http://www.fluvium.org/textos/familia/fam274.htm
Las imprevisibles consecuencias del divorcio.
A los negativos efectos que causan las rupturas matrimoniales sobre los cónyuges y sus hijos, se suma ahora un informe del Instituto Universitario de Tráfico que constata que los divorciados tienen el doble de accidentes de tráfico que los casados.
Si tiene problemas con su pareja y decide divorciarse, puede doblar el número de posibilidades de sufrir accidentes de tráfico y de cometer infracciones al volante. Esta es una de las conclusiones de un estudio elaborado por el Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial (Intras).
La explicación radica en que las personas casadas presentan estados de ánimo más positivos, bajos niveles de estrés y un buen nivel de satisfacción en el trabajo. Al mismo tiempo, solteros y viudos tienen un 50 por ciento más de accidentes que las personas con pareja estable.
Víctor Ruiz
http://www.forumlibertas.com/
Mucho más un problema para la pareja.
Esta imprevisible consecuencia del divorcio se suma a los negativos efectos que causan las rupturas matrimoniales sobre los ex cónyuges y sus hijos.
Según constataba el Informe sobre el divorcio. La evidencia empírica internacional publicado por la Universidad de los Andes en 2002, entre los diferentes efectos negativos, para cónyuges e hijos, derivados de las rupturas matrimoniales, cabe destacar los siguientes:
- Los hijos de padres divorciados presentan mayores dificultades en sus relaciones paterno-filiales y sociales, así como más problemas psicológicos y de aprendizaje.
- Existe una relación directa entre divorcio de los padres y conductas antisociales de los hijos, como delincuencia juvenil, alcoholismo y drogadicción.
- Menor rendimiento escolar y problemas de aprendizaje entre hijos de padres divorciados.
- Los hijos de matrimonios rotos tienen más dificultades en las relaciones de pareja.
- Se observan altas tasas de precocidad sexual e hijos extramatrimoniales entre los descendientes de padres separados.
- El divorcio es un factor relevante en cuanto al maltrato de menores
- Los cónyuges divorciados presentan más problemas de salud mental y física.
- Las mujeres y los hijos experimentan un empobrecimiento tras la separación, ya que es más difícil mantener a dos familias.
- La ruptura matrimonial conlleva la formación de hogares monoparentales de jefatura femenina con recursos escasos o situados bajo el “umbral de la pobreza”
- Estos hogares se convierten finalmente en focos prioritarios de programas sociales del Estado.
A todos estos comportamientos o situaciones negativas, para la pareja que se separa y para sus hijos, viene ahora a sumarse este nuevo informe que relaciona los accidentes de tráfico con los divorcios.
El estudio, que se incluye en el libro Accidentes de Tráfico. Guía Práctica de Prevención, coordinado por Luis Montoro, director del Intras, en el que se analizan diferentes factores que pueden incidir en los altos índices de siniestralidad en carretera, viene a constatar que el estado civil influye de manera decisiva en la seguridad en la conducción. Otros factores determinantes son la edad, el sexo y la experiencia al volante.
El informe ha sido publicado también por Esperanza Valero, médico y colaboradora de la Asociación de Prevención de Lesiones Medulares y Cerebrales Aesleme, y la investigación previa confirma que el estado civil permite medir la estabilidad afectiva y establecer su incidencia en la accidentalidad sobre el asfalto.
El carácter, factor decisivo
Al estado civil hay que sumar también un factor fundamental que influye en el hecho de que unas personas sean más susceptibles de tener un accidente con el coche que otras: el carácter.
Los sujetos fuertemente extrovertidos o con algún indicio de componente neurótico suelen ser propensos a los accidentes. Otros rasgos como la agresividad, la imprudencia, la emotividad, la negligencia, la impulsividad, la intolerancia a la autoridad, la propensión a distraerse y la tendencia a dejarse influir por el estado de ánimo del momento también pueden atribuirse a los infractores de tráfico.
Otras investigaciones imputan también los accidentes de tráfico a personas con dificultades en las relaciones humanas, menor optimismo y exagerada confianza en si mismos, subestimación del riesgo y sobreestimación de las propias aptitudes, así como al estado agresivo que precede al accidente. También las personas distraídas, con sentimiento de independencia social y actitud irracional frente al dolor son propensas a sufrir accidentes de tráfico.
Valero considera que conducir bajo la impresión de frustraciones como las causadas por un disgusto o una discusión con un superior es muy arriesgado y peligroso. Conducir en ese estado “es viajar a ciegas porque el conductor apenas notará los obstáculos con que se cruza o le hará considerarlos como enemigos, lo que aumentará la frustración y la agresividad, de modo que puede llegar a no controlar sus reacciones”,.
Edad, sexo y experiencia al volante
Además de los aspectos concernientes al carácter de la persona y a los divorcios, tres factores más despuntan como fundamentales a la hora de valorar las estadísticas de la siniestralidad en las carreteras: la edad, el sexo y la experiencia al volante.
Con respecto a la edad, los jóvenes entre 18 y 24 años son los que tienen mayor propensión a tener accidentes conduciendo, según los últimos datos facilitados por la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa) correspondiente a 1997.
Al mismo tiempo, las cifras de esta misma entidad demuestran que las mujeres tienen muchos menos accidentes que los hombres. En 1997, las jóvenes de entre 21 y 30 años tuvieron algo más de 34.000 accidentes, frente a los más de 92.000 registrados por los hombres de este mismo grupo de edad.
Por último, la experiencia o inexperiencia del conductor al volante también es determinante.
El automovilista se siente más seguro a partir del segundo año y tiende a forzar más sus propios límites.
Así, las personas de entre 21 y 24 años tienen más accidentes cuando alcanza entre 3 y 5 años de experiencia de carnet que durante los primeros años.
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