martes, 28 de abril de 2020

¿Para que sirven los Puntos de Encuentro Familiar?

1/3 de las 1.678 familias que iban a los 16 puntos de encuentro de la región llegan a acuerdos.
La pandemia provocó el cierre de los centros en la comunidad habilitados para que los menores mantengan relaciones con sus familiares durante los procesos y situaciones de separación y divorcio.
R. TRAVESÍ, 26 abril 2020
Cerca de 1/3 de las 1.678 familias que acudían regularmente a los 16 Puntos de Encuentro Familiar de Castilla y León, antes del cierre de estos centros por el estado de alarma y el confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la Covid-19, para las visitas y el intercambio de hijos, ha alcanzado acuerdos sin la mediación de los técnicos de la Asociación para la Protección del Menor (Aprome).
El personal de la entidad dejó de prestar el servicio gratuito, que es financiado por la Junta a través de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, el pasado 13 de marzo de forma presencial aunque continúa con su labor de trabajo con las familias, los menores y los padres para orientarles en la educación o cambiarles las pautas de comportamiento.
El servicio que presta Aprome facilita que los menores puedan mantener relaciones con sus familiares durante los procesos y situaciones de separación, divorcio u otros supuestos de interrupción de la convivencia familiar, hasta que desaparezcan las circunstancias que motivaron la necesidad de utilizar este recurso. Lo habitual es que este recurso sea fijado por un juez como la única alternativa para garantizar un encuentro normalizado de los menores con sus progenitores, ya sean padres divorciados o en proceso de separación matrimonial y por la existencia de problemas mentales.
Por lo tanto, la Junta promueve un servicio que tiene como objetivo proteger el derecho del menor a mantener una relación con sus familiares, siempre que sea beneficiosa para él, y hacer cumplir el régimen de visitas. Se trata de un recurso temporal puesto que lo ideal es que haya una relación cordial por el bien de los hijos. Un recurso temporal que ahora, con la pandemia del coronavirus, ha sufrido un contratiempo con el cierre de los centros de Aprome pero para muchas familias ha sido una «prueba de fuego» a la hora de tratar de normalizar esas relaciones.
A la vista de los datos aportados a la Agencia Ical por la presidente de Aprome, Susana Rodríguez, cerca de 1/3 tercio de las 1.678 familias -registradas a enero pasado- ha logrado que las llamadas telefónicas a los menores y los intercambios durante los fines de semanas y la Semana Santa hayan sido de mutuo acuerdo entre los padres.
Actos que, antes del estado de alarma, se producían en los propios centros de Aprome y que, ahora, se han pactado sin la supervisión del personal de la asociación tras haber fijado los padres y los familiares las condiciones de las visitas 'virtuales' o telefónicas o los intercambios de los menores, además de haber acordado los comportamientos a seguir. «Se ha producido la situación ideal porque los adultos han demostrado que es posible normalizar una situación para que prime el bienestar del menor», subrayó Martínez. Añadió que estos avances se han producido, sobre todo, en los centros grandes como los de las capitales de Valladolid, Burgos y León.«En el resto y en las localidades más pequeñas se ha logrado pero cuesta un poco más», reconoció.
La presidenta de Aprome explicó a Ical, la situación sobrevenida el viernes 12 de marzo cuando la Junta comunica el cierre de los Puntos de Encuentro Familiar de la Comunidad. «Ese mismo día, a las 15 horas, nos pusimos en contacto con las familias -alrededor de 3.000 llamadas, entre padres y madres- para avisar del cierre de sus instalaciones, donde muchos debían acudir por la tarde para los intercambios de los menores», precisó. La consigna, prosiguió, fue anteponer la salud y la vida del menor al derecho de las familias, por lo que se intentó posponer las visitas y los contactos para otro momento. «De forma mayoritaria, fue una situación entendible y aceptada por parte de los padres», señaló Susana Rodríguez.
