miércoles, 3 de noviembre de 2010

Nuevo gobierno de Rodriguez Zapatero

http://www.nuevatribuna.es/noticia.asp?ref=41712

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Pedro Díez Olazábal participó en la fundación del Sindicato de Enseñanza de CC.OO.
Es licenciado en Geografía e Historia y ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales. Ha desempeñado los cargos de Alcalde de Arganda del Rey, diputado de la Asamblea de Madrid y Vicepresidente Tercero, portavoz en la Comisión de Medio Ambiente y Presidente de la Asamblea de Madrid.

Así es posible: He aguardado a propósito varios días desde la configuración del nuevo Gobierno, para dar mi opinión.
No he querido dejarme llevar de impulsos y, aunque me ha sonado muy bien la música, he preferido esperar a ver por dónde iba la letra.
Y el resultado, sin ser todo lo que algunos veníamos demandando, marca la buena ruta...

NUEVATRIBUNA.ES - 3.11.2010...
Una ruta hacia la izquierda o al menos, no más hacia el otro lado.
No cabe duda que se demandaba ya un fogonazo que indicara que no se había perdido definitivamente el rumbo progresista de este Gobierno.
Parecía que ya solo era cuestión de tiempo que la galerna derechista echase a pique el proyecto político socialista.

Hoy, sin lanzar las campanas al vuelo, las cosas se empiezan a percibir de otra manera.
La huelga general y el cambio de Gobierno, responden, cada una por su parte y en su respectivo ámbito, a una toma de conciencia (dialéctica) en la izquierda, de que la resignación no es el camino.

Los sindicatos han dicho no, a la contrarreforma neoliberal y el PSOE ha respondido con un movimiento decidido en el gobierno y en el partido en la línea que demandaba su base social, abriendo la puerta a la recuperación del diálogo social y quizás a parar alguna de las más agresivas acciones que exigen insistentemente los grupos de presión e intereses del gran capital.
Esto confirma que la movilización social, no sólo no perjudica a la izquierda, antes bien la fortalece frente a la amenaza real de la derecha cada vez más sesgada hacia el populismo y la xenofobia.

Ya hemos tenido acceso a algunas encuestas que ponen de manifiesto, que empieza a moverse la opinión pública progresista.
Por fin, la derecha ha empezado a recibir cera bendita y no precisamente vaticana, que de eso ya se ocupa Vázquez, y a escuchar las cosas que hace mucho tiempo había que haber dicho, con la contundencia y claridad con la que se las dice el “genio tenebroso”, como califica el facherío a Rubalcaba, objeto constante de sus insultos y calumnias porque son conscientes del daño político que les causa.

Se empieza a conocer públicamente la agenda oculta de los conservadores españoles, que se resume en esa intención que se le ha escapado a Rajoy, llevado de una anticipación, propia de la euforia etílica, del triunfo: hacer como Cameron en Reino Unido.

Por ello es hora de despertar a la mayoría social de este país y advertirle que lo que nos ha caído, con ser mucho, ha sido un chaparrón, incluso con chuzos de punta, pero lo que se nos puede venir encima si finalmente ganan los bárbaros, es un tsunami.

Una ola enorme de revancha tridentina, ansiosa por arrasar los avances sociales y en materia de derechos de estos años.
Y que va a aplicar la misma receta que los chicos de la “beautiful” británica: despidos masivos en las administraciones públicas, recortes y eliminación de prestaciones sociales, privatización de todo lo privatizable y lo que te rondaré morena.
Se van a cepillar todo lo que puedan del Estado del bienestar e incluso del Estado a secas.

Con Aguirre en vanguardia y Gallardón de eterno ripio suelto transmutado en estrambote, van a volver a la vieja filosofía de “a quien Dios se lo dio, san Pedro se lo bendiga” y el que no pueda pues que le atienda la caridad cristiana y ahora vendrá el Papa a recordárnoslo, porque si no hubiera pobres, cómo podrían los ricos salvar su alma haciendo buenas obras…de vez en cuando.

Queda mucha singladura gracias a la estabilidad parlamentaria articulada por Zapatero, y con Rubalcaba en la sala de máquinas y Gómez (Valeriano) al telégrafo social, así, es posible enderezar el rumbo, sin olvidar, como nos dejó dicho Marcelino: siempre adelante, siempre a la izquierda.

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