La psicóloga Ana Belén Medialdea plantea una reflexión en torno a los matices que rodean al concepto de egoísmo y revela cuál es su relación con la autoestima.
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Salirse de lo establecido o de lo que se espera de ti suele sorprender.
Ana Belén Medialdea, 18/05/2023
Me gustaría invitarte a reflexionar sobre el concepto de generosidad y de egoísmo. ¿Alguna vez te has sentido egoísta por hacer lo que tú necesitabas en vez de hacer lo que se esperaba de ti?
Seguramente, en más de una ocasión, te habrá invadido el sentimiento de culpa o de malestar por no haber hecho lo que creías que se esperaba de ti. Quizás, te hayas sentido egoísta y te hayas juzgado a ti mismo por haber pensado un poquito más en lo que tú necesitabas y no tanto en lo que otras personas necesitaban de ti.
En consulta suelo encontrar con mucha frecuencia a personas que me dicen: «Ana, estoy muy cansada de estar para todo el mundo menos para mí, tengo que aprender a ser un poco más egoísta. Es más, quiero ser más egoísta y pensar más en mí». En estos casos siempre digo lo mismo, quizá tienes que aprender a ser menos egoísta contigo mismo para ser más generosa contigo. ¿Te estás preguntando qué quiero decirte con esto? Pues verás, nos han enseñado que cuidarse y respetarse por encima de cualquier necesidad ajena no es un acto de generosidad, sino de egoísmo.
Cuando nos autoengañamos aceptamos como verdad una realidad que no tiene por qué ser cierta.
La mayoría de las personas hemos crecido con la idea de que cuanto más hagamos por los demás, cuánta más ayuda le proporcionemos y cuánto más generosos seamos, más valemos como personas. Es como si hacer todo esto por los demás, nos sirviera para colocarnos el título de «buenas personas». En cambio, no hacerlo es de ser personas egoístas.
Ana Belén Medialdea, 18/05/2023
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Seguramente, en más de una ocasión, te habrá invadido el sentimiento de culpa o de malestar por no haber hecho lo que creías que se esperaba de ti. Quizás, te hayas sentido egoísta y te hayas juzgado a ti mismo por haber pensado un poquito más en lo que tú necesitabas y no tanto en lo que otras personas necesitaban de ti.
En consulta suelo encontrar con mucha frecuencia a personas que me dicen: «Ana, estoy muy cansada de estar para todo el mundo menos para mí, tengo que aprender a ser un poco más egoísta. Es más, quiero ser más egoísta y pensar más en mí». En estos casos siempre digo lo mismo, quizá tienes que aprender a ser menos egoísta contigo mismo para ser más generosa contigo. ¿Te estás preguntando qué quiero decirte con esto? Pues verás, nos han enseñado que cuidarse y respetarse por encima de cualquier necesidad ajena no es un acto de generosidad, sino de egoísmo.
Cuando nos autoengañamos aceptamos como verdad una realidad que no tiene por qué ser cierta.
La mayoría de las personas hemos crecido con la idea de que cuanto más hagamos por los demás, cuánta más ayuda le proporcionemos y cuánto más generosos seamos, más valemos como personas. Es como si hacer todo esto por los demás, nos sirviera para colocarnos el título de «buenas personas». En cambio, no hacerlo es de ser personas egoístas.
Vamos, que si no te apetece ser «generoso» con alguien, si no te apetece o no puedes ayudar en ese momento ofreciendo la ayuda que te están solicitando es porque no eres buena persona.
A la mayoría nos han enseñado desde pequeños que tenemos que pensar más en los demás que en nosotros mismos y por lo tanto hemos aprendido que es normal pensar antes en las necesidades que tengan los demás que en las necesidades que tenemos nosotros.
«Te fallas a ti mismo cuando no eres generoso contigo por serlo con los demás»
Quizás en este momento estés pensando: «¡Claro, ahora tiene sentido que cuando alguien me pide algo, antes de pararme a pensar si puedo o no, si me apetece o no, lo 1º que hago es intentar hacerlo!» Sí, hay muchas personas que han aprendido que para que los demás las valoren, tienen que ser ese tipo de «buena persona» que tiene que ser más generosa con los demás que consigo misma.
