lunes, 28 de octubre de 2019

El problema más común en las relaciones de pareja

El lunes empiezo a... ser más cariñoso con mi pareja.
Patricia Ramírez, 27 oct, 2019
El amor se puede cuidar de muchas maneras. Cada una de ellas será importante en la medida de la escala de valores de una pareja. Habrá parejas que entiendan que su máximo valor sea la comunicación, para otras será el sexo, otras preferirán compartir aficiones o simplemente poder estar juntos sin discutir. 

De todos estos valores iremos hablando también en #ellunesempiezo.
Pero hay un punto dentro de todo lo que une a la pareja y que suele ser común a todas: el afecto. Una pareja que se trata con cariño, con dulzura, con amabilidad, con respeto, está fortaleciendo su vínculo de amor. Porque cuando se pierden las muestras de afecto, los elogios y el agradecimiento hacia la otra parte, tomamos distancia sin darnos cuenta y terminamos centrándonos en los aspectos de la pareja que nos distancian.
Perdemos la costumbre de ser cariñosos porque después de la fase de enamoramiento, cuando nos hemos acomodado, no sentimos la necesidad de seguir conquistando a la otra parte. 
Entendemos que la pareja ya tiene un compromiso y empezamos a priorizar otros proyectos: la vida en común, el reparto de responsabilidades, tener hijos, cuidar de los mayores…
Pero cuando preguntas en terapia de pareja qué necesitas de la otra parte, una petición suele ser «que me trate como antes, que me trate bien, que me atienda». La pareja se queja mutuamente de que las prioridades del proyecto actual han pasado a ser otras. 
Muchos hombres se sienten desplazados cuando llegan los hijos. Pero si fuéramos capaces de seguir siendo atentos, cariñosos, agradecidos y amables con la persona amada, esta se seguiría sintiendo querida, amada y deseada. Una pareja que no se siente deseada ni querida como al principio termina por distanciarse.
Así que qué os parece si hoy lunes nos ponemos el propósito de ser más cariñoso a partir de hoy con el otro. Hay parejas que dirán «es que yo no soy cariñoso». Pero igual deberíamos plantearnos que no siempre es importante lo que tú quieras dar, sino lo que la otra parte necesita recibir.
Hay muchas maneras de mostrar cariño. Igual podrías elegir una forma de estas y ponerte el objetivo de cumplir con una de ellas al día.
Se pueden hacer cumplidos y elogios. Sobre el aspecto físico, la sonrisa, lo buena que ha salido la comida, por su manera tranquila de hablar contigo, por llegar antes de lo previsto y tener más tiempo para los dos… Siempre hay cosas que reconocer en el otro. Solo hay que enfocarnos en ellas para verlas.
Muestras físicas de cariño. Un beso de los de verdad, un abrazo de 20 segundos hasta que generemos oxitocina y nos quedemos relajados, hacerle cosquillas mientras veis una serie en el sillón, tocar a tu pareja incitándola sexualmente, hacer el amor…
Ser agradecido. Se puede dar las gracias cuando te hacen un café, cuando te alcancen un vaso de agua y no tengas que molestarte tú en levantarte, cuando hacen una llamada para hacer una reserva que a ti te cuesta, incluso cuando colaboran más en casa a pesar de que esa sea su obligación.
Tener detalles. Unas flores, abrir una botella de vino, preparar una cena romántica, un mensaje bonito, dejar un post-it en algún lugar de la casa, organizar un plan fuera de casa que sea atractivo para la otra persona, llamar a deshora y preguntar por cómo va la jornada de trabajo…
Que alguien sea cariñoso contigo se interpreta consciente o no conscientemente como «está pensando en mí, me tiene en sus pensamientos, soy importante, está haciendo un esfuerzo por agradarme». Y saber que alguien piensa y se esfuerza por ti nos hace sentirnos queridos. Las muestras de amor fortalecen los vínculos. 
Y si dejamos de tenerlas, tarde o temprano habrán pasado a ser historia, cuando deberían ser siempre parte de nuestro presente.

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