Atravesando un divorcio experimentamos un proceso intenso, con varias implicancias, psicológicas y legales. En esta nota compartimos algunos puntos sobre los que son conveniente detenerse, conocer y reflexionar.
¿Cuándo empezó? ¿Cómo llegamos acá? ¿De qué manera se atraviesa?
Las
respuestas son variadas y diferentes es cada historia. Pero hay un punto de
partida en común, donde todas las historias se encuentran y es el matrimonio.
Esta celebración es un rito que cambia nuestras vidas, nos comprometemos a un
proyecto en común, construimos expectativas, proyectamos nuestra vida y además
realizamos actos que tienen efectos jurídicos, entre otras cosas.
Por esto es que el
divorcio, mas allá de la causa, los motivos y la trama en que se fue
tejiendo en cada caso, que va a ser tan variado y diverso como lo somos cada
uno de nosotros, tiene un hilo común que atraviesa y es justamente ser el mensajero de que esos
compromisos y sueños ya no van a suceder de acuerdo al plan inicial, que
aquellos pilares sobre los que construimos ciertos proyectos de vida se
modifican, y además también es un acto jurídico que produce efectos legales y
patrimoniales.
Ayuda conocer y reflexionar sobre aspectos relacionales,
emocionales, legales y económicos para contar con herramientas que nos permitan
hacer de este momento un proceso
que sume crecimiento a nuestra vida y
no un episodio traumático del que salimos muy dañados emocional y/o
económicamente hablando.
Así pues, que el divorcio se transforme en una lucha de poder en
la que tu ex pasa a ser tu enemigo intimo, depende de la manera en que decidimos atravesarlo
y las reacciones que tenemos frente a él.
Podríamos considerar 3 momentos claves:
1- Crisis
de pareja: en esta etapa es cuando el divorcio
es visto , por uno o ambos, como una solución a la crisis que vienen
atravesando con la pareja, entonces implica
tomar la decisión de divorciarnos. En algunos casos hay acuerdo sobre
la decisión y en otros no. Siempre
es conveniente que la misma surja de un acuerdo generado a través de un proceso
de diálogo.
De no ser esto
factible, es posible demandar
legalmente el divorcio aún cuando la otra parte no quiera hacerlo.
2- Reorganización
familiar: El divorcio
generalmente viene precedido de un lapso
anterior de separación de hecho entre
los cónyuges, momento a partir del que comenzó este proceso de reorganización y
se vienen intentado maneras de
funcionamiento transitorias, de tipo prueba y error, hasta ir encontrando
aquella que se acomoda a los intereses de cada familia.
Sin embargo una vez
decidido el divorcio e iniciado los tramites pertinentes estamos transitando
otra etapa del proceso, pues a veces la separación de hecho puede ser una
situación transitoria de la que puede devenir una reconciliación de la pareja,
en algunos casos.
En
definitiva atravesar un proceso de divorcio implica un duelo y como todo duelo
tiene etapas marcadas por hitos, entonces aún cuando sentimos que tenemos
resuelta la primera etapa y la separación, lo es seguramente en un nivel, pero
en otro nivel de profundidad tenemos que seguir asimilando este cambio en
nuestra vida.
Por eso es
fundamental en esta etapa promover el diálogo, optar por mecanismos como la
mediación para resolver todos
los aspectos: la decisión de divorciarse; las cuestiones patrimoniales
derivadas de la liquidación de la sociedad conyugal y si hay chicos menores de
edad, las cuestiones de alimentos, cuidado parental y régimen de
contacto.
Es fundamental respetar los tiempos internos y emocionales de cada
uno para ir asimilando estos cambios; y siempre estar abiertos a intentar
dialogar, aún cuando al principio no fue
posible. Aún cuando ya hubo que iniciar una demanda de divorcio, no importa que
estemos casi a la mitad del juicio, siempre que exista una mínima posibilidad
de dialogo hay que aprovecharla y retomarlo.
