Muchos matrimonios en profunda crisis no se divorcian escudándose en el bienestar de sus hijos. Las consecuencias pueden ser devastadoras para la familia.
Crónica global, 24.04.2022
Contraer matrimonio ya no está de moda en España. Así se desprende de los datos oficiales de los últimos años en nuestro país, que muestran una progresiva bajada del número de bodas, agudizada por la pandemia y el confinamiento.
Si en 2018 se casaron 167.613, en 2019 la cifra descendió a 165.578. En 2020, el año del confinamiento por la pandemia, únicamente contrajeron matrimonio 90.670 personas --según los últimos datos disponibles del INE--. De estos matrimonios, casi 6 de cada 10 (57%) acabarán en divorcio, según datos de Eurostat. Tomar la decisión no es para muchos, especialmente para aquellos que tienen hijos, sencilla ni rápida. Muchos demoran dar el paso amparándose en el bienestar de los niños, pensando que será mejor para ellos crecer con sus padres juntos en vez de separados. Sin embargo, ¿es esa una buena opción?
“La respuesta es no”, afirma tajante el psicólogo especialista en vínculos y apego Sebastián Girona. “Lo cierto es que, si la pareja está en una crisis profunda, muy probablemente el clima y el ambiente de la casa sea bastante hostil y tenso, y eso es perjudicial para la salud de todos los integrantes de la familia, pero sobre todo para los niños, que son más vulnerables psicológicamente”, señala. Las consecuencias de mantener este mal clima y esta tensión durante tiempo pueden ser devastadoras para los más pequeños y su construcción social.
1ª referencia sobre cómo es una pareja
“Tienen más posibilidades de padecer síntomas depresivos, síntomas de ansiedad, bajo rendimiento escolar, mal comportamiento en el colegio. Todo eso puede hacer que los amigos se alejen y, por ende, pueden tener problemas de sociabilidad”, detalla Girona.
Además, la 1ª referencia --y la más importante-- que van a tener los hijos sobre la pareja y el amor es la relación de sus padres, “estén juntos o separados, esa es una marca muy importante, que predispone hacia el futuro de esa persona en relación con lo que es una pareja".
1ª referencia sobre cómo es una pareja
“Tienen más posibilidades de padecer síntomas depresivos, síntomas de ansiedad, bajo rendimiento escolar, mal comportamiento en el colegio. Todo eso puede hacer que los amigos se alejen y, por ende, pueden tener problemas de sociabilidad”, detalla Girona.
Además, la 1ª referencia --y la más importante-- que van a tener los hijos sobre la pareja y el amor es la relación de sus padres, “estén juntos o separados, esa es una marca muy importante, que predispone hacia el futuro de esa persona en relación con lo que es una pareja".
"Si los niños ven que los padres no se muestran afecto van a entender que estar en pareja no necesariamente necesita de muestras de amor y cariño. No quiere decir que sea enseñanza sea determinante, pero sí va a dejar una marca. Es importante que los padres entiendan también que su conducta o sus actos siempre hablan más alto y más claro que sus palabras”, añade este profesional de la salud mental.
Más posibilidades de enfermar
En cuanto a la salud de los integrantes del matrimonio, vivir en continua pelea y con alguien con quien no quieres estar puede acabar afectando a la salud. “El sistema inmunológico se resiente y la posibilidad de contraer alguna enfermedad es más alta viviendo en una continua situación conflictiva. También hay más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad”, manifiesta este psicólogo de origen argentino.
Para evitar que los hijos se acaben sintiendo responsables de la mala situación entre sus padres o de su separación, Sebastián Girona destaca que “lo importante es la comunicación. Tanto como si siguen juntos como si se separan, lo importante es saber transmitirles que no tienen ningún tipo de responsabilidad en su decisión, que es estrictamente de adultos. Y si deciden poner fin al matrimonio, explicarles que los padres van a vivir en casas separadas, pero van a seguir siendo una familia y los niños van a poder contar con ellos cuando los sea necesario”.
Algunas veces los miembros de la pareja muestran voluntad de reconducir realmente la relación. Sin embargo, no siempre la voluntad es suficiente “si hay narcisismos o egos que se meten en medio del conflicto".
Más posibilidades de enfermar
En cuanto a la salud de los integrantes del matrimonio, vivir en continua pelea y con alguien con quien no quieres estar puede acabar afectando a la salud. “El sistema inmunológico se resiente y la posibilidad de contraer alguna enfermedad es más alta viviendo en una continua situación conflictiva. También hay más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad”, manifiesta este psicólogo de origen argentino.
Para evitar que los hijos se acaben sintiendo responsables de la mala situación entre sus padres o de su separación, Sebastián Girona destaca que “lo importante es la comunicación. Tanto como si siguen juntos como si se separan, lo importante es saber transmitirles que no tienen ningún tipo de responsabilidad en su decisión, que es estrictamente de adultos. Y si deciden poner fin al matrimonio, explicarles que los padres van a vivir en casas separadas, pero van a seguir siendo una familia y los niños van a poder contar con ellos cuando los sea necesario”.
Algunas veces los miembros de la pareja muestran voluntad de reconducir realmente la relación. Sin embargo, no siempre la voluntad es suficiente “si hay narcisismos o egos que se meten en medio del conflicto".
"Nos encontramos con muchas parejas que llegan a la terapia con años de crisis profunda, cuando el margen de maniobra en esas situaciones es muy bajo. Por ello, como la medicina, cuanto más temprano se acuda a un médico o un psicólogo para una terapia de pareja, más posibilidades habrá de solucionarlo. Si no, siempre será mejor un divorcio en paz que vivir continuamente en un matrimonio en guerra”, concluye el psicólogo Girona.
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