Cuando su señoría es el sancionado (o no)
(........) Cada caso es grave, porque los jueces ejercen un poder del Estado: el
judicial.
En sus manos están algunas de las decisiones más
trascendentes para la vida de los ciudadanos. Las toman cada día.
No es
solo la libertad o la prisión, en asuntos penales, o la protección de
las mujeres maltratadas.
Juzgados y tribunales aplican la ley para
resolver sobre matrimonios, divorcios, despidos, herencias, pensiones,
quiebras… La aplican a todo salvo, a veces, a sí mismos.
Casos como el
de Anguita o Martín ayudan a extender ese estado de opinión.
Quizá por ello, el Poder Judicial ha optado en los últimos años por
una política de opacidad que impide conocer sus resoluciones
disciplinarias (solo se hace público el fallo de los expedientes más
sonados) que, hasta 2004, se publicaban en un libro que salvaguardaba la
intimidad omitiendo los datos personales.
Ahora no se facilitan ni a
través del gabinete de prensa, que sí ofrece, sin embargo, los datos
generales.
EL PAÍS ha revisado los acuerdos del pleno y de la comisión
disciplinaria desde 2004 hasta finales de 2010. Los miembros del Consejo
consultados se niegan a valorarlos.
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