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El Cardenal Tettamanzi lamenta las condenas que los divorciados sufren dentro de la Iglesia:
"El Señor está cerca de quien tiene el corazón herido"
Se puede encontrar ya a la venta en las librerías italianas una carta del Cardenal Dionigi Tettamanzi, "dirigida a los esposos en situación de separación, divorcio o nueva unión", en la que el también Arzobispo de Milán lamenta el descuido al que éstos se han visto sometidos en el seno de la Iglesia.
La carta lleva por título "El Señor está cerca de quien tiene el corazón herido".
Transcribo algunas citas interesantes del documento.
[La adaptación y la traducción es mía, pues la carta no se ha publicado todavía en castellano. Confío en ser lo más fiel posible a las palabras de Tettamanzi.] Cita:
Para la Iglesia y para mí, como obispo, sois hermanas y hermanos amados y deseados.
En vosotros hay preguntas y sufrimientos que frecuentemente parecen ignorados por la Iglesia. Os expreso mi pesar si habéis encontrado hombres y mujeres de la comunidad cristiana que os han herido de cualquier forma, juzgado sin misericordia o condenado. Pero la Iglesia no os mira como extraños que no han sido fieles a un pacto, sino que se siente partícipe de las preguntas que os tocan en lo profundo."
"Imagino que antes de tomar esta decisión [la de la separación o divorcio] habréis experimentado días de cansancio por la vida en común, nerviosismos, impaciencias e intolerancia, desconfianza recíproca, a veces falta de transparencia, sensaciones de traición, desilusión por una persona que se ha revelado distinta a cómo la habíais conocido al principio de vuestra relación. Estas experiencias, cuando se vuelven cotidianas y se repiten, terminan por hacer del hogar, ya no un espacio del afecto y de la alegría, sino una agobiante jaula que parece acabar con la paz de vuestro corazón."
"La Iglesia sabe que, en ciertos casos, no sólo es lícito, sino incluso inevitable, tomar la decisión de una separación: para defender la dignidad de la persona, evitar traumas más profundos y preservar la grandeza del matrimonio, que no puede transformarse en un insostenible trámite marcado por las recíprocas asperezas."
"No siempre está todo perdido: hay fuerzas y también energías que permiten comprender lo ocurrido en la propia vida de pareja y de familia; quizá se pueda optar por una ayuda competente para iniciar una nueva fase de vida en común; o tal vez existe solamente la posibilidad de reconocer honestamente las responsabilidades que han puesto en peligro el pacto de amor y entrega estipulado en el matrimonio."
"A nuestro alrededor podemos observar casos heroicos de padres y madres que, habiéndose quedado solos, educan y ayudan a crecer a sus hijos con amor, sabiduría, atención y entrega. Nos dan un gran ejemplo. Quiero recomendar a todos los padres separados que no hagan más difícil la vida de sus hijos, privándoles de la presencia y del amor del otro progenitor. Los hijos necesitan (sin perder de vista las garantías legislativas) tanto del papá como de la mamá, y no de inútiles desquites, celos y asperezas."
"¡La Iglesia ha excomulgado a los divorciados! ¡La Iglesia enseña la puerta de la calle a los esposos que se han separado!, dicen. No es así. No debe ser así.
Los esposos que viven de forma estable un segundo vínculo conyugal no pueden acceder a la comunión eucarística [Tettamanzi explica los motivos sostenidos por la Iglesia, refiriéndose a las enseñanzas del Evangelio], pero esto no implica ningún juicio sobre el valor afectivo o sobre la calidad de la relación que une a los divorciados que hayan vuelto a casarse. El hecho de que con mucha frecuencia estas relaciones se viven con sentido de la responsabilidad, y con amor entre los miembros de la pareja y hacia los hijos, es una realidad de la que la Iglesia y sus pastores somos conscientes."
"Creer que la norma que regula el acceso a la comunión eucarística significa que los cónyuges divorciados que hayan vuelto a casarse están excluidos de una vida de fe y caridad, vividas dentro de la comunidad eclesial, es un error. La riqueza de la vida de la comunidad eclesial queda a la disposición y al alcance también de aquellos que no pueden acercarse a la santa comunión."
"También están a vuestro alcance los muchos medios de los que se vale la Gracia de Dios. También de vosotros espera la Iglesia una presencia activa y una disponibilidad para servir a cuantos necesiten de vuestra ayuda. Pienso, en primer lugar, en la gran tarea educativa que, como padres, muchos estáis llamados a desempeñar. [...]
Pienso en el testimonio sencillo, a pesar del sufrimiento, de una vida cristiana fiel a la oración y la caridad. Y pienso, incluso, en cómo vosotros mismos, a partir de vuestra experiencia, podréis ser de ayuda a tantos otros que atraviesan situaciones parecidas a las vuestras."
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1 comentario:
Me parece admirable la manifestación de TETTAMANZI, que reconoce realidades sociales, humanas, morales y sicológicas que influyen y llevan algunos matrimonios a una situación de insostenibilidad.
Sin embargo, considero cierto que a los separados con una nueva unión se nos ha estigmatizado con el señalamiento y la condenación previa. Uno se pregunta, que chance tenemos los separados que hemos iniciado una nueva relación si según la iglesia estamos en pecado mortal y se nos niega los más altos sacramentos: el de la reonciliación (disque por que no puede haber verdadero arrempetimiento por persistir la sepracion) y nos niegan la gracia de la comunión.
Si existe algún motivo para ser católicos es participar del pan y la sangre de Cristo a la que todos hemos sido invitados por el, pero en una extraña interpretación de San Pablo, la iglesia nos excluye.
Muchas Gracias por el artículo. Y ojalá que haya más caridad y misericordia con los separados. Que la Iglesia de ejemplo de ello.
Al final la Iglesia nos condena y nuestra única esperanza es Cristo.
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