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Enamorarse de una cartera
Un polémico libro defiende la idea de que los matrimonios basados en el interés son más felices y duraderos. ¿Se acabó eso de casarse por amor?
ELENA MARTÍN.16/10/09
Enamorarse es muy difícil.
Primero, tienes que buscar a alguien con tus mismos intereses y gustos, que sea físicamente aceptable y que sepa defenderse en público, esto es, que demuestre, al menos, algunos indicios de inteligencia.
Después viene todo el lío de juntar sueldos para ver qué estudio de 30 m2 os podéis comprar con una hipoteca a 50 años que se llevará la mitad de los ingresos.
Y cuando todo esté preparado –costará sudores y lágrimas-, vendrán los niños y con ellos los colegios, los médicos, los libros, los juguetes...
Total, una vida marcada por muchos gastos y poco dinero para disfrutar.
Pero quien se agobia con este tema es porque quiere, o así piensan la doctora Daniela Drake y Elizabeth Ford, productora de televisión, ambas autoras de Las chicas listas se casan por dinero: cómo se han dejado engañar las mujeres por el sueño romántico y cuánto están pagando por ello.
Un libro que defiende la idea de que los matrimonios no basados en el enamoramiento y en el romanticismo sino en algo más práctico como el interés, a la larga son más felices y duraderos.
Las autoras no se cortan y avalan la retrógrada idea de que el varón debe ser la figura aprovisionadora y prevalente de la pareja, de tal forma que la mujer se olvida de la idea del amor romántico porque para ser feliz sólo necesita dinero.
Un dinero que, obviamente, no sale de su bolsillo, sino de la cuenta bancaria de su esposo.
Volvemos, pues, a la tesis del matrimonio como un intercambio de intereses y como una forma de supervivencia económica que tantas veces se ha tratado de desterrar.
Las autoras no se quedan ahí y también defienden otras teorías para que la mujer encuentre “la cartera perfecta”.
Por un lado, aseguran que es necesario un autodescubrimiento del sexo.
Cuanto más se practique en la intimidad, más experiencia se adquiere y más se podrá satisfacer sexualmente al rico que duerme al otro lado de la cama.
Pero esta práctica tampoco puede ocupar mucho tiempo, ya que de la misma manera que la mujer busca un hombre poderoso, éste quiere una mujer bonita –entendiéndose “bonita” como sinónimo de joven-, que aún mantenga la capacidad seductora del atractivo sexual.
Así que la mujer no tiene ni tiempo ni juventud que perder si lo que quiere es tener un futuro relajado –económicamente- con el hombre perfecto –perfectamente rico-.
Pero si tenemos en cuenta las ideas que exponen las autoras del libro, casarse con un hombre rico sería “pan para hoy y hambre para mañana”.
Un negocio mal montado en el que la mujer, a largo plazo, sale perdiendo.
“Los primeros años serán fáciles de aguantar, él pone el dinero y ella la apariencia. Pero luego la belleza comenzará a desaparecer y, en una ecuación inversa, el sueldo del marido se mantendrá, si no ha aumentado”, afirma José Ignacio Perales, psicólogo experto en problemas matrimoniales
“Si el hombre persigue sólo un cuerpo bonito no tiene por qué llegar al matrimonio. Es decir, no voy a comprarme algo caro y que dentro de unos años quiera cambiar si puedo alquilarlo y mantenerlo sólo el tiempo que me apetezca. Suena cruel, pero también hay que mirarlo desde el punto de vista de que, en circunstancias como esta, ningún miembro de la pareja puede dárselas de inocente. Si la belleza de la mujer se va, el hombre querrá cambiarla por otra; pero por esta regla de tres, si el dinero de él desaparece, también lo hará ella”, concluye el psicólogo.
A pesar de ello, son muchas las mujeres que estarían dispuestas a compartir su vida –o parte de ella- con hombres de los que no están enamoradas, sólo por su dinero.
Según un estudio realizado en Estados Unidos, un 66 % de las mujeres estarían extremadamente dispuestas a casarse por dinero, mientras que en el sector masculino, sólo lo haría el 50%.
En cuanto al perfil de aquellos que tienden a enamorarse por dinero, el doctor Perales afirma que en general se trata de personas con una trayectoria amorosa un tanto truncada, con infancias difíciles u obsesionados por el bienestar económico.
También forman parte de este grupo aquellos que han tenido todo lo que han querido de la forma más fácil posible y que, acostumbrados a lograrlo gracias a terceros, se ven incapaces de conseguirlo de forma autónoma.
