En los últimos años, se ha extendido la estrategia de visitar a media decena de buenos matrimonialistas para impedir que estos puedan defender al cónyuge durante la separación.
Pedro del Rosal, 23/08/2022
Carmen Varela es abogada de familia en Barcelona. Hace en torno a 1 año y medio recibió en su despacho a un potencial cliente; un señor con buena posición económica que decía buscar asesoramiento para abordar los términos legales su futuro divorcio. Tras describirle a la letrada sus circunstancias familiares y su situación económica a lo largo de en torno a 1 hora, el hombre le abonó la consulta —algo más de 200 euros— y abandonó la oficina anunciándole que pronto se pondría en contacto con ella. Y así lo hizo, pero no para anunciarle si la contrataba o no, sino para comunicarle el nombre de su mujer y advertirle que ya no podría ser su abogada. "Nunca más supe de él", relata la matrimonialista.
La 1ª vez que le sucedió algo así, se lo tomó como una anécdota.
Carmen Varela es abogada de familia en Barcelona. Hace en torno a 1 año y medio recibió en su despacho a un potencial cliente; un señor con buena posición económica que decía buscar asesoramiento para abordar los términos legales su futuro divorcio. Tras describirle a la letrada sus circunstancias familiares y su situación económica a lo largo de en torno a 1 hora, el hombre le abonó la consulta —algo más de 200 euros— y abandonó la oficina anunciándole que pronto se pondría en contacto con ella. Y así lo hizo, pero no para anunciarle si la contrataba o no, sino para comunicarle el nombre de su mujer y advertirle que ya no podría ser su abogada. "Nunca más supe de él", relata la matrimonialista.
La 1ª vez que le sucedió algo así, se lo tomó como una anécdota.
"La 2ª pensé que era casualidad. Pero a la 3ª ya me di cuenta de que estaba ante una estrategia perfectamente diseñada", expone Varela.
¿Qué buscan los clientes con una visita de este tipo? "Desactivarte como posible abogado de su ex", agrega la también especialista en familia Isabel Winkels, quien también ha tenido unas cuantas de dichas consultas. "Lo hacen así porque en cuanto te cuentan algún detalle familiar o económico, ya no puedes asumir la defensa de la otra parte en el divorcio". Es, por tanto, una visita trampa con la que se trata de impedir que el otro cónyuge sea asistido por un abogado prémium, obligándole a ponerse en manos de otro de '2º división'.
La normativa deontológica que rige el proceder de los abogados es estricta, explícita y tajante a este respecto. El art. 51.4 del Estatuto General de la Abogacía establece que el letrado "deberá abstenerse de actuar para un nuevo cliente cuando exista riesgo de vulneración del secreto profesional respecto a informaciones suministradas por un antiguo cliente o si el conocimiento que el profesional de la abogacía posee por razón de otros asuntos del antiguo cliente pudiera favorecer indebidamente al nuevo cliente en perjuicio del antiguo". En la misma línea, el precepto 12.c.7 del Código Deontológico de la profesión determina que los abogados no deberán aceptar un encargo "cuando la parte contraria o un colega de profesión le haya realizado una consulta referida al mismo asunto en virtud de la cual haya adquirido una información que pueda poner en peligro su independencia, la obligación de preservar el secreto profesional o su deber de lealtad".
Ambas prohibiciones se activan con la mera visita del 1º de los cónyuges, aunque esta tenga una finalidad tan torticera como la de dejar a su expareja sin el abogado deseado. Saltárselas expone a los profesionales a ser sancionados por su colegio de abogados, que puede incluso suspenderle durante un tiempo de la posibilidad de ejercer.
La normativa deontológica que rige el proceder de los abogados es estricta, explícita y tajante a este respecto. El art. 51.4 del Estatuto General de la Abogacía establece que el letrado "deberá abstenerse de actuar para un nuevo cliente cuando exista riesgo de vulneración del secreto profesional respecto a informaciones suministradas por un antiguo cliente o si el conocimiento que el profesional de la abogacía posee por razón de otros asuntos del antiguo cliente pudiera favorecer indebidamente al nuevo cliente en perjuicio del antiguo". En la misma línea, el precepto 12.c.7 del Código Deontológico de la profesión determina que los abogados no deberán aceptar un encargo "cuando la parte contraria o un colega de profesión le haya realizado una consulta referida al mismo asunto en virtud de la cual haya adquirido una información que pueda poner en peligro su independencia, la obligación de preservar el secreto profesional o su deber de lealtad".
