EDUARDO VERBO,1 SEP. 2018
No convive con su esposa desde hace meses y ha iniciado una relación con Bravo. Se fueron juntos de viaje romántico hace días al País Vasco.
No ha sido un verano fácil para Ximo Puig (59) porque, según ha podido saber LOC en exclusiva, el president de la Generalitat Valenciana está ultimando los detalles de la ruptura de su esposa durante los últimos años, la periodista Amparo Panadero (58), madre de sus 2 hijos, Pau y Miqui, y con la que no convive desde hace meses. Una revolución personal que también ha coincidido con un conato de divorcio institucional con su socia de gobierno en la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, con la que ha mantenido varias y sonoras discrepancias -se ha llegado a hablar incluso de adelanto electoral-, que finalmente han terminado en armisticio.
El pasado fin de semana, se esperaba que el máximo dirigente autonómico, que ha disfrutado de 2 semanas de vacaciones durante la 2ª quincena de agosto, acudiera a los últimos días de las fiestas tradicionales de su pueblo, Morella (Castellón), pero finalmente declinó su asistencia: se excusó diciendo que tenía una "escapada" prevista desde hacía un tiempo. Ximo Puig ya había participado en los grandes días de la localidad en la semana anterior. El eufemismo ofrecido por el castellonsense escondía, en verdad, un viaje de enamorados.
DE RUTA POR EL NORTE
El sábado 25, el president se encontraba en el País Vasco, concreta-mente en la provincia de Guipúzcoa, en compañía de su nueva ilusión, Gabriela Bravo Sanestanislao (55), su consellera de Justicia, Gobernación y Reformas Democráticas. Así lo demuestra la imagen del momento a la que este suplemento ha tenido acceso. La nueva pareja fue vista entrando sobre las 3 de la tarde en el restaurante Casa Cámara de Pasajes de San Juan, un establecimiento muy romántico al que se suele llegar en barco desde el cercano Pasajes de San Pedro. Puig y Bravo, fiscal de profesión, tomaron lo más típico del local: marisco fresco que regaron con un vino tinto Viña Alberdi. Además, tal y como relatan fuentes presenciales, no les importó exhibir su afecto en público.
Esta cercanía con Gabriela sorprende, ya que fue esta abogada de Ráfol de Salem (Valencia), madre de 2 hijas y 1 hijo, uno de los motivos de la escalada de tensión con Mónica Oltra. La vicepresidenta acusó a ésta de extralimitarse tras la creación de una comisaría especializada en violencia machista. La política de Compromís recurrió a Twitter para escribir de manera encendida: "Me resulta incomprensible y se me escapan las razones por las cuales la consellera de Justicia no conoce sus competencias ni las ajenas y se salta a la torera el Pacto Valenciano contra la Violencia de Género y Machista (...) No tengo palabras, o me sobran y me las callo", finalizó.
La respuesta de Bravo no se hizo esperar. La consellera manifestó que siempre ha sido "honesta y leal" en todas las instituciones en las que ha tenido responsabilidad".
Gabriela Bravo llegó al Consell en 2015, dicen que recomendada por el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, con quien tiene muy buena relación. Su nombramiento fue aplaudido por su interés en reconstruir la relación de la Generalitat con jueces y fiscales. Este año su nombre sonó en las quinielas del Gobierno de Sánchez. En cambio, ella siempre sostuvo que su interés era quedarse en Valencia por cuestiones personales. "De momento, mi horizonte lo tengo aquí". Unas circunstancias que ahora quedan al descubierto.
En 2013, Bravo saltó a la prensa rosa cuando la relacionaron con José Bono. Ambos asistieron a la Caja Mágica a un partido de tenis y el ex presidente del Congreso de los Diputados se acababa de separar de su esposa y también madre de sus 4 hijos, Ana Rodríguez. Pero nada más lejos de la realidad: eran y siguen siendo buenos amigos. Entre 2008 y 2013, Gabriela fue portavoz del Consejo General del Poder General, una labor por la que obtuvo altas cuotas de popularidad en los medios de comunicación, especialmente tras el escándalo en 2012 de Carlos Dívar, entonces presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo. El magistrado se vio obligado a dimitir después de que los medios de comunicación, entre ellos EL MUNDO, publicaran que había gastado 28.000 euros del erario público en 32 viajes de lujo a Marbella y otros destinos.