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Quizás en este momento estés pensando: «¡Claro, ahora tiene sentido que cuando alguien me pide algo, antes de pararme a pensar si puedo o no, si me apetece o no, lo 1º que hago es intentar hacerlo!» Sí, hay muchas personas que han aprendido que para que los demás las valoren, tienen que ser ese tipo de «buena persona» que tiene que ser más generosa con los demás que consigo misma.
Ese tipo de persona que antes de pensar un poquito en lo que le va a suponer decir ese 'sí', ya lo está diciendo y eso hace que no piense en las consecuencias directas que ese 'sí' va a tener para su propia persona.
Trabajar la autoestima no significa, como muchas personas creen, trabajar en uno mismo tanto que ya siempre tengas que decir a todo que 'no' y volverte una persona egoísta. Sanear tu autoestima significa sanear la relación que tienes contigo mismo y aprender a ser generoso contigo. Aprender a protegerte y valorarte para no ser egoísta contigo. De lo que se trata es de no ser egoístas con los demás, pero tampoco serlo contigo.
Se trata de no hacerte a ti, lo que no te gustaría hacerle a los demás.
Se trata de hacer por los demás lo que realmente puedes desde tu salud y sin gastar toda la energía que necesitas para ti. Porque tú también te necesitas y si das todo, sin medida, no estarás siendo generoso contigo. Estarás siendo egoísta e irresponsable contigo.
Me encantaría que ahora te pararas un momento a reflexionar sobre estas preguntas que te planteo: Hazte estas preguntas:
¿Soy generoso conmigo cuando mi vida gira en torno a la tuya para obtener tu valoración?
¿Soy generoso conmigo cuando me aparto de lo que quiero y necesito para satisfacerte?
¿Soy generoso conmigo cuando callo para no ofenderte?
¿Soy generoso conmigo cuando te digo que sí a algo que realmente no quiero?
Si hago esto, ¿estoy siendo generoso conmigo o estoy siendo un egoísta conmigo?
Si estoy siendo poco generoso conmigo y muy egoísta conmigo para evitar serlo contigo, ¿qué lugar me estoy dando a mí mismo? ¿me estoy tratando como algo que me importa? ¿me estoy dando un buen trato?
Se trata de hacer por los demás lo que realmente puedes desde tu salud y sin gastar toda la energía que necesitas para ti. Porque tú también te necesitas y si das todo, sin medida, no estarás siendo generoso contigo. Estarás siendo egoísta e irresponsable contigo.
Me encantaría que ahora te pararas un momento a reflexionar sobre estas preguntas que te planteo: Hazte estas preguntas:
¿Soy generoso conmigo cuando mi vida gira en torno a la tuya para obtener tu valoración?
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¿Soy generoso conmigo cuando callo para no ofenderte?
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Si hago esto, ¿estoy siendo generoso conmigo o estoy siendo un egoísta conmigo?
Si estoy siendo poco generoso conmigo y muy egoísta conmigo para evitar serlo contigo, ¿qué lugar me estoy dando a mí mismo? ¿me estoy tratando como algo que me importa? ¿me estoy dando un buen trato?
¿Qué tal te ha ido con las preguntas? ¿Qué has sentido mientras te respondías? ¿Crees que estás siendo generoso contigo o estás siento un poco egoísta?
Complacer a los demás está bien siempre y cuando lo hagas por placer. Siempre y cuando lo hagas porque realmente te apetece y no por la necesidad de no sentirte egoísta si no lo haces. Si lo haces motivado por esto, estarás actuando desde el miedo y no desde tu libertad.
Complacer a los demás está bien siempre y cuando lo hagas por placer. Siempre y cuando lo hagas porque realmente te apetece y no por la necesidad de no sentirte egoísta si no lo haces. Si lo haces motivado por esto, estarás actuando desde el miedo y no desde tu libertad.
No olvides que te fallas a ti mismo cuando por evitar ser egoísta con los demás lo eres contigo. Te fallas a ti mismo cuando no eres generoso contigo por serlo con los demás.
Te honras y te cuidas a ti mismo cuando haces las cosas por placer, porque quieres, porque lo deseas, porque lo necesitas por ti, no para no ser egoísta contigo, sino todo lo contrario: para tener un acto de generosidad con tu persona.
Si te apetece leer más sobre autoestima y sobre cómo fomentar una relación sana con uno mismo con los demás, te invito a leer mi libro: 'Las 5 estaciones de la autoestima'.
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