sábado, 4 de julio de 2009

José A. Burriel: Especialización de los Juzgados de Familia

http://www.diariocriticocv.com/opinion/columna/jose/antonio/burriel/3491.html

La Tribuna
José Antonio BurrielDivorcio e hijos. 03 de julio de 2009
Un magistrado, José Luís Utrera, acaba de publicar una “Guía básica para un buen divorcio”, toda una serie de consejos para que las personas que afrontan una ruptura familiar, lo hagan de la mejor manera posible.

Una parte importante de los consejos que contiene el libro, se refiere a los hijos.
El magistrado recuerda: se separan los padres, no los hijos.
¡Esa es la cuestión esencial!
Algo que se olvida con facilidad por parte de quienes se divorcian.
Piensan más en ellos, en su problema personal, en una vida que se rompe y una nueva vida que se inicia.
Se aferran al uso del domicilio, al dinero a repartir y a recibir, a las visitas y estancias de los hijos, etc.
Con otras palabras, piensan casi exclusivamente en ellos mismos.

¿Los hijos?
En muchas ocasiones los hijos son vistos más bien como “un problema” para quienes se separan, que como “el problema esencial”: los hijos no son quienes se separan.
Y lo que es mucho más grave: a veces, demasiadas veces, los hijos son utilizados por quienes se separan como “armas arrojadizas”, como “medios” para obtener beneficios o perjudicar al otro.

Y el autor del libro lo recuerda:
1.- el divorcio no debe ser perjudicial para los hijos;
2.-los hijos no pierden a sus progenitores;
3.-los hijos no son propiedad de nadie;
4.-lo importante es la calidad de la relación con los hijos y no tanto el tiempo;
5.-no utilizar a los hijos.

En el Decálogo que ofrece el autor, se dice: el juez no puede arreglarlo todo. Así es.
Pero el juez, en muchísimas ocasiones, puede, y debe, poner remedio a decisiones de quienes se separan tomadas a la ligera, pensando más en ellos que en los hijos.
Por ejemplo, principio esencial en este tema es el interés superior del menor.
¿Lo tiene presente el juez de familia, o se limita aplicar las normas civiles sin complicarse más la vida?
¿Se esfuerzan convenientemente los equipos psicosociales de los Juzgados de Familia?

Los hijos ni son responsables de las decisiones de sus padres, ni deben “pagar” los errores que hayan cometido, ni sufrir las consecuencias –aunque haya consecuencias que son inevitables, porque la relación entre los padres separados nunca será igual a la relación normal matrimonial-. No están mal los consejos. Pueden ser útiles.
Sin embargo, abogo por una profundización en las leyes existentes, y, sobre todo, por una mayor especialización y dedicación de los juzgados de familia.

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