Bienvenida a la
conciliación. (iStock).
Este caso mediático en Gran Bretaña es un buen ejemplo de una tendencia que puede generalizarse: el fin de la pensión automática a las exesposas
Este caso mediático en Gran Bretaña es un buen ejemplo de una tendencia que puede generalizarse: el fin de la pensión automática a las exesposas
Tracey Wright es una mujer de 52 años que ha
sentado jurisprudencia en el Reino Unido, o más bien se la han sentado a ella.
Después de un litigio que se conoce desde el año pasado, el tribunal de
apelación ha vuelto a dar la razón a su ex marido Ian Wright, un millonario cirujano
de caballos de carreras que se ha negado a seguir pagándole una pensión para
toda la vida, porque según él “no ha hecho ningún esfuerzo para encontrar
trabajo”.
Aunque en los casos de matrimonios jóvenes, con roles
casi intercambiables y sendas carreras profesionales, la cosa parece
más clara, cuesta más decidir qué es lo justo cuando la pareja ha vivido
siempre en el 'antiguo régimen': él manteniendo económicamente a la
familia, ella cuidando 24
horas del hogar y los hijos y dejando de lado su apellido y parte de su
identidad.
Ser siempre el responsable de llevar dinero a casa es una
dura carga cada vez menos deseada por los hombres, pero puede ser aún peor
tener que pensar en asumir un trabajo fuera de casa cuando se ha sacrificado
gran parte de la juventud en una
labor agotadora y sin horarios, esperando una madurez más
tranquila para compensar.
Volver a empezar
En Gran Bretaña los casos como el del matrimonio Wright
son cada vez es más comunes. Mujeres mayores que no han trabajado nunca se ven
obligadas a partir de cero porque
los jueces conceden pensiones con fecha de fin, en lugar de indefinidas.
Incluso si el marido
tiene dinero para regalar.
Para Holly
Tootill, abogada de familia consultada por 'Daily
Mail', estamos ante la muerte de la pensión vitalicia, tan habitual hasta
ahora. Una medida que servía para proteger al cónyuge económicamente más débil ya
no parece justa, sobre todo si los hijos son mayores. La nueva idea de
planificación económica de las familias es más individualista y atiende al
presente. Y puede ser la única conclusión lógica tras
decretar el final del mito
de la media naranja. Si rechazamos el amor eterno y hemos
dejado de dar por hecho que el matrimonio es una decisión para toda la vida, la
independencia económica debería ser lo siguiente.
Tras el divorcio de los Wright, en
2008, ella se quedó con una casa de más de 535.000 €, un establo para los
caballos y una pensión anual de 89.000 €
¿Pero han tenido estas mujeres tiempo para prepararse?
¿Hay un periodo objetivo para que una madre a tiempo completo pueda
reciclarse y dejar de necesitar ayuda, después de décadas en casa? Los jueces
dicen ahora que sí.
La señora Wright puede ser la débil del matrimonio, pero
no está en el grupo de los débiles de la sociedad. Su exmarido dirige un
hospital de caballos
de carreras y gana millones de libras por salvar la vida de estos valiosos
animales. Cuando se acabó su unión, en 2008, ella se quedó con una casa valorada en más de 535.000 €
libre de hipotecas y un establo para su caballo y los ponis de sus hijas.
Vendieron una propiedad que valía más de 1 millón y medio de euros y se
repartieron el dinero al 50 %. Además, recibía de su ex otros 89.000 € más al año para
mantenerse a sí misma y pagar los colegios. A él le parecía demasiado y apeló.
El juez Lynn
Roberts no se ha limitado a darle la razón, también ha dirigido
duras palabras a la exmujer del cirujano: “El mundo del trabajo tiene
posibilidades infinitas. Un gran nº de mujeres con hijos lo consiguen cada
día, y eso es lo que debería hacer Mrs. Wright. No creo que sus hijas vayan a
sufrir por que ella trabaje, eso les
dará un buen modelo de comportamiento. Deniego también las
otras razones que da, sobre sus responsabilidades con los animales, los árboles
o la limpieza.
