lunes, 1 de marzo de 2010

El martillo de las brujas

http://elcomentario.tv/reggio/el-martillo-de-las-brujas-de-rafael-rodrigo-navarro-en-el-mundo/22/02/2010/

Periodismo de opinión en Reggio’s
El martillo de las brujas, de Rafael Rodrigo Navarro en El Mundo

El autor denuncia la Ley de Violencia de Género por ser una norma enunciada «para conseguir el voto femenino».
El problema que está creando la Ley Integral contra la Violencia de Género en España es difícil de entender pues ha sido presentada como una ley para ayudar y proteger a la mujer, cuando en realidad se trata de una ley que manipula los sentimientos de indefensión de algunas mujeres para conseguir el voto femenino, que según creen los políticos contemporáneos, es decisivo a la hora de hacerse con el poder.

Es evidente que cualquier persona que lea el articulado de dicha ley quedará sorprendida pensando que tal norma jurídica haya sido promulgada por un Parlamento que dice llamarse democrático y corroborada por un tribunal que dice igualmente proteger la Constitución española.
A todas luces se observa una quiebra del principio «todos los españoles somos iguales ante la Ley».

Si justificamos contradecir la norma ética que nos avisa de que no se puede alcanzar un fin bueno mediante un medio moralmente malo, no hacemos sino justificar la violencia.
¿Con qué fuerza moral se persigue a los grupos terroristas?
¿Dónde queda la legitimidad del Estado, pues ya sabemos que su legalidad depende de sí mismo?
Pero si al ciudadano de a pie le resulta difícil entender que su Parlamento, Gobierno y Poder Judicial estén cometiendo tal tropelía, mucho más difícil le resulta entender por qué no se rectifica, se echa marcha atrás, y se modifica o corrige una ley que produce tanto daño social.

El alcalde de la ciudad palestina de Belén dijo en una entrevista que cuando una guerra deviene rentable ya no puede pararse. Evidentemente hacía referencia a la guerra entre israelíes y palestinos.
Pero no siempre el negocio aparece a primera vista.
El hecho de que no alcance notoriedad permite que sea ocultado por quienes se benefician.

El siguiente comentario corresponde a Carl Sagan, divulgador científico, hablando de la persecución de las brujas en el siglo XVI:
«Rápidamente se convirtió en un provechoso fraude. Todos los costes de la investigación, juicio y ejecución recaían sobre los acusados o sus familias; hasta las dietas de los detectives privados contratados para espiar a la bruja potencial, el vino para los centinelas, los banquetes para los jueces, los gastos de viaje de un mensajero enviado a buscar a un torturador más experimentando a otra ciudad, y los haces de leña, el alquitrán y la cuerda del verdugo. Además, cada miembro del tribunal tenía una gratificación por bruja quemada. El resto de las propiedades de la bruja condenada, si las había, se dividían entre la Iglesia y el Estado. A medida que se institucionalizaban estos asesinatos masivos iba surgiendo una inmensa burocracia para servirla y la atención se fue ampliando desde las brujas pobres hasta la clase media y acaudalada de ambos sexos».

Cuantas más confesiones de brujería se conseguían bajo tortura, más difícil era sostener que todo el asunto era pura fantasía. Como a cada bruja se le obligaba a implicar a algunas más, los números crecían exponencialmente.
Esta combinación de acusación, persecución y beneficio económico es una de las más inhumanas de las espirales de violencia en la que puede caer una sociedad.

Recientemente hemos asistido a procesos semejantes de consecuencias nefastas para toda la humanidad y con la rúbrica de los estados modernos. Basta citar la locura nazi.
Cuando el proceso está en su inicio pasa inadvertido.

La pregunta es la siguiente:
¿A quién beneficia económicamente la Ley Integral sobre la Violencia de Género?
Se trata del cui prodest de los juristas, que en este caso no es políticamente correcto formularla. Pero los resultados de la aplicación de dicha ley indican con claridad que no beneficia precisamente a la mujer.

Rafael Rodrigo Navarro es licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Psicología.
© Mundinteractivos, S.A.

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