Es la mejor manera
de construir estos nuevos cimientos sobre los que se asentará la familia,
cuando existen hijos en común; y cuando se trata de parejas sin hijos, es la
mejor manera de construir de este episodio de mi vida, un momento de
crecimiento, que me prepara para la nueva etapa que comienzo.
3- Nuevo
ciclo post- divorcio: comenzamos
a experimentar cosas nuevas, que depende de cada caso y sus particularidades,
si hay hijos o no. Damos los 1ºs pasos en esta etapa en la que comencemos
a descubrirnos y nos lleva un tiempo asentarnos en los cambios que hemos
generado durante este proceso.
Son muchos los temas que surgen a raíz de un divorcio y que
debemos considerar, la gama es tan amplia como casos hay, sin embargo quiero
compartir 2 cuestiones que
son básicas y genéricas, que atraviesan todos los casos y es información
útil que te puede ayudar si estas atravesado por esta situación, y tienen que ver con aspectos psicológicos y
legales.
Lo 1º que tenemos que considerar es que se trata de una Crisis; es una situación que nos
impulsa a transformarnos, nos
exige hacer cambios; y eso es algo que nos cuesta mucho, que nos genera una
enorme tensión, un conflicto interno entre fuerzas opuestas: el impulso de
avanzar y la tendencia a mantenernos en el status quo. Aparecen las
resistencias, nos invade el miedo y de ahí se derivan las inseguridades, el
dolor, la culpa, la tristeza, la ira; emergen los mecanismos de defensa, las
confusiones y entramos en
una montaña rusa: días que creemos que tenemos todo claro seguido de momentos
que todo se vuelve caótico y quema el pecho; en fin la lista es larga y diferente
en cada historia.
Las crisis vienen a decirnos que la manera en como venimos
haciendo las cosas ya no funciona. Que lo que antes
era de una forma determinada y producía determinado efecto, ya no lo hace. Que
aquello que antes me gustaba ya no me gusta. Que eso que creía que era de una
manera ahora veo que no es así, sino que es diferente.
Por eso el 1º paso para aprovechar una crisis es animarnos a cuestionar esas creencias a las que le
damos el carácter de verdades inmutables, certezas absolutas y eternas; revisar
el repertorio de estrategias aprendidas para relacionarnos y las maneras que
tenemos para enfrentar desacuerdos o divergencias.
Se hace
necesario desaprender "eso" que venimos repitiendo pero ya no
funciona. Parar el piloto automático y reflexionar acerca de quiénes somos y
hacia dónde vamos.
En estos momentos resulta
más útil preguntarnos antes que afirmar. Cuestionarnos
nos da mas libertad para elegir entre
todas esas creencias y repertorios qué se queda conmigo, qué se va y cuáles son
las novedades que permito dejar entrar en mi mundo. Así me reconstruyo de
nuevo, y como resultado de este proceso crecemos y nos vamos transformando.
El miedo es una pieza clave que tenemos que aprender a manejar. En el proceso de desaprender
para aprender cosas nuevas, de soltar viejos hábitos y creencias para construir
otros nuevos, hay un tiempo de vacío, de no saber, de incertidumbre; en ese
preciso momento aparece el miedo.
Aquí es donde pasa esto que tanto se habla de
animarse a salir de la zona de confort, o sea
animarse a cuestionar y abandonar creencias con esa sensación de saltar al
vacío de lo incierto, hasta que después cuando por fin soltamos,
aparece esa nueva mirada, creencia o manera que estaba empujando por salir a la
superficie.
Cuando atravesamos el miedo se hace mas fácil aceptar, lo
que nosotros necesitamos y lo que el otro necesita; el panorama se vuelve más
claro y dinámico, se torna posible conversar acerca de la decisión de
divorciarse, 1º y de la manera en cómo vamos a hacerlo después.
Aunque parezca
una idea alocada, podemos
divorciarnos con amor, es decir con un profundo sentido de respeto y cuidado
hacia uno mismo y hacia la otra persona; en todos los casos, aun más cuando
tenemos hijos en común.
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