Gabriela Bravo llegó al Consell en 2015, dicen que recomendada por el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, con quien tiene muy buena relación. Su nombramiento fue aplaudido por su interés en reconstruir la relación de la Generalitat con jueces y fiscales. Este año su nombre sonó en las quinielas del Gobierno de Sánchez. En cambio, ella siempre sostuvo que su interés era quedarse en Valencia por cuestiones personales. "De momento, mi horizonte lo tengo aquí". Unas circunstancias que ahora quedan al descubierto.
En 2013, Bravo saltó a la prensa rosa cuando la relacionaron con José Bono. Ambos asistieron a la Caja Mágica a un partido de tenis y el ex presidente del Congreso de los Diputados se acababa de separar de su esposa y también madre de sus 4 hijos, Ana Rodríguez. Pero nada más lejos de la realidad: eran y siguen siendo buenos amigos. Entre 2008 y 2013, Gabriela fue portavoz del Consejo General del Poder General, una labor por la que obtuvo altas cuotas de popularidad en los medios de comunicación, especialmente tras el escándalo en 2012 de Carlos Dívar, entonces presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo. El magistrado se vio obligado a dimitir después de que los medios de comunicación, entre ellos EL MUNDO, publicaran que había gastado 28.000 euros del erario público en 32 viajes de lujo a Marbella y otros destinos.
EL PESO DE BRAVO
Ha sido notable el peso que Bravo ha ido ganando en el seno de la Generalitat Valenciana. No cabe duda de que se ha convertido en una persona de mucha confianza del president como demuestra su activa participación en las últimas crisis del Govern de Puig, entre las que destacan, además de la ya citada con Oltra, el caso Crespo Gomar, la pérdida del Ayuntamiento de Alicante por un sólo voto o la reciente dimisión del presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, tras haber sido detenido, una operación que afectó mucho al corazón del PSPV. Lo dicho, un verano duro para Ximo Puig, quien ha encontrado alivio en Gabriela Bravo.
Mientras tanto, Amparo Panadero no se ha movido de Morella. De hecho, ese fin de semana, mientras el padre de sus hijos disfrutaba de unos días de asueto en el País Vasco, ella permaneció en la localidad de Castellón, que acogía el Sexenni, un acontecimiento que tiene lugar cada 6 años en honor a la Virgen de Vallivana. La periodista iba acompañada por buenos amigos, como el diseñador Francis Montesinos, del que además es clienta habitual. La separación ha sido especialmente dolorosa, ya que en diciembre está previsto que Ximo y Amparo, quienes comenzaron a trabajar como periodistas en el diario Mediterráneo del que ella sigue siendo colaboradora en la actualidad, se conviertan en abuelos por 1ª vez: la pareja de su hijo Pau está embarazada.
El president de la Generalitat ya se ha quitado el anillo de casado. La última vez que fue fotografiado con él fue el 20 de julio de este año tras su encuentro con Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en la Casa dels Caragols de Castellón, sede del Gobierno Valenciano en la ciudad, un día después de que la Comunitat Valenciana se abstuviera en la votación del Consejo de Política Fiscal y Financiera sobre la nueva senda de déficit público. Sólo 11 días después, cuando abordó con su consellera de Vivienda, Obras Públicas y de Vertebración del Territorio la crisis del taxi, ya no había rastro de la alianza. Amparo Panadero, la que ha sido su esposa durante todo este tiempo, ya tampoco la lleva.
NO ES INFIDELIDAD
Fuentes oficiosas cercanas a Puig expresan a este suplemento el temor de que se tergiverse la realidad y de que esta historia pueda perjudicar al president. Por ese motivo insiten: "Amparo y Ximo no conviven desde hace varios meses. Por tanto, la relación entre Puig y Gabriela Bravo, su consellera, no es fruto de ninguna infidelidad". Pues que quede claro.