Ambas prohibiciones se activan con la mera visita del 1º de los cónyuges, aunque esta tenga una finalidad tan torticera como la de dejar a su expareja sin el abogado deseado. Saltárselas expone a los profesionales a ser sancionados por su colegio de abogados, que puede incluso suspenderle durante un tiempo de la posibilidad de ejercer.
"La nueva normativa ha reforzado el poder disciplinario de las instituciones. No se trata de ninguna broma", remarca Winkels.
"Es muy difícil detectar quien te pide una consulta para contratarte o quien lo hace para anularte como abogado, porque los clientes suelen ser reacios a dar información por teléfono; en general, todos quieren verte en persona", agrega la matrimonialista Paloma Zabalgo.
"Es muy difícil detectar quien te pide una consulta para contratarte o quien lo hace para anularte como abogado, porque los clientes suelen ser reacios a dar información por teléfono; en general, todos quieren verte en persona", agrega la matrimonialista Paloma Zabalgo.
Una vez en el despacho, sí hay elementos que proporcionan algunas pistas de la verdadera intención del supuesto potencial cliente.
"Cuando ves que maneja ya todos los conceptos jurídicos o que en apenas 1 minuto es capaz de contarte toda la información que ibas a pedirle, ahí te das cuenta de que ya ha pasado antes por otro bufete".
En todo caso, el daño está hecho. Al escuchar su historia, el letrado ya ha sido 'incompatibilizado' para pilotar la defensa de su ex.
El único mecanismo para anticiparse, señala Delia Rodríguez, socia directora de Vestalia Abogados, es pedir el nombre del cónyuge en la 1ª llamada, antes de la visita. "A algunos clientes les incomoda, pero es esencial para proteger los intereses de ambas partes", detalla. En todo caso, es una herramienta que solo funciona si la expareja ha solicitado previamente una visita. "Además, hay quien te responde un nombre falso. Esto es derecho de Familia, aquí se ve de todo", se suma Zabalgo.
El único mecanismo para anticiparse, señala Delia Rodríguez, socia directora de Vestalia Abogados, es pedir el nombre del cónyuge en la 1ª llamada, antes de la visita. "A algunos clientes les incomoda, pero es esencial para proteger los intereses de ambas partes", detalla. En todo caso, es una herramienta que solo funciona si la expareja ha solicitado previamente una visita. "Además, hay quien te responde un nombre falso. Esto es derecho de Familia, aquí se ve de todo", se suma Zabalgo.
Buena posición económica y mucho en juego
El perfil de quienes emplean esta artimaña, coinciden las especialistas, es siempre el mismo: hombre o mujer de posición económica privilegiada, y con importantes intereses personales y económicos en juego en el divorcio. "Son personas que tienen mucho que ganar o que perder, bien en términos de dinero y patrimonio, o bien porque puede pasar que su ex se lleve a los hijos a otro país si pierden la custodia", precisa Zabalgo.
El perfil de quienes emplean esta artimaña, coinciden las especialistas, es siempre el mismo: hombre o mujer de posición económica privilegiada, y con importantes intereses personales y económicos en juego en el divorcio. "Son personas que tienen mucho que ganar o que perder, bien en términos de dinero y patrimonio, o bien porque puede pasar que su ex se lleve a los hijos a otro país si pierden la custodia", precisa Zabalgo.
Hay tanto sobre la mesa, que el enfoque y la preparación del proceso de divorcio es mucho más racional y estratégico que emocional.
"Piensa, además, que no todo el mundo puede gastarse el dinero que supone visitar a 5 ó 6 especialistas en familia de los buenos, que te van a cobrar entre 150 y 300 € la consulta. Eso suma más de mil euros", remata la letrada.
Winkels enfatiza en lo que puede suponer quedarse con la custodia de los hijos. "De ella dependen muchas cosas: tener garantizado el uso de la vivienda hasta los 18 años de los menores, recibir pensión de alimentos, tener que pagar media hipoteca sin utilizar la casa... Hay divorcios en los que se deciden decenas de miles de euros".