Las autoras del libro han tenido experiencia en este sentido, coinciden en matrimonios fallidos y sus temibles consecuencias en forma de celos.
Respecto a Ford, su marido la dejó por una pareja más joven, mientras que Drake tiene que vivir cada día con la certeza de que, tras su divorcio, su ex marido se volvió rico.
Quizás este contexto de amores fallidos y pasiones acabadas ayuden a entender cómo 2 mujeres con estudios superiores llegan a la conclusión de que para ser felices hay que convertirse en cazadoras de oro.
Ellas ya habrán marcado el precio de su amor, y en vez de esperar a su príncipe azul, estarán buscando a su príncipe bancario.
1 comentario:
Como quiera que las personas tendemos a vivir en sociedad, relacionarnos con los semejantes y en muchos casos a sentir la necesidad de formar parejas con vinculación sentimental, configurando lo que se hace llamar familia, y como somos seres tan complejos como inteligentes que tenemos derecho a que nuestros sentimientos y opiniones puedan cambiar, no es descabellado plantearse la realidad de forma mas amplia a como habitualmente la observamos y comprobaremos que siempre nos enfrentamos a dos posibilidades, y una de ellas siempre será positiva. Por ello, es muy conveniente que, desde el principio nos ofrezcamos la posibilidad de conocernos un poco más.
1.- No comiences el camino de la convivencia si no estás dispuesto/a a participar activa y responsablemente, al cincuenta por ciento durante toda su existencia.
2.- Comunicación significa poner en común e implica compartir. Es un proceso de carácter social que debería estar siempre presente durante la convivencia y en su máxima expresión.
3.- Los derechos y deberes serán idénticos para ambos, tal y como lo refleja La Constitución y La Legislación.
4.- Es necesario que los dos posean ingresos económicos estables.
5.- Siempre serán dos economías de titularidad individual y con plena autonomía.
6.- Todos los gastos comunes, bienes y servicios que pudieran necesitar durante la relación serán costeados al cincuenta por ciento. Cualquier exceso a este porcentaje, deberá ser consensuado previamente, especificándose la cantidad excedida, persona que la sufragará y si así lo acuerdan, las condiciones para su devolución.
7.- Todos los bienes y servicios, dinero efectivo, cesiones, donaciones y regalos que la pareja reciba de terceras personas con quien tengan vinculación consanguínea o de amistad, serán de uso común, pero pertenecerán al que tenga dicha relación, excepto en las ocasiones en las que la relación de amistad haya sido formada conjuntamente, en cuyo caso, la pertenencia quedará dividida de forma equitativa entre ambos.
8º.- Es imprescindible consensuar las siguientes cuestiones sobre la posible descendencia:
• ¿cuáles son nuestros proyectos de vida? (El tuyo, El mío, El nuestro)
• ¿Deseamos tener hijos?
• ¿Cuáles son las razones por las cuales los deseamos tener?
• ¿Qué sentido tiene tener familia para cada uno y para la pareja?
• ¿Qué papel juega construir familia en nuestro proyecto?
• ¿Qué tipo de familia deseamos formar?
• ¿Cómo deseamos tratar nuestros hijos?
• ¿Qué tipo de ambiente familiar aspiramos a construir?
• ¿Cómo desearíamos formar los hijos?
• ¿Qué tipo de formación y de valores esperamos fortalecerles?
• ¿En qué condiciones de vida deseamos tenerles y criarles?
9.- Es muy importante detallar minuciosamente qué desean para los posibles hijos en el futuro, las condiciones que afectarán a la patria potestad y custodia, que deberán prevalecer en el hipotético caso de que la relación de pareja concluya, así como un compromiso de responsabilidad conjunta irrenunciable para que sus necesidades biológicas, emocionales e intelectuales sean cubiertas siempre, con prioridad y equidad.
10.- Si todo lo anterior queda consensuado y eres capaz de firmarlo, no hay más que comenzar la hermosa andadura, en caso contrario ya sabes, el prisma tampoco tiene las caras paralelas y además, modifica el observatorio de la realidad. Una adecuada reflexión sería lo conveniente.
Este decálogo no garantiza el éxito de la convivencia en pareja ni de su relación sentimental,
consigue un conocimiento mayor entre ambos desde el principio y un futuro más predecible
que sólo unos pocos privilegiados moral y emocionalmente serán capaces de aceptar y cumplir.
Pedro Cruz Montesdeoca-Gran Canaria
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