A Amparo también la conoció trabajando
Ximo Puig y su mujer durante los últimos años también se conocieron, como en el caso del 'president' y Gabriela Bravo, trabajando. Fue en el periódico 'Mediterráneo'. Ximo Puig hizo sus 1ºs pinitos como periodista en este diario, en el que desempeñaba labores de auxiliar de redacción. Por su parte, Amparo Panadero, según se recoge en el libro 'El periódico 'Mediterráneo' durante la Transición española', escrito por María Pareja, hacía prácticas de verano en la publicación "y se quedó aquí, se casó con Ximo". Puig y Panadero se casaron en una ceremonia civil que tuvo lugar en La Pobla Tornesa. "A ella la estamos arropando todos mucho, porque evidentemente no está pasando por un buen momento. Son muchos años juntos", cuenta una persona muy próxima a la que fuera 1ª dama de la Comunitat, "una licencia periodística con la que os referís a ella, pero que no es muy certera, ya que Amparo siempre ha renunciado a ser la 'mujer de'. Ella es muy independiente y con una sólida trayectoria personal".
Las dos mujeres más poderosas del 'president' Puig
Revolución en las entrañas de la Generalitat Valenciana. Este verano pasará a la historia del Consell por ser el más tenso y convulso que se recuerda en la legislatura. El 'president' Ximo Puig (59) y la vicepresidenta Mónica Oltra (48) han estado al borde del divorcio institucional por sus sonadas discrepancias, aderezadas incluso con reproches públicos en las redes sociales. Finalmente, ambos dirigentes autonómicos firmaron la paz este miércoles con una reunión que duró 1 hora y en la que dieron por zanjadas sus diversas polémicas. Con este armisticio, ponían fin a varios días de incertidumbre en los que incluso se habló de adelanto electoral. Los motivos que han estado a punto de dar al traste con el llamado Pacto del Botánico, el acuerdo con el que accedieron al Govern: el apoyo por parte de Ximo Puig a los objetivos de déficit del Gobierno de Pedro Sánchez y el enfrentamiento entre Mónica Oltra y Gabriela Bravo por el anuncio hace una semana por parte de Bravo de crear una comisaría especializada en violencia machista. "La 'consellera' de Justicia no conoce sus competencias ni las ajenas y se salta a la torera el Pacto Valenciano contra la Violencia de Género y Machista", escribió en un tuit la semana pasada Oltra. "No tengo palabras, o me sobran y me las callo", añadió. Bravo contestó: "Mi compromiso político está ahí para quien quiera medir mi conocimiento de la ley y mis convicciones y, sobre todo, siempre he sido honesta y leal en todas las instituciones en las que he tenido algún tipo de responsabilidad y con los ciudadanos a las que éstas sirven, como el Consell".
Ha sido notable el peso que Bravo ha ido ganando en el seno de la Generalitat Valenciana. No cabe duda de que se ha convertido en una persona de mucha confianza del president como demuestra su activa participación en las últimas crisis del Govern de Puig, entre las que destacan, además de la ya citada con Oltra, el caso Crespo Gomar, la pérdida del Ayuntamiento de Alicante por un sólo voto o la reciente dimisión del presidente de la Diputación de Valencia, Jorge Rodríguez, tras haber sido detenido, una operación que afectó mucho al corazón del PSPV. Lo dicho, un verano duro para Ximo Puig, quien ha encontrado alivio en Gabriela Bravo.
Mientras tanto, Amparo Panadero no se ha movido de Morella. De hecho, ese fin de semana, mientras el padre de sus hijos disfrutaba de unos días de asueto en el País Vasco, ella permaneció en la localidad de Castellón, que acogía el Sexenni, un acontecimiento que tiene lugar cada 6 años en honor a la Virgen de Vallivana. La periodista iba acompañada por buenos amigos, como el diseñador Francis Montesinos, del que además es clienta habitual. La separación ha sido especialmente dolorosa, ya que en diciembre está previsto que Ximo y Amparo, quienes comenzaron a trabajar como periodistas en el diario Mediterráneo del que ella sigue siendo colaboradora en la actualidad, se conviertan en abuelos por 1ª vez: la pareja de su hijo Pau está embarazada.
