Aumentar el plazo previo de reflexión y acudir a mecanismos de mediación, claves para dar esquinazo a las rupturas matrimoniales.
La
proporción de rupturas familiares definitivas respecto a las
separaciones se ha incrementado en un 260% durante la última década,
sobre todo después de la introducción del «divorcio exprés»
en 2005.
Según datos del INE, el nº de divorcios ha pasado de menos
de 40.000 en 2001 a casi 103.000 en 2010.
Más datos. Más del 50% de los
divorciados en 2010 tenían hijos menores o mayores dependientes lo que,
según apuntan los expertos en materia familiar, tiene unos efectos
negativos que perduran a lo largo de toda su vida, además de costes
elevados en términos de asistencia social y sanitaria.
Desde The Family Watch
manifiestan la ineficacia de las soluciones ofrecidas actualmente a los
cónyuges con problemas puesto que se basan, principalmente, en
facilitar la ruptura definitiva como única salida.
Por ello, durante la
celebración del seminario de mediación «Mecanismos de prevención frente a
las crisis familiares», los expertos allí reunidos solicitaron la
necesidad de diseñar soluciones mejores y más imaginativas que permitan a
las familias hacer frente a las crisis que atraviesan.
«Para evitar que el divorcio sea fruto de un calentón en una discusión de pareja, desde esta organización proponen la amplicación del plazo previo de reflexión para
los casos de ruptura matrimonial. Con mayor tiempo podrán reflexionar y
madurar su situación, —apunta Ignacio Socías, director de The Family
Watch—. Aunque Socías reconoce que la mayoría de las comunidades
autónomas o corporaciones locales cuentan con servicios de mediación,
«éstos no se centran en la prevención de los conflictos, sino más bien
en ofrecer soluciones cuando el problema ya está encima de la mesa y
que, en la mayoría de los casos, termina en ruptura familiar. Por ello
hay que darles las herramientas adecuadas. Nadie se casa para
divorciarse», matiza.
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