El final de un matrimonio es una situación bastante desagradable en la que el dinero suele cobrar una gran importancia.
LA INFORMACIÓN, 04 Abril 2018,
En España, los divorcios rozan los 100.000 al año, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que datan de 2016. Por lo que es un paso bastante habitual que dan muchas parejas cuando el amor se acaba. Pero, la vida sigue, y en ese futuro ya independiente es importante gestionar bien el divorcio para que éste no conlleve la ruina personal, algo que ha pasado en un buen número de ocasiones.
Por ello, HelpMyCash, el comparador virtual de productos financieros, ha elaborado la guía 'Finanzas para divorciados: gestión del dinero tras la ruptura', que tiene por objetivo ayudar a plantear la cuestión monetaria durante el proceso de separación, a calcular los costes de los trámites y a proteger el patrimonio propio.
En primer lugar, HelpMyCash indica que, de media, un divorcio contencioso (el que solicita solo 1 de las 2 partes) tiene un coste de entre 800 y 1.600 euros para los abogados más 200 euros para pagar al procurador, mientras que en el caso de un divorcio de mutuo acuerdo, el coste del letrado será de unos 750 euros más la misma cantidad que en el caso anterior para el procurador. Pero, el más económico es el exprés, que se puede hacer por Internet y que, si la pareja no tiene hijos ni bienes, solo cuesta 100 euros.
El régimen del matrimonio, la clave
El informe indica que la clave para saber cómo proceder con el dinero cuando llega el divorcio es el régimen en el que se celebró la unión. Porque si es en gananciales (lo que haya ganado la pareja tras el matrimonio es de ambos) hace todo algo más complicado que si se hizo separación de bienes. Por ejemplo, en el caso de las cuentas y depósitos bancarios, el dinero de todas las cuentas abiertas, sean de titularidad única o compartida, se repartirá al 50%, mientras que si se firmó separación de bienes, solo se repartirán las cuentas compartidas.
Préstamos e hipotecas
Es muy común que los matrimonios soliciten préstamos e hipotecas juntos, ya que así hay más posibilidades de que los concedan y se pueden repartir los gastos. Cuando se disuelve el matrimonio, en el caso de los préstamos se puede seguir compartiendo su pago si se ha terminado de forma amistosa, cancelar la deuda abonándola ambos a partes iguales, o mediante la adquisición del préstamo (y del bien que se compró con él) por parte de una de las partes.
En cuanto a las hipotecas, la guía indica que una de las opciones más contempladas es traspasar la vivienda a un tercero, pero si uno de los miembros del finalizado matrimonio quiere conservarla, hay que hacer una extinción de condominio. Si bien esto no evita que la hipoteca siga estando a nombre de ambos, solo se traspasa el bien inmueble, aunque lo normal es negociar para que sea la persona que se lo queda sea quien siga abonando el préstamo.
Pero si se quiere quedar libre de ese contrato hipotecario, lo único que se puede hacer es una novación, pero esto implica cambiar las condiciones del contrato y los bancos no suelen dar facilidades, ya que les supone menores garantías de cobro.
Planes de pensiones
Estos productos financieros están fuera de cualquier tipo de reparto, ya que tienen carácter privativo, por lo que están fuera de lo que se considera gananciales. Pero si se hicieron aportaciones conjuntas, será el juez el que decida si debe repartirse o no en función de las pruebas que se presenten.
La fiscalidad del divorcio
Por último, HelpMyCash recuerda que un divorcio tiene consecuencias fiscales, ya que todo cambia de nuevo y no se podrán disfrutar de las mismas deducciones y desgravaciones. Por ejemplo, en el IRPF, la declaración de la renta se efectuará, lógicamente, en solitario, y los hijos solo los podrá incluir la persona que tenga la custodia. Además, las pensiones por alimentos no se incluyen ni como ingreso ni como gasto, al contrario que las pensiones compensatorias.
En cuanto al Impuesto de Transacciones Patrimoniales, una vez que se disuelva el contrato de gananciales y se repartan los bienes al 50%, estos estarán exentos de pagar este tributo siempre que se haga a la mitad, pues de no hacerse así habrá que pagar este impuesto.
La repartición de bienes, la clave de las finanzas tras el divorcio
Una de las decisiones que tendrá más peso a la hora de dividir los bienes, ahorros y deudas de una pareja se toma antes de casarse, el régimen matrimonial que se había elegido. Podemos diferenciar 3 regímenes económicos que definirán y establecerán qué corresponde a cada uno antes, durante y después de un divorcio:
Separación de bienes. Este es el régimen que diferencia los bienes que tenía la pareja antes de casarse y los mantiene por separado durante el matrimonio. Es decir, cada uno es propietario de sus haberes, por lo que suele ser el régimen que da menos problemas al divorciarse. No obstante, hay que inscribir todos los bienes bajo este régimen, ya que, en caso contrario, será propiedad de ambos.
Bienes gananciales. Una vez la pareja se ha casado, todos los bienes que vayan obteniendo serán propiedad de ambos, mientras que los que se poseían antes del matrimonio estarán considerados bienes privativos.
Participación. Este es el régimen que suele generar más problemas en un divorcio, porque tanto los bienes que se obtengan durante el matrimonio, como los que pertenecían a cada uno e ellos antes de contraer matrimonio, serán propiedad de ambos. En esos casos, suele requerirse la participación de un juez para que determine qué parte corresponderá a cada uno.
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