La violencia de género en Latinoamérica.
Elza Fiúza Agencia Brasil.
Un estudio revela por qué la mayoría de las iniciativas no tienen el impacto que deberían tener en la sociedad.
Mariana Kaipper Ceratti, productora online del Banco Mundial. Brasilia
¿Se acuerda cuándo fue la última campaña o iniciativa que ha visto contra la violencia de género? ¿Cuánto tiempo duró? ¿Se destinaba a hombres y mujeres o a solo un género? ¿Le animó a actuar o le causó indiferencia? ¿Influyó positivamente en las personas de su comunidad?
Si la iniciativa no resultó, es probable que no haya durado lo suficiente, elegido mal el público objetivo, fallado en la comunicación o todo a la vez. Estos son algunos de los hallazgos de una investigación global sobre lo que funciona o no en las iniciativas contra la violencia de género.
Estos fallos son todavía muy comunes, a juzgar por las estadísticas: globalmente, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual, según la Organización Mundial de la Salud. En América Latina, una encuesta realizada en 12 países encontró que entre la 1/4 parte y 1/2 de las mujeres sufrieron alguna vez violencia de parte de un compañero íntimo. Y también por el trabajo realizado desde 2012 por el Banco Mundial y la Universidad George Washington de Estados Unidos.
Tras el análisis de 290 estudios de impacto, los investigadores encontraron sólo 27 iniciativas que ayudaron a reducir la violencia contra mujeres y niñas.
El resultado es aún más intrigante cuando se descubre que el 80% de las iniciativas exitosas provienen de los países desarrollados, principalmente Estados Unidos y Canadá. "No es que no hay buenas iniciativas en países en desarrollo o en América Latina, pero muchas terminan por no ser objeto de artículos académicos con evaluaciones de impacto como los que hemos estudiado", dijo Diana Arango, experta del Banco Mundial sobre violencia de género y desarrollo.
La misma falta de una evaluación de impacto rigurosa justifica el hecho de que la Ley Maria da Penha –de gran alcance en Brasil – no se incluyó en la investigación, aunque se la reconoce como un modelo global. "Al traducir nuestros datos en recomendaciones prácticas, hemos encontrado que las iniciativas exitosas tienen muchos elementos en común con la ley, tales como el enfoque multisectorial (es decir, que involucran los sectores de la justicia, la salud, etc.)", dice la experta.
El equipo de investigación evaluó iniciativas de prevención y respuesta a todo tipo de violencia (desde el matrimonio infantil hasta los feminicidios) y recopiló las experiencias que dieron resultados positivos en una serie de documentos publicados con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Universidad George Washington y el Centro Internacional de Investigación sobre las Mujeres. Estas son algunas:
Políticas públicas
El estudio es enfático en la defensa de la reforma de leyes y políticas para que contemplen la violencia contra las mujeres y las niñas, así como la edad mínima para el matrimonio y el consentimiento sexual. También es importante revisar la legislación sobre el divorcio, la custodia del niño, los derechos de propiedad, entre otros, para eliminar los obstáculos que impiden a las mujeres protegerse a sí mismas y obtener reparación. El machismo dentro del poder judicial del estado es otro tema importante abordado en el documento. Para cambiar las mentalidades, es fundamental ofrecer oportunidades de formación y sensibilización para los profesionales en todos los niveles, de acuerdo con el documento.
Participación de la comunidad
Las iniciativas exitosas involucran a toda la comunidad, no sólo a las autoridades policiales o líderes religiosos, por ejemplo. Ellos incluyen hombres y mujeres (aunque no formen parejas), niños, adultos y ancianos. Es importante que las actividades cuestionen los roles de género, discutan las relaciones de poder y busquen formas no violentas para resolver conflictos. Todo eso cuenta para poner fin a los ciclos familiares de violencia: los niños que crecen en un ambiente con violencia doméstica tienen el doble de probabilidades de convertirse en agresores o víctimas que los que no, según estudios.
Larga duración
Para tener éxito, las actividades deben durar al menos 6 meses y promover acciones regulares (1 o 2 veces por semana, por ejemplo). De lo contrario, no sólo pueden no tener impacto, sino también causar el efecto contrario: el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. "Las iniciativas a corto plazo, como un entrenamiento de una semana en que una persona viene, piensa que va a cambiar las normas y actitudes de un grupo, se va y no le da seguimiento, no funcionan. Son acciones que no se deberían hacer más", dijo Diana Arango.
Comunicación intensiva
"Las actividades de desarrollo económico, tales como microcréditos para las mujeres, no funcionan solas. Es importante que también cuenten con grupos de discusión sobre empoderamiento, derechos, relaciones en el hogar", agregó la experta. Para estimular la conversación, carteles, vídeos, cómics y obras de teatro tienen un papel importante. Pero es necesario que el contenido esté en línea con la manera local de comunicar y haga reflexionar sobre las relaciones entre hombres y mujeres. De lo contrario, será tan solo una campaña que se olvidará cuando termine.
