No existe una definición homogénea ni datos comparables entre países. Una directiva propuesta hace 1 año plantea que sea obligatorio recopilar esta información en toda la Unión Europea.
Ana Ruiz /Marta Ley, 08/03/2023
Los últimos meses de diciembre y enero fueron de los más negros para las cifras de la violencia machista: de los 49 asesinatos de 2022, 10 ocurrieron en los últimos 31 días del año. 4 de ellos sucedieron el mismo día.
El comienzo de año no fue distinto, y solo en el 1º mes la cifra de este tipo de homicidios ya ascendía a 7. De estas 17 mujeres asesinadas, 15 murieron a manos de sus parejas o exparejas, y en 7 de los casos el presunto autor ya tenía antecedentes por violencia machista.
El año 2022 también fue el 1º desde el inicio de la pandemia en que la normalidad, que tan lejana parecía, empezó a asentarse de nuevo en el día a día. A pesar del diciembre negro, las cifras de feminicidios registradas en España después de la pandemia no se han visto afectadas por la propagación del virus y su repercusión social si se comparan con los años previos: 48 y 49 víctimas mortales cada año, según el Ministerio de Igualdad.
El año 2022 también fue el 1º desde el inicio de la pandemia en que la normalidad, que tan lejana parecía, empezó a asentarse de nuevo en el día a día. A pesar del diciembre negro, las cifras de feminicidios registradas en España después de la pandemia no se han visto afectadas por la propagación del virus y su repercusión social si se comparan con los años previos: 48 y 49 víctimas mortales cada año, según el Ministerio de Igualdad.
Para Cristina Fabré, jefa de Equipo contra la Violencia de Género en el Instituto Europeo por la Igualdad de Género (EIGE, por sus siglas en inglés), las escasas variaciones en el número de feminicidios durante la pandemia en España no son un caso aislado: “Durante la pandemia, se vio una disminución en el número de asesinatos en casi todos los países miembros de la UE. Lo que pensamos [que ocurrió] es que las mujeres no se encontraban en riesgo porque tenían que quedarse encerradas con su maltratador. Esto significaba que él se sentía seguro al tener todo el poder y el control en sus manos”.
La experta también añade que España fue uno de los países europeos más preparados para luchar contra la violencia de género durante lo peor de la pandemia, ya que “no solo incluía los casos de violencia machista, sino que también contaba con otros grupos vulnerables, como las mujeres dentro de redes de prostitución o las sin techo”.
Pero ¿qué está pasando en el resto de Europa? ¿Se ha producido en los últimos años un aumento en el número de mujeres asesinadas por sus parejas o familiares? ¿Forman parte estos hechos de un incremento más amplio de la violencia de género, en concreto de la violencia doméstica, durante la pandemia? ¿Se ha producido un aumento real de las tasas de feminicidio en Europa? ¿Y qué países están teniendo más dificultades para frenar la violencia contra las mujeres?
Una nueva investigación de la Red Europea de Periodismo de Datos (EDJNet, por sus siglas en inglés), a la que pertenece El Confidencial, trata de arrojar luz sobre este asunto. Para ello, se han analizado 2 fuentes principales de información: por un lado, las cifras homogéneas recopiladas por EIGE y Eurostat, y por otro, los datos nacionales más actualizados de feminicidios extraídos por 18 medios.
La principal conclusión apunta al problema de la falta de datos comparables. "La UE no tiene ninguna puntuación en materia de violencia debido a la falta de datos comparables a escala europea", afirman desde EIGE. En definitiva, no existe una única definición de violencia de género ni de feminicidio en Europa, sino que cada país hace sus números. Para suplir esta falta de datos, el observatorio europeo registra los asesinatos de mujeres en el marco de la pareja o expareja. Sin embargo, no hay información ni para todos los países ni para todos los años. Entre 2014 y 2018, el periodo con cifras más completas, el organismo registró algo más de 2.500 asesinatos de este tipo, cerca de 500 cada año. Este número, no obstante, se queda muy corto, ya que no incluye información de Polonia, Bulgaria, Dinamarca, Luxemburgo, Bélgica, Portugal, Irlanda y Rumanía.
