1. «Los que sufren son los hijos», sostienen los expertos
http://www.abc.es/20070624/sociedad-sociedad/sufren-hijos-sostienen-expertos_200706240301.html
PILAR QUIJADA
MADRID. I
Independientemente del sexo, los chavales con edades comprendidas entre los seis y doce años son los más susceptibles de sufrir el Síndrome de Alienación Parental (SAP).
Un término relativamente novedoso que aún no se recoge en los manuales de diagnóstico, y que fue propuesto por el psicólogo americano Richard Gardner en 1985 para referirse a la alteración que surge en las relaciones paterno-filiales tras las separaciones conyugales altamente conflictivas.
El motivo de que se pueda influir más en esta franja de edad es que los niños aún no han adquirido su propio juicio moral y aceptan las opiniones de los adultos de referencia con los que conviven sin cuestionarlas. Y la situación se agrava si el progenitor que se va rehace su vida y convive con otra pareja y con los hijos de ésta.
Miedo e inseguridad
A esto hay que añadir que los niños pueden sentir miedo e inseguridad después de la separación, y pensar que si uno de sus padres se ha ido -a veces lo viven como un abandono-, ahora que están con el otro, si no hace lo que le pide puede abandonarle también.
«Y por ese miedo al rechazo y a ser abandonados por los dos se involucran en la campaña», explica Asunción Tejedor, coordinadora de Psicología Jurídica del Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias y autora del libro «El síndrome de alienación parental: una forma de maltrato».
Maltrato psicológico
No obstante Tejedor señala que muchos niños que han sufrido este tipo de maltrato psicológico, cuando crecen se vuelven contra el progenitor que ha inducido las manipulaciones, porque se dan cuenta de que han sido utilizados para hacer daño al otro.
Para Tejedor el SAP es el resultado de una «programación o lavado de cerebro que hace un progenitor contra el otro y en la que el niño va a contribuir en cierta medida con sus propias aportaciones, según va avanzando el proceso».
Aunque en un principio la fobia se centra en el progenitor que no tiene la custodia, pronto se extiende al resto de la familia de éste.
El objetivo es destruir el vínculo afectivo del niño con la ex pareja como venganza por la separación.Lo importante en estos casos es descartar que las acusaciones estén fundadas. «Podríamos hablar de un «menor programado», que no ha vivido realmente lo que el progenitor alienador -que propicia el rechazo- afirma.
En las entrevistas que he mantenido con estos niños llama la atención que necesitan de la ayuda del adulto instigador para recordar los acontecimientos. Cuando son entrevistados por separn su actitud parental». ado, los menores suelen dar testimonios diferentes», señala María Luisa Pérez Caballero, vocal de la sección de Psicología Jurídica del Colegio oficial de Psicólogos de Madrid.
Para Caballero «el progenitor que instiga el rechazo no se da cuenta de los efectos que la destrucción del vínculo paterno-filial provoca en los hijos. Se trata de adultos aparentemente sanos en otros ámbitos de su vida, pero que en lo que se refiere al afrontamiento de la separación muestran una severa alteración en su actitud parental.
En este sentido, Tejedor resalta que «no hay que olvidar que esta manipulación es un maltrato hacia los hijos. Aparte de que los progenitores sufren mucho, los que pagan realmente las consecuencias son los hijos».
Respecto a si hay más mujeres que recurren a estas manipulaciones para vengarse de su ex marido, Tejedor opina que «el problema es que ahora hay más igualdad entre los dos cónyuges a la hora de optar por la custodia de los hijos, cosa que hace unos años no ocurría. Y cuando el padre ha empezado a tener la posibilidad de lograr la custodia, empiezan a aparecer estas manipulaciones. Empezaron quizás las mujeres ejerciéndola, pero esto también está cambiando. He visto muchos casos en los que son los padres los alienadores».
Mediación familiar.
Para Pérez Caballero, «no es una cuestión de sexo. Está más unido a una actitud en el ejercicio de la parentalidad y de la resolución del conflicto de pareja (ruptura), a lo que cabría añadir otros factores personales. Se produce tanto en varones como en mujeres. Aunque si estadísticamente se da más en mujeres es porque hasta ahora es mayor el porcentaje que ejerce la custodia de los hijos frente a los varones».
Caballero se muestra partidaria de resolver estas separaciones conflictivas vía mediación familiar, en un contexto de actuación psicológico y judicial, de a una transformación del proceso conflictivo.
2. Síndrome de alienación parental y custodia
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Sindrome/alienacion/parental/custodia/elpepuopi/20070624elpepiopi_6/TesMª Teresa Junco López - Oviedo - 24/06/2007
Como psicóloga forense desde hace 18 años, siempre en juzgados de familia, estoy habituada a ver casos de alienación parental. La resolución judicial de Manresa que apareció en los medios de comunicación no es pionera, como se comentaba en el programa de Carles Francino.
En Asturias hace tiempo que se recoge dicho síndrome en las resoluciones judiciales para privar de la custodia al progenitor que aliena, que no siempre es la madre.
Que el síndrome de alienación parental no esté reconocido por la OMS no niega su existencia, de la cual tenemos constancia a diario en los juzgados de familia, por desgracia para los menores implicados.
Además, la bibliografía e investigación sobre el tema corroboran que se trata de algo más que la invención de un síndrome por parte de R. Gardner con el propósito de perjudicar a las madres.El cambio de custodia pretende proteger al menor del maltrato emocional que le ocasiona el progenitor que lo manipula.
La decisión la toma un juez, basándose en informes periciales, por tanto, en condiciones de evaluar cuál es el mejor interés de un niño. Pretender que la opinión manipulada de un menor de edad sirva para sustentar dónde y con quién debe vivir es, además de un error, una colaboración con el maltrato emocional que está sufriendo.
Cuando un niño es protegido de la violencia física que pueda estar recibiendo de sus progenitores, no se cuestiona dicha intervención. Es más, si no se lleva a cabo, se investiga si ha habido mala praxis por parte de las instituciones responsables de ejercerla.
Por ello, no entiendo que genere tanta polémica que un niño sea protegido de la violencia emocional que ejerce un progenitor sobre él, sea el padre o la madre.
Hacer de esto un campo de batalla para la guerra de géneros no ayuda a los niños y sólo sirve para enmascarar lo que hay de fondo, un maltrato hacia un menor de edad.
Atentamente,
APIF-CADIZ
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