Elza Fiúza Agencia Brasil.
Un estudio revela por qué la mayoría de las iniciativas no tienen el impacto que deberían tener en la sociedad.
Mariana Kaipper Ceratti, productora online del Banco Mundial. Brasilia
¿Se acuerda cuándo fue la última campaña o iniciativa que ha visto contra la violencia de género? ¿Cuánto tiempo duró? ¿Se destinaba a hombres y mujeres o a solo un género? ¿Le animó a actuar o le causó indiferencia? ¿Influyó positivamente en las personas de su comunidad?
Si la iniciativa no resultó, es probable que no haya durado lo suficiente, elegido mal el público objetivo, fallado en la comunicación o todo a la vez. Estos son algunos de los hallazgos de una investigación global sobre lo que funciona o no en las iniciativas contra la violencia de género.
Estos fallos son todavía muy comunes, a juzgar por las estadísticas: globalmente, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual, según la Organización Mundial de la Salud. En América Latina, una encuesta realizada en 12 países encontró que entre la 1/4 parte y 1/2 de las mujeres sufrieron alguna vez violencia de parte de un compañero íntimo. Y también por el trabajo realizado desde 2012 por el Banco Mundial y la Universidad George Washington de Estados Unidos.
Tras el análisis de 290 estudios de impacto, los investigadores encontraron sólo 27 iniciativas que ayudaron a reducir la violencia contra mujeres y niñas.
El resultado es aún más intrigante cuando se descubre que el 80% de las iniciativas exitosas provienen de los países desarrollados, principalmente Estados Unidos y Canadá. "No es que no hay buenas iniciativas en países en desarrollo o en América Latina, pero muchas terminan por no ser objeto de artículos académicos con evaluaciones de impacto como los que hemos estudiado", dijo Diana Arango, experta del Banco Mundial sobre violencia de género y desarrollo.
La misma falta de una evaluación de impacto rigurosa justifica el hecho de que la Ley Maria da Penha –de gran alcance en Brasil – no se incluyó en la investigación, aunque se la reconoce como un modelo global. "Al traducir nuestros datos en recomendaciones prácticas, hemos encontrado que las iniciativas exitosas tienen muchos elementos en común con la ley, tales como el enfoque multisectorial (es decir, que involucran los sectores de la justicia, la salud, etc.)", dice la experta.
El equipo de investigación evaluó iniciativas de prevención y respuesta a todo tipo de violencia (desde el matrimonio infantil hasta los feminicidios) y recopiló las experiencias que dieron resultados positivos en una serie de documentos publicados con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Universidad George Washington y el Centro Internacional de Investigación sobre las Mujeres. Estas son algunas:
Políticas públicas
El estudio es enfático en la defensa de la reforma de leyes y políticas para que contemplen la violencia contra las mujeres y las niñas, así como la edad mínima para el matrimonio y el consentimiento sexual. También es importante revisar la legislación sobre el divorcio, la custodia del niño, los derechos de propiedad, entre otros, para eliminar los obstáculos que impiden a las mujeres protegerse a sí mismas y obtener reparación. El machismo dentro del poder judicial del estado es otro tema importante abordado en el documento. Para cambiar las mentalidades, es fundamental ofrecer oportunidades de formación y sensibilización para los profesionales en todos los niveles, de acuerdo con el documento.
Participación de la comunidad
Las iniciativas exitosas involucran a toda la comunidad, no sólo a las autoridades policiales o líderes religiosos, por ejemplo. Ellos incluyen hombres y mujeres (aunque no formen parejas), niños, adultos y ancianos. Es importante que las actividades cuestionen los roles de género, discutan las relaciones de poder y busquen formas no violentas para resolver conflictos. Todo eso cuenta para poner fin a los ciclos familiares de violencia: los niños que crecen en un ambiente con violencia doméstica tienen el doble de probabilidades de convertirse en agresores o víctimas que los que no, según estudios.
Larga duración
Para tener éxito, las actividades deben durar al menos 6 meses y promover acciones regulares (1 o 2 veces por semana, por ejemplo). De lo contrario, no sólo pueden no tener impacto, sino también causar el efecto contrario: el aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. "Las iniciativas a corto plazo, como un entrenamiento de una semana en que una persona viene, piensa que va a cambiar las normas y actitudes de un grupo, se va y no le da seguimiento, no funcionan. Son acciones que no se deberían hacer más", dijo Diana Arango.
Comunicación intensiva
"Las actividades de desarrollo económico, tales como microcréditos para las mujeres, no funcionan solas. Es importante que también cuenten con grupos de discusión sobre empoderamiento, derechos, relaciones en el hogar", agregó la experta. Para estimular la conversación, carteles, vídeos, cómics y obras de teatro tienen un papel importante. Pero es necesario que el contenido esté en línea con la manera local de comunicar y haga reflexionar sobre las relaciones entre hombres y mujeres. De lo contrario, será tan solo una campaña que se olvidará cuando termine.
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