Sentido de la responsabilidad
Desde ese momento, los técnicos de la asociación se volcaron en el trabajo de las familias para tratar de llegar a acuerdos y facilitar los encuentros y los intercambios, sin que fuera necesaria una supervisión. «Propusimos fórmulas para realizarlos pero nos soprendió gratamente que los padres pusieran facilidades y todos aportaron su granito de arena, por lo que ha salido la vena más responsable. En este sentido, nos han dado una lección en su comportamiento y no ha sido necesario avisar a la Policía para comunicar un incidente«, confesó la presidenta de Aprome. Como anécdota puso el ejemplo de que algunas familias de Valladolid decidieron fijar como punto de intercambio la puerta de una comisaría mientras que otras acudían al portal del centro donde, habitualmente, quedaban todos los viernes.
Fruto de esa labor, se logró que cerca de 1/3 tercio de las familias que, habitualmente, utilizaban los Puntos de Encuentro para las visitas o los intercambios de hijos los fines de semana se pusiera de acuerdo mientras durara el estado de alarma por el Covid-19. De esta manera, por ejemplo, en lugar de las visitas ha habido contactos telefónicos, después de que los adultos pactaran las condiciones, para que el niño pudiera seguir con el contacto con su progenitor.
Susana Martínez reconoció que, a medida que el confinamiento se prolongaba en el tiempo, la semana pasada se puso en marcha la IIª fase para las familias donde fue imposible un acuerdo entre las partes. En estos casos, el personal de Aprome ha propuesto una mediación entre los padres para hubiera un contacto telefónico o videollamada con los hijos que no ven habitualmente. Eso sí, con el objetivo de salvaguardar los derechos del menor, aquí sí estaba presente un técnico de la asociación. «Se fija una hora para que un profesional pueda controlar esa situación», precisó.
De esta manera, la conversación es seguida en tres dispositivos, el del progenitor, el del menor y el de un técnico de Aprome, que supervisa esa videollamada. El profesional es el encargado de iniciar la sesión, después de que los dos padres hayan puesto por escrito que van a cumplir las normas fijadas. «Es el mismo protocolo y compromiso que si la visita fuera presencial», añadió. Un protocolo que incluye, por ejemplo, mantener una actitud amable con el hijo y no nombrar a la otra parte de la pareja de forma negativa.
Situaciones de «alta complejidad»
La presidenta de la entidad también se refirió a las situaciones de «alta complejidad», donde el intercambio de menores en los puntos de encuentro ya es «muy difícil. Son familias donde hay una gran resistencia a los acuerdos y, en algunos casos, existen órdenes de alejamiento entre los padres dictadas por los juzgados. Para ellos, se habilita la sala del centro de Aprome para que uno de los progenitores entre por la puerta de una habitación a dejar al menor y la otra persona no accede a este lugar hasta que haya abandonado ese espacio. Incluso, hay situaciones límite en que un agente de la Policía espera a la víctima de violencia de género en las inmediaciones del centro de la asociación.
No en vano, la mayor parte de los casos que cada año llegan a los puntos de encuentro fue derivado de los juzgados (Familia o de Primera Instancia y de Violencia contra la Mujer) y el resto, por los servicios de protección a la infancia de las gerencias territoriales. Mientras que es testimonial el número de los que usan el servicio gratuito de mutuo acuerdo.
La comunidad cuenta con 16 Puntos de Encuentro Familiar (1 por capital provincia, salvo Valladolid que cuenta con 2, además de Aranda de Duero y Miranda de Ebro, en Burgos; San Andrés del Rabanedo y Ponferrada, en León; y Laguna de Duero y Medina del Campo, en la provincia vallisoletana). Estos centros de Aprome en la Comunidad cuentan con cerca de 90 profesionales, entre trabajadores sociales, psicólogos y educadores.
Nota: Un Total fracaso. ¿Cual era la intención del artículo? ¿Justificar la pasta que se llevan anualmente?

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