El president de la Generalitat ya se ha quitado el anillo de casado. La última vez que fue fotografiado con él fue el 20 de julio de este año tras su encuentro con Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en la Casa dels Caragols de Castellón, sede del Gobierno Valenciano en la ciudad, un día después de que la Comunitat Valenciana se abstuviera en la votación del Consejo de Política Fiscal y Financiera sobre la nueva senda de déficit público. Sólo 11 días después, cuando abordó con su consellera de Vivienda, Obras Públicas y de Vertebración del Territorio la crisis del taxi, ya no había rastro de la alianza. Amparo Panadero, la que ha sido su esposa durante todo este tiempo, ya tampoco la lleva.
NO ES INFIDELIDAD
Fuentes oficiosas cercanas a Puig expresan a este suplemento el temor de que se tergiverse la realidad y de que esta historia pueda perjudicar al president. Por ese motivo insiten: "Amparo y Ximo no conviven desde hace varios meses. Por tanto, la relación entre Puig y Gabriela Bravo, su consellera, no es fruto de ninguna infidelidad". Pues que quede claro.
A Amparo también la conoció trabajando
Ximo Puig y su mujer durante los últimos años también se conocieron, como en el caso del 'president' y Gabriela Bravo, trabajando. Fue en el periódico 'Mediterráneo'. Ximo Puig hizo sus 1ºs pinitos como periodista en este diario, en el que desempeñaba labores de auxiliar de redacción. Por su parte, Amparo Panadero, según se recoge en el libro 'El periódico 'Mediterráneo' durante la Transición española', escrito por María Pareja, hacía prácticas de verano en la publicación "y se quedó aquí, se casó con Ximo". Puig y Panadero se casaron en una ceremonia civil que tuvo lugar en La Pobla Tornesa. "A ella la estamos arropando todos mucho, porque evidentemente no está pasando por un buen momento. Son muchos años juntos", cuenta una persona muy próxima a la que fuera 1ª dama de la Comunitat, "una licencia periodística con la que os referís a ella, pero que no es muy certera, ya que Amparo siempre ha renunciado a ser la 'mujer de'. Ella es muy independiente y con una sólida trayectoria personal".
Las dos mujeres más poderosas del 'president' Puig
Revolución en las entrañas de la Generalitat Valenciana. Este verano pasará a la historia del Consell por ser el más tenso y convulso que se recuerda en la legislatura. El 'president' Ximo Puig (59) y la vicepresidenta Mónica Oltra (48) han estado al borde del divorcio institucional por sus sonadas discrepancias, aderezadas incluso con reproches públicos en las redes sociales. Finalmente, ambos dirigentes autonómicos firmaron la paz este miércoles con una reunión que duró 1 hora y en la que dieron por zanjadas sus diversas polémicas. Con este armisticio, ponían fin a varios días de incertidumbre en los que incluso se habló de adelanto electoral. Los motivos que han estado a punto de dar al traste con el llamado Pacto del Botánico, el acuerdo con el que accedieron al Govern: el apoyo por parte de Ximo Puig a los objetivos de déficit del Gobierno de Pedro Sánchez y el enfrentamiento entre Mónica Oltra y Gabriela Bravo por el anuncio hace una semana por parte de Bravo de crear una comisaría especializada en violencia machista. "La 'consellera' de Justicia no conoce sus competencias ni las ajenas y se salta a la torera el Pacto Valenciano contra la Violencia de Género y Machista", escribió en un tuit la semana pasada Oltra. "No tengo palabras, o me sobran y me las callo", añadió. Bravo contestó: "Mi compromiso político está ahí para quien quiera medir mi conocimiento de la ley y mis convicciones y, sobre todo, siempre he sido honesta y leal en todas las instituciones en las que he tenido algún tipo de responsabilidad y con los ciudadanos a las que éstas sirven, como el Consell".
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