........ sin caer en el sensacionalismo.
La cobertura periodística del asesinato perpetrado por un hombre de 39 años contra una niña de 13 en El Salobral ha generado numerosas críticas a los medios de comunicación españoles, como El País, La Razón, El Mundo, Público y ABC, y hasta motivó la creación del hashtag #periodismomachista. Este suceso ha reabierto el debate acerca de cómo informar sobre la violencia de género sin caer en el sensacionalismo.
Hay numerosas guías con recomendaciones y normas para un adecuado tratamiento periodístico de la violencia contra las mujeres, pero poco medios las cumplen.
Por ejemplo, en varios países de América Latina, donde los feminicidios son comunes, los cuestionamientos a los excesos de la prensa se han limitado a casos demasiado notorios.
El diario Público fue uno de los primeros medios españoles que estableció un código autorregulatorio para sus periodistas.
Sin embargo, su famoso decálogo no lo libró de una cuestionable actuación en la cobertura del crimen de El Salobral, pues presenta comentarios de vecinos que dicen que el asesino era una persona “normal”, pese a que las normas de este periódico establecen que “evitaremos las opiniones de vecinos o familiares que no hayan sido testigos directos de los hechos. En cualquier caso, nunca recogeremos opiniones positivas sobre el agresor o la pareja”.
Según el Manual de Género para Periodistas elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la violencia de género incluye todas aquellas situaciones de violencia que, en particular, afectan a las personas por razón de su sexo, como el asesinato, el maltrato, abandono, privación alimentaria, incesto, desatención a la salud y violencia o acoso sexual.
Al mostrar la violencia de género, los medios han hecho visible un problema social.
Sin embargo, su tratamiento muchas veces resulta poco beneficioso para prevenir la violencia.
Por ello, después de revisar varios decálogos y manuales, hemos hecho una selección de aspectos claves para la cobertura de este tema. Aquí va nuestra lista de sugerencias:
-Usar la terminología correcta. No es crimen pasional, es violencia de género y, en la mayoría de los casos, violencia contra la mujer, y, cuando termina en muerte, se llama feminicidio.
-No justificar la violencia. “La mató porque lo engañaba”, “Tenía problemas mentales”, “Tenía problemas económicos” y “ la asesinó después de una fuerte discusión” son algunas de las frases que, sin quererlo, intentan justificar al victimario y presentarlo como víctima.
-Destacar el comportamiento del agresor. Informar sobre insultos, amenazas, humillaciones, previas al hecho, para que otras posibles víctimas puedan identificar la figura de un maltratador.
-Cuidado con la presunción de inocencia. Una vez que se conoce fehacientemente quién es el agresor o asesino, dar su nombre, identificarlo.
-No omitir el sujeto de la acción. Expresiones como “otra víctima de violencia” y “una mujer muere/ fallece” no dejan claro que se trata de una agresión o un asesinato.
-Recurrir a fuentes fiables. Evitar manifestaciones de terceros no relevantes para el caso que puedan beneficiar al agresor: “era muy educado y parecía un buen hombre”.
Buscar opiniones de personas expertas en el tema.
-Preservar la intimidad de la víctima.
Cuidar al máximo el uso de imágenes y otros detalles para no estimular el morbo.
-No culpar a la víctima. Evitar cuestionar su actuación o la veracidad de su relato, en base a su estilo de vida, hábitos, indumentaria u otros factores que no son relevantes, pero que sugieren de manera errónea que tienen relación con el riesgo de sufrir violencia de género.
-Dar información útil. Incluir en las notas datos sobre a dónde pueden recurrir las mujeres en situación de violencia para buscar ayuda.
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