José R. Felipe Condés, abogado, 22 de Agosto de 2019
1. Buscarás ayuda legal.
No empieces la casa por el tejado, lo 1º son los cimientos. En la era digital, es fácil encontrar cientos de webs que hablan sobre divorcios, que contienen modelos de convenios reguladores.
También es fácil encontrar seudo-abogados gratuitos que ofrecen sus consejos a diestro y siniestro sin importarles las consecuencias de sus indicaciones. No hablo de profesionales, hablo de amistades que han pasado por un proceso de separación, o conocen de alguien que se ha divorciado.
Un buen abogado de familia necesita muchos años de estudio y conocimiento, muchos clientes a sus espaldas y muchos pleitos en los Juzgados.
Es insensato poner nuestro futuro en manos de una web o de alguien que ha pasado por un divorcio recientemente.
En el 1º caso porque las webs hablan de aspectos generales y tu caso es singular y seguro que tiene sus peculiaridades.
En el 2º, porque esa persona solamente ha tenido una experiencia, es lego en temas de derecho y cada divorcio es un mundo.
Ponte en manos de un especialista, de un abogado de familia que pueda aconsejarte sabiamente.
2. Usarás la cabeza.
En una ruptura matrimonial los sentimientos están a flor de piel.
Si uno se deja llevar por ellos las consecuencias pueden ser fatales.
Se lo complicado que es intentar hablar o negociar con alguien a quien ya no soportas, o que no te escucha. Tus palabras le entran por un oído y le salen por otro, tu presencia y tu voz le irrita.
Muchas veces, solo se trata de cambiar de interlocutor, de echarse a un lado, que se otro quien hable, quien propone, otra voz, otra cara.
3. No mirarás atrás.
Intentar llegar a un acuerdo sacando trapos sucios, episodios dolorosos, presuntas infidelidades, agravios pasados no conduce a nada, salvo al enfrentamiento una y otra vez, cada vez peor.
Es absolutamente imposible poder avanzar si no dejamos atrás el pasado y focalizamos nuestros esfuerzos en solventar el problema.
Cientos de parejas acaban todos los años pleiteando un divorcio contencioso precisamente por esto, por mirar atrás.
4. Elegirás bien tus apoyos.
Ten cuidado a quien cuentas tus problemas. Muchas personas pueden parecer solícitas a prestarte su ayuda, pero en realidad lo único que quieren es saber, sin importarle lo más mínimo tu problema.
Airear un divorcio en determinados entornos quizá no sea la mejor de las ideas.
5. Evitarás el enfrentamiento.
Si sabes que tu matrimonio no tiene solución, discutir una y otra vez sobre lo mismo no lo va a arreglar, en absoluto, todo lo contrario, lo agravará.
La discusión puede llevar a perder los papeles, al insulto y al enfrentamiento físico. En ese momento lo que era un problema civil se convierte automáticamente en un problema penal, muy posiblemente de violencia de género.
Un testigo, una grabación, un parte de lesiones, pueden hacer que te sientes en el banquillo y tu divorcio ya no llevará un Juzgado de Familia, sino un Juzgado Penal.
Además si estás incurso en un proceso de violencia doméstica, automáticamente se elimina la posibilidad de pedir una custodia compartida para tus hijos.
6. No usarás a tus hijos.
Usar a los menores en un divorcio es mezquino y cobarde. Vuestros hijos no tienen culpa de vuestra separación, no les hagáis partícipes de vuestras miserias. Dejadlos aparte y respetad a quienes son y serán sus auténticos héroes, su padre y su madre.
Hablar mal a un hijo de un progenitor es escupir hacia arriba. Su padre y su madre son insustituibles y no pueden entender ataques hacia ellos.
7. No desesperarás.
Nadie se muere por divorciarse. En los años en los que vivimos el amor eterno y los matrimonios para siempre están en peligro de extinción.
Si no te lo esperabas, si aún estás enamorado/a lo vas a pasar mal. Pero vas a sobrevivir.
Fácilmente perderás peso y todo tu vestuario habrá que cambiarlo.
El paso del tiempo poco a poco hará que recobres la normalidad, encontrarás otra pareja y tu ex será historia.
8. Organiza tu economía.
Donde antes entraban 2 sueldos ahora solo queda 1. Un divorcio supone división, también de patrimonios, lo que significa que, muy probablemente, el nivel de vida que teníamos no podremos mantenerlo.
Simplemente, si hay que buscar un apartamento en alquiler, la merma en nuestro bolsillo será considerable. Todos los días hay que comer, hay que vertirse, echar gasolina, pagar seguros, móvil, hipotecas, pagar al abogado, pensión de alimentos si es el caso, etc...
El aspecto económico puede ser terrible si no lo planificamos.
9. Darás prioridad a lo importante.
Es muy triste que en un divorcio se discuta quien se lleva la tele de 45"
Es patético pelearse por repartir la cuenta bancaria de los niños, donde apenas hay 400 €.
Esos detalles son intrascendentes, no tienen relevancia alguna.
En la separaciones, lo importante, para la mayoría de la gente, es la custodia de los hijos, es el régimen de visitas, es el uso de la vivienda conyugal, es la pensión de alimentos, es la liquidación de gananciales.
Eso es lo prioritario y a lo que hay que focalizar nuestros esfuerzos.
10. Aprenderás de la experiencia.
Una vez divorciado/a no estás libre de pasar por lo mismo una 2ª vez.
Muy probablemente volverás a enamorarte y a vivir en pareja, quizás vuelvan a "engañarte" y te cases otra vez.
Vuelve al mandamiento nº 2. Usarás la cabeza.
Esto quiere decir que el camino de rosas de los enamorados dura lo que dura, tarde o temprano los defectillos en tu media naranja empezarán a aflorar, somos humanos, y por tanto imperfectos.
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