Brad Pitt y Angelina Jolie llegan a acuerdo de divorcio.
Informalia, 31/12/2024
En el aire de este lunes de diciembre, justo cuando el calendario parecía cerrar otro capítulo de la vida, Brad Pitt y Angelina Jolie, el dios y la diosa que una vez encarnó el ideal de Hollywood, firmaron el acuerdo que puso fin a uno de los divorcios más sonados de las últimas décadas.
Informalia, 31/12/2024
En el aire de este lunes de diciembre, justo cuando el calendario parecía cerrar otro capítulo de la vida, Brad Pitt y Angelina Jolie, el dios y la diosa que una vez encarnó el ideal de Hollywood, firmaron el acuerdo que puso fin a uno de los divorcios más sonados de las últimas décadas.
8 años después de que la hija de aquel Cowboy de Medianoche llamado Jon Voight solicitara formalmente la disolución de su matrimonio, el litigio termina, no con estridencia, sino con un susurro que resuena en las colinas de Los Ángeles pero también en los viñedos de Provenza.
La historia comenzó, como tantas otras, bajo el fulgor del celuloide. Era 2005, el año en que el rodaje de Sr. y Sra. Smith encendió una chispa entre Pitt y Jolie. Él pasaba entonces de los 40 y ella aún no había llegado a los 30. En la pantalla, eran la pareja explosiva; en la vida real, parecían los herederos de una dinastía moderna, acaparando titulares con su belleza imposible y su vida de familia en expansión.
La historia comenzó, como tantas otras, bajo el fulgor del celuloide. Era 2005, el año en que el rodaje de Sr. y Sra. Smith encendió una chispa entre Pitt y Jolie. Él pasaba entonces de los 40 y ella aún no había llegado a los 30. En la pantalla, eran la pareja explosiva; en la vida real, parecían los herederos de una dinastía moderna, acaparando titulares con su belleza imposible y su vida de familia en expansión.
6 hijos, 3 biológicos y 3 adoptados, formaron el núcleo de lo que muchos consideraron una versión renovada del sueño americano, cosmopolita y glamuroso. La boda de 2014, en el Château Miraval, fue la culminación de ese mito. Allí, entre viñedos y atardeceres provenzales, prometieron un amor eterno que ya comenzaba a agrietarse. Apenas 2 años después, el castillo sería el epicentro de su caída, no solo como hogar, sino como símbolo de una unión que resultó insostenible.
Pero todo comenzó a desmoronarse el 19 de septiembre de 2016, cuando Jolie presentó la solicitud de divorcio. Lo hizo con acusaciones que arrojaron una sombra oscura sobre Pitt: agresión física y verbal durante un vuelo privado, presiones para firmar acuerdos de confidencialidad, años de lo que ella describió como abuso emocional. Aunque las investigaciones lo absolvieron, el daño ya estaba hecho.
La guerra que siguió fue tanto personal como material. Por un lado, la custodia de sus 6 hijos —un campo de batalla emocional donde las relaciones familiares quedaron profundamente afectadas— y, por otro, el Château Miraval, esa propiedad que había sido un refugio de amor y que ahora se convirtió en el epicentro de los enfrentamientos legales.
James Simon, abogado de Jolie, resume el desenlace con la gravedad que merece el caso: "Este acuerdo es solo una parte de un largo proceso que comenzó hace 8 años. Angelina está agotada, pero aliviada", reza el comunicado enviado a Page Six. Su defensa, dice, ha estado centrada en el bienestar de los hijos, que han sido testigos inevitables y piezas clave en este entramado. Zahara, Shiloh y Vivienne eliminaron el apellido Pitt de sus documentos, un gesto cargado de simbolismo, mientras que Maddox y Pax, los mayores, cortaron todo contacto con su padre. Solo Knox y Vivienne mantienen algún vínculo, aunque distante. El eco de esta fragmentación familiar es el legado más doloroso de un amor que alguna vez pareció inquebrantable.
En el ámbito material, el Château Miraval quedó como la metáfora perfecta del litigio. Valorado en 140 millones de euros, con 30 hectáreas de viñedos, el castillo fue tanto un paraíso como una trampa. Las disputas por su propiedad y los ingresos de sus viñedos prolongaron la batalla legal hasta el último minuto.
Para Pitt, este acuerdo llega en un momento de relativa estabilidad. Con 61 años y 2 Oscar bajo el brazo, el actor parece haber encontrado un respiro emocional en su relación con Inés de Ramón, una diseñadora de joyas que acaba de cumplir 32 años, entró en su vida hace 2.
En el Festival de Venecia, su aparición conjunta marcó una declaración de intenciones, un gesto que sugiere que Pitt está listo para dejar atrás los fantasmas del pasado y mirar hacia adelante. "Brad está interesado en casarse nuevamente, y todo es gracias a Inés", aseguran fuentes cercanas al actor citadas por la prensa anglosajona. Incluso amigos de su círculo más íntimo, como George Clooney, han dado su visto bueno. La posibilidad de una nueva boda, lejos de los focos y las turbulencias, marca un contraste radical con el final amargo de su unión con Jolie.
El lado invisible de Angelina
Por su parte, Angelina Jolie se enfrenta al epílogo de esta historia con una mezcla de alivio y cansancio. "Ella no habla mal de Pitt ni en público ni en privado", afirma su entorno. En estos años, su enfoque ha estado en reconstruir la vida de sus hijos y en redescubrir su propia luz después de lo que describe como una época oscura. La actriz y directora, que es una de las figuras más influyentes de Hollywood, ha elegido el silencio como arma.
A través de su abogado, dejó claro que su prioridad nunca fue la venganza, sino encontrar un camino hacia la paz. La actriz está a punto de estrenar la película en la que da vida a la mítica soprano María Callas en un largometraje en el que ofrece, dicen, la que puede que sea su mejor actuación hasta la fecha y dirige Pablo Larraín.
