PILAR AYUSO/Crítico de cine/el Nuevo Herald/02/26/2015
‘Gett: The Trial of Viviane Amsalem’, dirigida
por Ronit y Shlomi Elkabetz.
Esta es la historia de una separación matrimonial en Israel. El tema está
anunciado en el término hebreo: gett (guet) (divorcio).
En un país
donde, bajo la ley de Moisés, no se reconoce la ruptura sino en un tribunal
rabínico, hay una mujer que lucha por el derecho a ser libre y un hombre que se
opone a él.
Por 3 años se aplazan las audiencias en la corte religiosa y el esposo,
Elisha (Simon Abkarian), rehúsa a comparecer. Finalmente aparece, absolutamente
obstinado, solo para no ceder. Un trío de rabinos deberá decidir ante la
insistente petición de esta esposa infeliz. Pero ni siquiera los jueces tienen
la última palabra, bajo una ley divina que favorece a una de las partes: el
marido.
Detrás del filme, nominado a los Globos de Oro, están los hermanos directores
Ronit Elkabetz (quien encarna brillantemente a Viviane) y Shlomi Elkabetz, que
retoman el tema femenino en la 3ª de su serie, y a la manera de la
trilogía Before… de Linklater, regresan siempre los mismos actores en
sus roles.(.....)
Los tres rabinos necesitan “fundamentos” para decidir, la historia es
esencialmente la búsqueda infructuosa de una causa. Pero los testigos no pueden
aportar razones fehacientes para el divorcio de “un matrimonio judío
honorable”, ni siquiera los de la parte femenina. En la ley religiosa, no hay
un término llamado “incompatibilidad de caracteres”.
Tampoco estamos ante el
caso de mujer físicamente maltratada por marido abusivo, una tangente del
problema de la que felizmente han huido los directores, en pos de ir a la raíz:
el derecho a la libertad.
Las interminables sesiones del proceso, que dura un lustro, con interrogatorios
al matrimonio, intervenciones de los abogados, palabras de los testigos, se
convierten en una carrera absurda que gira en círculos y no conduce a ningún
lado. Pagar un penoso precio para que –como dicta la Torah- el gett sea
colocado por el marido en las manos femeninas, es la única salida en este
aplastante retrato de la mujer en Israel actual.•
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