La violencia de los hijos contra sus padres solo emergen en un 10% de los casos, según los especialistas (Àlex Garcia).
TONI MUÑOZ, BARCELONA, 20/07/2020
El maltrato filioparental es una realidad oculta en que la mayoría de padres maltratados por sus hijos lo viven en silencio. Avergonzados por el comportamiento de sus hijos, azotados por un sentimiento de culpa que les invita a preguntarse qué han hecho mal para que su hijo se comporte de esta manera, preocupados por no poder cambiarlo y aterrorizados por la dictadura en la que se ha convertido el hogar familiar.
Estas situaciones invisible afloran cada vez más con padres que deciden decir basta y denunciar a sus hijos a la policia. En los 5 primeros meses del 2020 los Mossos han detenido o investigado a 38 menores por maltrato filioparental.
Alerta la policía catalana del auge de estos comportamientos que pueden vivir momentos extremos en situaciones de encierro domiciliario como el confinamiento y animan a que los familiares que viven bajo el yugo de un hijo maltratador pidan ayuda a entidades especializadas y en casos extremos presenten una denuncia.
Alerta la policía catalana del auge de estos comportamientos que pueden vivir momentos extremos en situaciones de encierro domiciliario como el confinamiento y animan a que los familiares que viven bajo el yugo de un hijo maltratador pidan ayuda a entidades especializadas y en casos extremos presenten una denuncia.
La entidad Amalgama 7, que gestiona las escuelas terapéuticas donde ingresan los menores maltratadores, recibió 346 consultas de padres sometidos a la violencia filial. Esta es una realidad oculta pero que va emergiendo poco a poco.
La Fiscalía de menores recopiló en el 2016, cerca de 2.000 denuncias de este tipo. En el 2018, las denuncias se dispararon hasta las 6.000. “Cuesta mucho que los padres denuncien a sus hijos por el vínculo sentimental que les une. La mayoría de padres se preguntan qué han hecho mal. Denunciar a tu hijo no es fácil, pero cuando un hecho ocasional se convierte en algo que persiste y la situación se convierte en insostenible es cuando los padres deciden dar el paso”, subraya David Casanoves Andradas, jefe de la Unidad Central de Menores de los Mossos.
Ayuda: Entidades de atención terapéutica recibieron 346 peticiones de ayuda durante el confinamiento.
Carmen – nombre ficticio– decidió denunciar a su hijo de 16 años cuando ya no pudo más. Llevaba 2 años de episodios constantes de maltrato. Su hijo la insultaba, la humillaba y cuando montaba en cólera le destrozaba el mobiliario. La ira de su hijo llegaba a cotas tan altas que la agredía por algo tan nimio como el no querer que le diera de comer al perro. Carmen sufrió una crisis de ansiedad, llamó a la policía, detuvieron a su hijo que fue ingresado en un centro.
La Fiscalía de menores recopiló en el 2016, cerca de 2.000 denuncias de este tipo. En el 2018, las denuncias se dispararon hasta las 6.000. “Cuesta mucho que los padres denuncien a sus hijos por el vínculo sentimental que les une. La mayoría de padres se preguntan qué han hecho mal. Denunciar a tu hijo no es fácil, pero cuando un hecho ocasional se convierte en algo que persiste y la situación se convierte en insostenible es cuando los padres deciden dar el paso”, subraya David Casanoves Andradas, jefe de la Unidad Central de Menores de los Mossos.
Ayuda: Entidades de atención terapéutica recibieron 346 peticiones de ayuda durante el confinamiento.
Carmen – nombre ficticio– decidió denunciar a su hijo de 16 años cuando ya no pudo más. Llevaba 2 años de episodios constantes de maltrato. Su hijo la insultaba, la humillaba y cuando montaba en cólera le destrozaba el mobiliario. La ira de su hijo llegaba a cotas tan altas que la agredía por algo tan nimio como el no querer que le diera de comer al perro. Carmen sufrió una crisis de ansiedad, llamó a la policía, detuvieron a su hijo que fue ingresado en un centro.
Al matrimonio que forman Lídia y Josep les sucedió algo parecido, incapaces de controlar a su hijo de 17 años, adicto a la marihuana.
Le prohibieron salir una noche porque llovía y el joven cogió un cuchillo y los amenazó. La misma ira incontrolada llevó a que el joven otra noche irrumpiera en mitad de la noche mientras sus padres dormían blandiendo un cuchillo amenazando con clavárselo.
Los especialistas recuerdan que 3 de cada 4 casos pueden reconducirse mediante tratamiento terapéutico, pero los padres también deben seguir unas pautas. El doctor Jordi Royo Isach, director clínico de Amalgama 7, recomienda “no responder a la violencia con más violencia; presentar denuncia para que el juez ordene un peritaje psiquiátrico y para que el menor sepa que maltratar a sus padres es delito y tiene consecuencias; y que no lo oculten a su entorno que son víctima de maltrato. Que lo compartan con la familia y que se rompa el secretismo y que los padres no sean los únicos que sufran el chantaje emocional de sus hijos”.
La pandemia obligó mantener confinados a los menores maltratadores que están ingresados en los centros sin posibilidad de ver a sus padres. “Hemos descubierto que ha tenido unos efectos positivos. Muchos chavales han añorado a sus padres y la añoranza es un antídoto, una vacuna, es un instrumento terapéutico para combatir la violencia filioparental”, subraya Royo.
Los especialistas recuerdan que 3 de cada 4 casos pueden reconducirse mediante tratamiento terapéutico, pero los padres también deben seguir unas pautas. El doctor Jordi Royo Isach, director clínico de Amalgama 7, recomienda “no responder a la violencia con más violencia; presentar denuncia para que el juez ordene un peritaje psiquiátrico y para que el menor sepa que maltratar a sus padres es delito y tiene consecuencias; y que no lo oculten a su entorno que son víctima de maltrato. Que lo compartan con la familia y que se rompa el secretismo y que los padres no sean los únicos que sufran el chantaje emocional de sus hijos”.
La pandemia obligó mantener confinados a los menores maltratadores que están ingresados en los centros sin posibilidad de ver a sus padres. “Hemos descubierto que ha tenido unos efectos positivos. Muchos chavales han añorado a sus padres y la añoranza es un antídoto, una vacuna, es un instrumento terapéutico para combatir la violencia filioparental”, subraya Royo.
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