El acuerdo de divorcio entre Pitt y Jolie pone fin a una etapa de litigios y reproches, pero también deja preguntas sin responder. ¿Qué ocurrió realmente en aquel vuelo privado? ¿Qué heridas, invisibles para el público, aún quedan abiertas en sus hijos? En el fondo, esta historia no tiene vencedores, solo sobrevivientes. Pitt y Jolie, 2 estrellas que brillaron juntas y ahora lo hacen por separado, han aprendido a vivir con las cicatrices de una unión que fue tan apasionada como destructiva. Con este pacto, Hollywood pierde una de sus sagas más polémicas y mediáticas, pero ambos actores parecen haber encontrado un mínimo de equilibrio. Pitt, con la posibilidad de un nuevo matrimonio; Jolie, con su papel de madre y defensora del bienestar familiar. El mundo seguirá observándolos, ya no como el matrimonio dorado que una vez fueron, sino como 2 individuos que, a pesar del glamour y la fama, han vivido una historia tan compleja y humana como la de cualquiera.
Pero todo comenzó a desmoronarse el 19 de septiembre de 2016, cuando Jolie presentó la solicitud de divorcio. Lo hizo con acusaciones que arrojaron una sombra oscura sobre Pitt: agresión física y verbal durante un vuelo privado, presiones para firmar acuerdos de confidencialidad, años de lo que ella describió como abuso emocional. Aunque las investigaciones lo absolvieron, el daño ya estaba hecho.
La guerra que siguió fue tanto personal como material. Por un lado, la custodia de sus 6 hijos —un campo de batalla emocional donde las relaciones familiares quedaron profundamente afectadas— y, por otro, el Château Miraval, esa propiedad que había sido un refugio de amor y que ahora se convirtió en el epicentro de los enfrentamientos legales.
James Simon, abogado de Jolie, resume el desenlace con la gravedad que merece el caso: "Este acuerdo es solo una parte de un largo proceso que comenzó hace 8 años. Angelina está agotada, pero aliviada", reza el comunicado enviado a Page Six. Su defensa, dice, ha estado centrada en el bienestar de los hijos, que han sido testigos inevitables y piezas clave en este entramado. Zahara, Shiloh y Vivienne eliminaron el apellido Pitt de sus documentos, un gesto cargado de simbolismo, mientras que Maddox y Pax, los mayores, cortaron todo contacto con su padre. Solo Knox y Vivienne mantienen algún vínculo, aunque distante. El eco de esta fragmentación familiar es el legado más doloroso de un amor que alguna vez pareció inquebrantable.
En el ámbito material, el Château Miraval quedó como la metáfora perfecta del litigio. Valorado en 140 millones de euros, con 30 hectáreas de viñedos, el castillo fue tanto un paraíso como una trampa. Las disputas por su propiedad y los ingresos de sus viñedos prolongaron la batalla legal hasta el último minuto.
Para Pitt, este acuerdo llega en un momento de relativa estabilidad. Con 61 años y 2 Oscar bajo el brazo, el actor parece haber encontrado un respiro emocional en su relación con Inés de Ramón, una diseñadora de joyas que acaba de cumplir 32 años, entró en su vida hace 2.
En el Festival de Venecia, su aparición conjunta marcó una declaración de intenciones, un gesto que sugiere que Pitt está listo para dejar atrás los fantasmas del pasado y mirar hacia adelante. "Brad está interesado en casarse nuevamente, y todo es gracias a Inés", aseguran fuentes cercanas al actor citadas por la prensa anglosajona. Incluso amigos de su círculo más íntimo, como George Clooney, han dado su visto bueno. La posibilidad de una nueva boda, lejos de los focos y las turbulencias, marca un contraste radical con el final amargo de su unión con Jolie.
El lado invisible de Angelina
Por su parte, Angelina Jolie se enfrenta al epílogo de esta historia con una mezcla de alivio y cansancio. "Ella no habla mal de Pitt ni en público ni en privado", afirma su entorno. En estos años, su enfoque ha estado en reconstruir la vida de sus hijos y en redescubrir su propia luz después de lo que describe como una época oscura. La actriz y directora, que es una de las figuras más influyentes de Hollywood, ha elegido el silencio como arma.
A través de su abogado, dejó claro que su prioridad nunca fue la venganza, sino encontrar un camino hacia la paz. La actriz está a punto de estrenar la película en la que da vida a la mítica soprano María Callas en un largometraje en el que ofrece, dicen, la que puede que sea su mejor actuación hasta la fecha y dirige Pablo Larraín.
El acuerdo de divorcio entre Pitt y Jolie pone fin a una etapa de litigios y reproches, pero también deja preguntas sin responder. ¿Qué ocurrió realmente en aquel vuelo privado? ¿Qué heridas, invisibles para el público, aún quedan abiertas en sus hijos? En el fondo, esta historia no tiene vencedores, solo sobrevivientes. Pitt y Jolie, 2 estrellas que brillaron juntas y ahora lo hacen por separado, han aprendido a vivir con las cicatrices de una unión que fue tan apasionada como destructiva. Con este pacto, Hollywood pierde una de sus sagas más polémicas y mediáticas, pero ambos actores parecen haber encontrado un mínimo de equilibrio. Pitt, con la posibilidad de un nuevo matrimonio; Jolie, con su papel de madre y defensora del bienestar familiar. El mundo seguirá observándolos, ya no como el matrimonio dorado que una vez fueron, sino como 2 individuos que, a pesar del glamour y la fama, han vivido una historia tan compleja y humana como la de cualquiera.
Porque, al final, el amor y el desamor son el guion más antiguo y universal de todos.
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