La señora Wright no ha hecho ningún esfuerzo para buscar trabajo o poner al día
sus habilidades porque ha dado por hecho que sería mantenida de por vida. Es
esencial que empiece a trabajar ya”.
Otro juez de apelaciones, Lord Justice Pitchford, ha concretado que las mujeres
con hijos mayores de 7 años
deberían trabajar para vivir.
El argumento del cuidado de los hijos
tiene otro punto débil en este caso, porque la hija mayor, que en el
momento del divorcio tenía 16 años, no vivía en casa, sino en un internado.
Pero su madre cree que lo que sigue haciendo a día de hoy es tan importante
como un trabajo remunerado: “Me he
sentido como una criminal por poner a mis hijas por encima de todo”.
La otra hija tiene 10 años y sí estaba al cuidado total de su madre.
Otros expertos consultados por 'Daily Mail' abundan en las
conclusiones que esto puede tener para otras mujeres, ricas o no. “La pensión
por divorcio ha dejado de ser un vale gratis para toda la vida”, dice la
abogada de familia Elizabeth Hicks.
Charlotte Posnansky,
otra abogada experta, remata: “En las implicaciones financieras del divorcio el
péndulo ha oscilado claramente a favor de las mujeres, pero ahora parece estar
moviéndose en sentido contrario”.
En 'The
Telegraph' han dado 2 testimonios más: mujeres divorciadas opinan sobre
el caso de formas muy distintas.
Asignatura pendiente
Rachel Royce, periodista, cree que existe una obsesión de
obligar a trabajar a las mujeres con hijos, desde la seguridad social hasta los
jueces. Cree que cada caso es diferente y que 7 años no puede ser la
frontera para todo el mundo. Ella y su marido eran iguales económicamente, pero
luego ella empezó a trabajar media
jornada para cuidar de sus 2 hijos y eso afectó a su
situación financiera.
La periodista Linda Kelsey está de
acuerdo con los jueces: "No te amilanes y consigue un trabajo. Estarás
mucho mejor"
Cuando se separaron, él empezó a pagarle pensión
de alimentos para cubrir esa desigualdad, pero unos años después ella
perdió el trabajo y le fue muy difícil encontrar otro. Los empleadores buscan
dedicación completa y ella estaba dispuesta a trabajar las horas que fuera,
pero ser madre soltera con 2 niños
pequeños le cerró puertas. Cuenta, por ejemplo, que un día tuvo
que volver a casa para dejar entrar a su hijo, que no tenía llaves. Su ex
estaba ocupado con su nueva esposa y el bebé de ambos, así que no tuvo más
remedio que contar su situación para poder salir a tiempo de una entrevista de
trabajo. Está convencida de que fue un factor decisivo en que no le dieran el
puesto.
Como había trabajado durante un tiempo a media jornada, su
carrera iba peor y tenía menos dinero para luchar por sus derechos pagando a
los mejores abogados, así que es una debilidad
económica que se perpetúa, que no afecta solo a esos años en
que los roles se dividieron. Su marido pudo centrarse en su carrera y ahora
puede permitirse la mejor asesoría legal. Gracias a su dinero, logró una sentencia para pagar menos.
La pescadilla que se muerde la cola, y una demostración de que la
conciliación familiar sigue siendo una asignatura pendiente.
Linda
Kelsey,
otra periodista que escribe para 'The Telegraph', da la razón a los jueces
contra Tracey Wright. Dice que ella se buscó un trabajo y que
se alegra de haberlo hecho. Que es insano bloquearse en una situación de
dependencia toda la vida y que no es verdad, como asegura Wright, que solo
pueda encontrar trabajo limpiando a estas alturas: “Este es mi mensaje para
Tracey Wright. No te amilanes y consigue un trabajo. Estarás mucho mejor.
En lo financiero, quizá solo un poco. En
términos de respeto por ti misma, inconmensurablemente mejor”.
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