Es lo que concluye un estudio científico realizado por
el investigador el doctor Diogo Lamela de la Universidade Lusófona do
Porto en Portugal, que ha contado con la colaboración de la doctora
Bárbara Figuereido de la Universidade do Minho de Portugal.
"Sabemos
que no es el divorcio en sí mismo lo que puede poner en peligro el
bienestar mental de los niños, sino cómo sus padres pueden trabajar
juntos para separar sus problemas pasados ante nueva situación. A veces
los padres tienen problemas al adaptar sus papeles en esta transición
familiar", afirma Lamela.
El estudio, publicado en el
'Jornal de Pediatria' de Elsevier, pone énfasis en la forma en la que la
familia lidia con la nueva situación y, sobre todo, con el rol que
adoptan los padres. Para elaborar la investigación identificaron 11
documentos empíricos que abordan la asociación entre la copaternidad y
el desarrollo psicológico de los niños de padres divorciados.
El estudio observa hasta un 46 % de variación de
la adaptación psicológica de los niños. En particular, los resultados
muestran cómo los niños expuestos a conflictos de copaternidad son más
propensos a desarrollar problemas como el déficit de atención.
Asimismo, la percepción que tienen sus hijos de la relación existente
entre sus padres puede dar lugar a problemas de ansiedad y depresión, y
la hostilidad entre los padres se asocia al desarrollo de una baja
autoestima. Para evitarlo, Lamela recomienda "trabajar con los padres
los problemas específicos de su relación de copaternidad ignorando otros
componentes".
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