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¿TIENEN LOS HIJOS DE PADRES DIVORCIADOS MÁS MIEDO A IR AL COLEGIO?
El artículo original en el que está basado este trabajo puede encontrarse en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology:
02/10/2008 . © INFOCOP ONLINE.
Mireia Orgilés(1), José Pedro Espada (1), Xavier Méndez (2) y José Manuel García-Fernández (3 )
(1) Universidad Miguel Hernández de Elche, (2) Universidad de Murcia y (3) Universidad de Alicante.
Los miedos escolares son muy frecuentes en la infancia, de forma que en algún momento de su vida la mayoría de los niños ha manifestado cierto grado de temor relacionado con el colegio, que suele desaparecer con el tiempo.
En algunos casos el miedo es muy intenso y el niño se resiste de forma recurrente a ir al colegio, manifestando síntomas físicos como dolor de cabeza o de estómago, y mostrando ansiedad anticipatoria al salir de casa para ir a la escuela o incluso al despertarse o vestirse por la mañana.
Existen diferentes factores que pueden contribuir a que un niño experimente miedo intenso a ir al colegio.
Por ejemplo, la exposición a algún suceso vital estresante, como un cambio de colegio o una mala relación con sus compañeros, puede precipitar la presencia de miedos escolares en niños que son vulnerables a reaccionar con ansiedad.
Cuando se produce una ruptura de pareja son muchos los cambios en la estructura familiar que afectan a los hijos.
El niño con frecuencia cambia de casa, de colegio, de compañeros y/o de amigos.
Dichos cambios pueden resultar estresantes, favoreciendo el miedo del niño a asistir a la escuela y aumentando su ansiedad al separarse de las figuras de apego.
El aumento del número de rupturas de pareja en nuestro país en las 2 últimas décadas justifica la importancia del estudio de los problemas emocionales en hijos de padres divorciados, entre ellos los miedos escolares, por su frecuencia y repercusión.
Para conocer si el divorcio de los padres influye en los hijos, fomentando el miedo a acudir al colegio, profesores de la Universidad Miguel Hernández, en colaboración con colegas de otras universidades, han llevado a cabo un estudio con 190 niños de 8 a 12 años, de los que 95 eran hijos de padres divorciados.
Los niños cumplimentaron el Inventario de Miedos Escolares-Forma Preadolescentes (IME-PreA), elaborado por los profesores García-Fernández y Méndez (2008), en el que se presentan situaciones relacionadas con el colegio que pueden generar miedo, malestar o desagrado.
El niño debe valorar el temor que siente ante esos estímulos, calificándolo de nada, algo o mucho.
Mediante el inventario se examina la presencia de miedos escolares en general, y la existencia de miedos escolares más específicos:
a.- miedo al fracaso escolar y al castigo,
b.- miedo al malestar físico,
c.- miedo a la evaluación social y escolar, y
d.- ansiedad anticipatoria.
Los resultados del estudio muestran que los hijos de padres divorciados puntúan más alto en el Inventario de Miedos Escolares que los niños cuyos padres viven juntos, aunque las diferencias entre ambos grupos son pequeñas.
Únicamente existen diferencias significativas entre los hijos de padres divorciados y no divorciados en los miedos vinculados con el fracaso escolar y el castigo, más frecuentes en los niños que proceden de una familia intacta.
Los miedos relacionados con fracasar en el colegio y ser castigado son los más frecuentes en todos los niños que participaron en el estudio y han sido considerados como los miedos escolares más intensos en otros trabajos anteriores.
Sin embargo, los resultados hallados muestran que los niños cuyos padres se han divorciado muestran menos temor que el resto ante este tipo de miedos, entre los que se incluyen obtener malas notas, repetir curso, suspender o copiar en un examen, que les llame el director o ser castigados.
El análisis de regresión logística llevado a cabo confirma estas diferencias e indica que la probabilidad de presentar miedos relacionados con el fracaso escolar y el castigo es 0,42 veces mayor en los niños que no han vivido la ruptura conyugal de sus padres.
El divorcio suele producir cambios en las pautas y normas de conducta que los padres aplican a sus hijos.
La conflictividad y discrepancia entre ambos padres se refleja a menudo en un aumento de la permisividad, como un intento de compensar al niño por la situación que está atravesando y en la falta de supervisión de los hijos.
Los cambios en el estilo educativo, las diferencias entre las pautas de crianza de los padres y un nivel de exigencia menor podría explicar que los hijos con padres divorciados tengan menos miedo al fracaso escolar y a ser castigados, en comparación con los niños que viven con ambos padres.
Como conclusión cabe destacar que es posible prevenir las reacciones emocionales negativas de los niños después de la ruptura conyugal.
Para ello sería necesario minimizar los cambios bruscos en las pautas de conducta que los padres dan a sus hijos y mantener un estilo educativo común y coherente.
Referencias:
García-Fernández, J.M. y Méndez, X. (2008). Inventario de Miedos Escolares, Forma Preadolescentes.
En X. Méndez, M. Orgilés y J.P. Espada, Ansiedad por separación: psicopatología, evaluación y tratamiento (pp. 117-118). Madrid: Pirámide.
Orgilés, M., Espada, J.P.; Méndez, X. y García-Fernández, J.M. (2008). Miedos escolares en hijos de padres divorciados y no divorciados. International Journal of Clinical and Health Psychology 8 (3), 693-703.
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