presente y en la proyección que tenemos del futuro. En este sentido, la terapeuta avisa que tiene mucha influencia el pasado, ya que aquellas personas que han sufrido traumas están más predispuestas a visualizar un futuro próximo más negro.
Aunque te vayan las cosas objetivamente muy bien, ello no quiere decir que seas más feliz.
El 2º indicativo de felicidad corresponde al nivel de compromiso que sientes hacia las cosas que haces todos los días. No solo en tu trabajo diario, sino también en tu tiempo de ocio o con tus relaciones sociales. Al sentirnos involucrados en un proyecto, desarrollamos un espíritu de unión con los demás que nos mantiene a flote y nos ayuda a comprender que no estamos solos en aquello que perseguimos o anhelamos. Y es precisa-mente este el último tipo de felicidad que describe Zinn, el hecho de tener un propósito en la vida, es decir, darle un sentido y significado a las cosas que hacemos.
¿Qué hacer si quieres impulsar tus niveles de bienestar?
Según Zinn, existen 3 tipos de felicidad. El 1º tiene que ver con el nivel de satisfacción que sentimos por nuestra vida, compuesto de emociones positivas basadas en experiencias pasadas, en el presente y en la proyección que tenemos del futuro. En este sentido, la terapeuta avisa que tiene mucha influencia el pasado, ya que aquellas personas que han sufrido traumas están más predispuestas a visualizar un futuro próximo más negro.
Aunque te vayan las cosas objetivamente muy bien, ello no quiere decir que seas más feliz.
El 2º indicativo de felicidad corresponde al nivel de compromiso que sientes hacia las cosas que haces todos los días. No solo en tu trabajo diario, sino también en tu tiempo de ocio o con tus relaciones sociales. Al sentirnos involucrados en un proyecto, desarrollamos un espíritu de unión con los demás que nos mantiene a flote y nos ayuda a comprender que no estamos solos en aquello que perseguimos o anhelamos. Y es precisa-mente este el último tipo de felicidad que describe Zinn, el hecho de tener un propósito en la vida, es decir, darle un sentido y significado a las cosas que hacemos.
¿Qué hacer si quieres impulsar tus niveles de bienestar?
Se han escrito ríos de tinta, y cada experto tiene su propia fórmula. Lo que sí que es cierto es que aunque te vayan las cosas objetivamente muy bien ello no quiere decir que seas más feliz, por lo que si sientes cierta envidia por aquellas personas de éxito a las que te gustaría parecerte, tal vez descubras que en realidad no son tan felices.
En cualquier caso, todos tenemos derecho a ser felices, por lo que no debemos cesar de intentarlo. En una época de pandemia como la que estamos viviendo, viene a ser muy complicado el hecho de conseguir desconectar. Una de las mayores fuentes de felicidad viene a ser sentirte amado y dar amor, y por desgracia el coronavirus ha recortado nuestra vida social, separándonos al menos físicamente de nuestros familiares y amigos. En todo caso, hay que entrenar la capacidad de sobreponerse a las circunstancias difíciles, lo que se conoce como resiliencia.
Como actividades que fomentan el bienestar físico, mental y emocional destacan el ejercicio físico (un potente liberador de serotonina, la hormona de la felicidad), una buena nutrición y, por supuesto, mantenernos cerca de nuestros seres queridos y vivir tiempo de calidad junto a ellos. Desgraciadamente, no podemos escoger ser felices y ya está, pero sí que se puede aspirar a encontrarnos mejor con nosotros mismos y la gente que nos rodea.
En cualquier caso, todos tenemos derecho a ser felices, por lo que no debemos cesar de intentarlo. En una época de pandemia como la que estamos viviendo, viene a ser muy complicado el hecho de conseguir desconectar. Una de las mayores fuentes de felicidad viene a ser sentirte amado y dar amor, y por desgracia el coronavirus ha recortado nuestra vida social, separándonos al menos físicamente de nuestros familiares y amigos. En todo caso, hay que entrenar la capacidad de sobreponerse a las circunstancias difíciles, lo que se conoce como resiliencia.
Como actividades que fomentan el bienestar físico, mental y emocional destacan el ejercicio físico (un potente liberador de serotonina, la hormona de la felicidad), una buena nutrición y, por supuesto, mantenernos cerca de nuestros seres queridos y vivir tiempo de calidad junto a ellos. Desgraciadamente, no podemos escoger ser felices y ya está, pero sí que se puede aspirar a encontrarnos mejor con nosotros mismos y la gente que nos rodea.
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