Decírselo los 2 juntos, no hablar mal del otro y no caer en
comprarle con regalos son algunas de las claves.
Es muy importante
que ninguno de los 2 hable mal
del otro a los hijos
SILVIA C.CARPALLO | 4 DICIEMBRE, 2016
El amor muchas veces no
dura para toda la vida. A veces porque la pareja se deteriora por los roces de
la convivencia, porque ha aparecido otra persona o simplemente porque ya no
sois los mismos que eráis cuando empezasteis la relación. El problema está en
que lo que parece un asunto de 2, se convierte en algo más complejo cuando
hay hijos de por medio. Porque vuestra separación no solo supone un cambio en
vuestras vidas, sino también en las suyas. Aunque seguir por los hijos
no parece una opción lógica, si al final solo vamos a hacerles vivir en un
ambiente tenso e incluso podemos hacerles cargar con esa culpa, lo que sí
debemos tener en cuenta es cómo hacer las cosas lo mejor posible. Empezando por
el principio, es decir, cómo vamos a contarles que “mamá y papá se separan”.
Sí, es cierto que ya no
se trata de una noticia tan impactante como hace unos años, principalmente
porque seguro que no va a ser el único niño de clase con padres separados.
Ahora lo raro es casi que sigan casados. Sin embargo, la psicopedagoga
Laura Aguilera aporta que “que los padres se separen es un
aspecto muy importante para los niños, tanto ahora como hace años, que no se
veía con tanta frecuencia. La idea de que los padres se separen implica un
cambio en su rutina diaria, a la que al inicio les cuesta adaptarse”, por lo
que siempre hay que planificar cómo vamos a abordarlo. Igualmente, también
depende de cómo sea nuestra separación, ya que “no es lo mismo la separación de
unos padres que simplemente han dejado de quererse en el sentido del amor
romántico, pero se respetan mutuamente y llevan una separación civilizada”, que
los padres que se separan por algo razones complicadas como una infidelidad o
incluso en casos extremos unos malos tratos.
Lo que debemos decir y lo
que debemos evitar
“Es fundamental
comunicárselo al niño de la forma correcta, a ser posible los dos
juntos y evitando que los niños piensen que es por ellos, por su mal
comportamiento, por lo que han hecho o han dicho, pero sobre todo tenemos que
dejarles tiempo para que lo asimilen”, aporta la especialista en psicología
infantil Silvia Álava.
Entre las cosas que debemos hacer está el
“responder a las preguntas que hagan. En el momento de dar la noticia de la
separación, los niños más pequeños pueden dar respuestas sorprendentes, como
‘vale, y ahora, ¿puedo jugar con mis juguetes?’, pero poco a poco irán entendiendo
la nueva situación”.
Otra idea que destaca la
psicóloga es la de dejar que durante el proceso el niño pueda
expresarse libremente y no imponerle nuestras ideas. Por ejemplo, “el niño
tiene que poder decir que echa de menos a su padre o a su madre cuando no está
con él o con ella”, sin que nos pongamos todos nerviosos. Eso implica, entre
otras cosas, “no luchar por el papel del bueno de la película”, sino intentar
ser un bando unido y darle mensajes juntos del estilo: “Los 2 te queremos y
los 2 queremos estar contigo”.
Por supuesto, habrá
que controlar nuestras propias emociones y evitar que nuestro hijo/a
oiga descalificaciones de nuestro ex. “No olvidemos que por muy mal marido
o esposa que una persona sea, no deja de ser la madre o el padre del niño”. Eso
también significa que no hay que caer en usar tretas del estilo “llenar al niño
de regalos, pensando que de esa forma no nos echará de menos, o que con eso
conseguiremos que nos prefiera ante el otro progenitor”. Silvia Álava aclara
que así, “lo único que estamos haciendo es llenarle de cosas, lo que de verdad
será duradero es que sepa que sus padres están ahí para quererle, escucharle,
ayudarle a resolver sus problemas”.
Pese a ello, sí que es positivo remarcarle
todo aquello que pueda ver como positivo de la nueva situación. Por ejemplo
el “tendrás 2 casas, 2 habitaciones, y harás un montón de cosas con mamá y
con papá, pero por separado”, ya que como explica la psicóloga “se trata de que
el niño aprenda a ser feliz en la nueva situación”.
La edad del niño importa
Aunque tengamos 40 años e hijos propios, que nuestros padres nos digan que se separan es una
noticia que impacta, porque al final es un cambio en la propia estructura de
nuestra vida. Incluso aunque no vivamos con ellos, supondrá un cambio en
nuestras rutinas. Sin embargo, la edad que tiene el niño cuando se entera de
que sus padres ya no van a seguir siendo una pareja es un factor bastante
determinante.
En este punto Laura
Aguilera hace una distinción de cómo llevará el niño la situación y qué tener
en cuenta según los años que tenga, para que ciertas reacciones no nos pillen
por sorpresa, teniendo en cuenta que siempre influye el grado de maduración del
mismo.
Hijos menores de 5 años: En este caso las explicaciones deben ser muy sencillas, concretas,
cortas y claras, ya que todavía no comprenden lo que sucede del todo. “Tanto el
padre como la madre se perciben por el hijo como una unidad inseparable. En
estos casos, lo adecuado es explicarle brevemente al hijo qué progenitor será
el que deje el domicilio, se le presentará el nuevo hogar de éste, así como se
le expondrá cuándo lo verá y en qué entornos”, apunta Aguilera.
Hijos de 5 a 8 años: Ahora ya necesitan más información, porque la separación de
sus padres les afecta a nivel emocional y personal. La psicóloga aclara que “en
estas edades es cuando hay riesgo de que los niños se culpen a ellos mismo por
la separación de sus padres, así como fantasear con que algún día volverán a
estar juntos”.
Hijos de 9 a 12 años: “A estas edades los niños pueden ver el divorcio de sus
padres como algo que no pueden controlar, por lo que no interiorizan un
sentimiento de culpa”, aclara Álava. Quizás por ello, suelen culpar más a los
padres y se plantean aspectos morales de lo que está bien y lo que está mal.
“En ocasiones pueden tomar partido en un bando de los 2 progenitores, pero
todo dependerá del tipo de relación que mantengan y de cada caso en particular”,
insiste la experta.
Hijos adolescentes: Ya sabemos que esta es una etapa de emociones y comportamientos
contradictorios, por lo que no es de extrañar que estos salgan en una situación
de divorcio. “Son capaces de asimilar esta ruptura familiar de forma más
madura, pero como adolescentes que se enfadan y experimentan frustración ante
la situación, volviéndose más introvertidos, como forma de expresión de su
inconformidad ante la separación de sus padres” concluye la psicóloga.
Otros factores a tener en
cuenta pueden ser por ejemplo el sexo, a lo que Aguilar aclara que “no tiene
por qué tener una reacción diferente el hecho de que el niño de padres
separados sea de género masculino o femenino. Si bien es cierto que los niños
podrían ser más propensos a tener una conducta más disruptiva y oposicionista,
mientras las niñas pueden ser más introvertidas y optar por sentirse culpables
de la separación”. Igualmente, el hecho de ser hijo único o de tener hermanos
también ha de ser tenido en cuenta, puesto que como aporta la psicopedagoga “es
más complejo si hay más hermanos, por un motivo muy claro, y es el hecho de que
la edad de cada hermano implicará un tipo de explicación de la separación
diferente, debido a su capacidad de entender la situación”. Así su
recomendación pasa por reforzar el vínculo entre ellos en contrapartida, ya que
“en una buena relación entre hermanos, éstos pueden ver uno en el otro, un
apoyo importante”.
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