La táctica de desactivar abogados, en todo caso, no es solo una manifestación de la picaresca patria. En la película 'Historia de un matrimonio' (2019), dirigida por Noah Baumbach, el personaje que interpreta Scarlett Johansson emplea la misma estrategia en su tortuoso proceso de divorcio con Adam Driver. Asesorada por una aguda y sibilina abogada, Johansson recorre todos los letrados de Los Ángeles, ciudad a la que se ha mudado con el hijo común de ambos, lo que obliga a Driver a ponerse en manos de un profesional marcado antes por sus fracasos que por sus éxitos. Visto lo visto, la treta resulta real como la vida misma.
Las abogadas consultadas indican que quienes protagonizan este engaño a veces lo hacen 'motu proprio', pero en otras ocasiones actúan por indicación de su letrado (el ya contratado). Así lo indica Delia Rodríguez, que expone que "en ocasiones se lo ha indicado el propio abogado, pero muchas otras es el propio cliente el que, después de leer algo por ahí o recibir el consejo de algún cercano, toma la iniciativa".
Winkels enfatiza en lo que puede suponer quedarse con la custodia de los hijos. "De ella dependen muchas cosas: tener garantizado el uso de la vivienda hasta los 18 años de los menores, recibir pensión de alimentos, tener que pagar media hipoteca sin utilizar la casa... Hay divorcios en los que se deciden decenas de miles de euros".
La táctica de desactivar abogados, en todo caso, no es solo una manifestación de la picaresca patria. En la película 'Historia de un matrimonio' (2019), dirigida por Noah Baumbach, el personaje que interpreta Scarlett Johansson emplea la misma estrategia en su tortuoso proceso de divorcio con Adam Driver. Asesorada por una aguda y sibilina abogada, Johansson recorre todos los letrados de Los Ángeles, ciudad a la que se ha mudado con el hijo común de ambos, lo que obliga a Driver a ponerse en manos de un profesional marcado antes por sus fracasos que por sus éxitos. Visto lo visto, la treta resulta real como la vida misma.
Las abogadas consultadas indican que quienes protagonizan este engaño a veces lo hacen 'motu proprio', pero en otras ocasiones actúan por indicación de su letrado (el ya contratado). Así lo indica Delia Rodríguez, que expone que "en ocasiones se lo ha indicado el propio abogado, pero muchas otras es el propio cliente el que, después de leer algo por ahí o recibir el consejo de algún cercano, toma la iniciativa".
Según su experiencia, esto sucede mucho en casos con un fuerte componente internacional, "porque los especialistas no son tantos, ni siquiera en ciudades grandes como Madrid o Barcelona".
El ardid, que hace un uso torticero de una normativa colegial pensada para otros fines, plantea varios problemas. El 1º es que merma el derecho de defensa de la contraparte de quien lo usa, pues le impide elegir libremente al abogado que crea que mejor va a defender sus intereses.
El ardid, que hace un uso torticero de una normativa colegial pensada para otros fines, plantea varios problemas. El 1º es que merma el derecho de defensa de la contraparte de quien lo usa, pues le impide elegir libremente al abogado que crea que mejor va a defender sus intereses.
Por otro lado, pervierte el objetivo de la regulación del conflicto de interés en el ámbito deontológico de la abogacía, y lo permite que sus reglas sean empleadas como un instrumento en la batalla judicial. Y, finalmente, afecta a la propia libertad de empresa de los abogados, puesto que les veta el acceso a negocio sin que exista motivo real para ello.
En todo caso, como señala Carmen Varela, los colegios aún no se han puesto manos a la obra para poner remedio a estas prácticas. "Hace un tiempo, una mujer me llamó desesperada al despacho diciéndome que no encontraba abogado porque los 4 a los que había acudido ya habían recibido la visita de su marido. Yo lo trasladé a mi colegio, pero es cierto que es complicado actuar contra esta manera de proceder porque ¿cómo distingues si es un cliente dudoso o uno tramposo?".
La letrada prevé que, en la medida en que se acumulen quejas ante las instituciones, estas actuarán de palanca para adoptar alguna medida. "Pero no será fácil", advierte Paloma Zabalgo, "porque nadie pone por escrito de que está haciendo vistas para desactivar posibles abogados. ¿Cómo probarlo, entonces? Lo veo muy difícil", concluye.
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