Tribuna :
Enrique Briones Seguí, Presidente del grupo Ibergest.20.08.12
En estos momentos, la falta de crédito, el stock de pisos, el mayor
paro, la baja demanda de compradores y el incremento de la morosidad han
dado lugar a que los bancos se encuentren con un alto volumen de
activos inmobiliarios a los que deben dar salida.
Además, esta gran cantidad de stock, unido al tiempo transcurrido
hasta que la venta del inmueble se hace efectiva, deteriora
considerablemente la calidad de los locales o viviendas. En ese caso, el
inmueble pierde valor y tarda más en venderse.
Ante esta situación, la
puesta en marcha de un protocolo de actuación atendiendo al
mantenimiento para evitar los desperfectos ocasionados por su desuso, es
de vital importancia.
En este sentido, la prevención a través de tareas
de conservación y mantenimiento consigue aportar calidad al inmueble y
que este no se desvalorice.
La exigencia del cliente es otro de los aspectos a tener en cuenta
por las entidades bancarias. Las prioridades del comprador son adquirir
la vivienda en las mejores condiciones y con un precio reducido.
Las
entidades financieras deben ser conscientes de que el mal estado de los
inmuebles penaliza su valor.
Además, el sector financiero deberá plantearse varias cuestiones a la
hora de analizar su stock inmobiliario.
La primera de ellas es conocer
cuál es el estado real de su stock, mientras que la segunda es averiguar
si está en disposición de competir con las miles de viviendas ofertadas
en la actualidad.
Para solventar los problemas derivados de la falta de conservación
generada durante la desocupación de las viviendas, lo más adecuado es
establecer tareas de mantenimiento hasta la venta y ocupación del
inmueble por el nuevo propietario.
Lógicamente esta tarea no es propia
de los bancos por lo que lo mejor es contar con un proveedor externo.
De
esta forma, se garantiza al comprador la calidad y el buen estado del
producto sin que este realice un desembolso económico una vez adquiera
el inmueble.
El cliente adquiere una vivienda en perfecto estado debido a
las tareas de mantenimiento efectuadas hasta el momento de la
adquisición.
Por otro lado, las entidades bancarias consiguen
beneficiarse de esta medida al evitarse las presiones de los compradores
para reducir su precio de venta.
La subcontratación de servicios de mantenimiento de activos
inmobiliarios se convierte en un gran aliado para las entidades
financieras.
Esta externalización no supondrá la pérdida de control por
parte de la entidad de los inmuebles, ni de las actuaciones practicadas
en los mismos.
El protocolo de actuación de estas prestaciones abarcará
tareas que irán desde la recepción del inmueble, inventario e informe
del estado, mantenimiento y conservación del mismo e incluso, finalmente
la comercialización de la propiedad a posibles compradores.
Para controlar todas estas cuestiones, es recomendable una estrecha
comunicación entre cliente y proveedor.
Una plataforma online es el
mejor aliado para no perder detalle y gestionar el estado de los
distintos servicios que se tienen que realizar en el inmueble.
A esto se
suma, la recepción de informes y ratios de eficiencia, que se realizará
con mayor agilidad y total seguridad.
Como conclusión, el estado en el que se encuentre y mantenga un
inmueble repercute en el resultado del proceso de comercialización y
hace que este se pueda llevar a cabo en un plazo más breve o se dilate
en el tiempo.
Además, los bancos podrán conservar su producto de forma
adecuada para adelantarse y estar preparado ante la mejora de la
situación del mercado inmobiliario.
De esta forma, tendrán un valor
adicional frente a su competencia.
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