Por otra parte, las cifras de Eurostat sobre homicidios intencionados cuya víctima es una mujer hablan de 9.400 asesinadas entre 2015 y 2020, casi 1.600 cada año, con información de hasta 26 países. Sin embargo, para determinar cuáles de estas muertes han sido perpetradas por la pareja o por alguien cercano al entorno de la víctima, Eurostat ya solo cuenta con información de 18 países. Estos asesinatos, algo más de 800 anuales, suponen la mitad del total de homicidios de mujeres. Esa sería la cifra mínima de la horquilla de mujeres asesinadas por alguna forma de violencia machista.
La tasa es similar en España si se atiende al peso que tienen las víctimas mortales sobre lo que nuestra legislación define como violencia de género sobre el total de homicidios intencionados. Cada año, esta es la causa de cerca del 60% de todas las muertes violentas de mujeres.
La investigación de EDJNet refleja que no existe una tendencia clara entre el periodo anterior a la pandemia y los dos años siguientes a esta en cuanto a los feminicidios. Sí destaca el caso de Grecia, donde en 2021 el número de víctimas mortales se triplicó respecto al año anterior.
Sin embargo, entre los países con información disponible, el siguiente con mayor incremento fue Suecia, donde hubo un 15% más de asesinatos, y en otros países como Eslovenia la caída fue del 60%.
“Aún no podemos saber si hay un patrón común a todos los Estados miembros de la UE ni hasta qué punto podríamos afirmar que la tendencia es fruto del confinamiento. No tenemos pruebas”, advierte Fabra. “Esperamos que, con la recolección de datos sobre feminicidios perpetrados por parejas en los siguientes años, seamos capaces de extraer conclusiones”.
“Aún no podemos saber si hay un patrón común a todos los Estados miembros de la UE ni hasta qué punto podríamos afirmar que la tendencia es fruto del confinamiento. No tenemos pruebas”, advierte Fabra. “Esperamos que, con la recolección de datos sobre feminicidios perpetrados por parejas en los siguientes años, seamos capaces de extraer conclusiones”.
Hacia una normativa europea
Además de las cifras oficiales, la EDJNet acudió a otras organizaciones que hacen un recuento no oficial de feminicidios, principalmente a través del seguimiento de los casos publicados en medios de comunicación.
“No reivindicamos nuestra labor de llevar un recuento exacto, sino que nuestro objetivo es demostrar la necesidad de que haya datos públicos”, afirma Athena Pegglidou, fundadora del capítulo griego del Observatorio Europeo de Feminicidios. En ese país, los datos extraoficiales cuentan más del doble de víctimas en 2020.
En España, ocurre algo similar: la página Feminicidio.net, que cuenta con la colaboración de los ministerios de Igualdad y de Derechos Sociales y Agenda 2030, registró un total de 99 asesinatos por violencia machista en 2022, prácticamente el doble que las cifras oficiales.
En España, ocurre algo similar: la página Feminicidio.net, que cuenta con la colaboración de los ministerios de Igualdad y de Derechos Sociales y Agenda 2030, registró un total de 99 asesinatos por violencia machista en 2022, prácticamente el doble que las cifras oficiales.
Además de las muertes a manos de la pareja o la expareja de la víctima, estos números incluyen también los feminicidios infantiles o los perpetrados por familiares. Desde 2010, fecha en que la web comenzó a desempeñar su labor, han recopilado 1.359 homicidios, mientras los registros oficiales sitúan el número de asesinatos desde 2003 en 1.182.
Para mejorar las estadísticas, desde finales del año pasado se incluyen también en los datos proporcionados por Igualdad los casos fuera del ámbito de la pareja. Así, las cifras españolas ya reflejan los asesinatos a manos de familiares o los vinculados a violencia sexual, aunque la víctima no tuviera relación con el agresor.
En los últimos meses, sin embargo, se han producido algunos avances en lo que respecta a la obtención de datos públicos, comparables entre países y actualizados. El pasado mes de febrero, tras 6 años de retrasos debido a la continua oposición de varios Estados miembros, el Consejo Europeo pedía consentimiento al Parlamento Europeo para la adopción efectiva del Convenio de Estambul en todo el territorio común.
La decisión se produjo tras el acuerdo del Parlamento Europeo, que ya había exigido la incorporación de la violencia contra la mujer en la lista de crímenes reconocidos en la UE. En vigor desde 2014, el convenio es el primer texto internacional legalmente vinculante que establece unos criterios para prevenir la violencia de género, y podría servir de referencia para iniciativas posteriores de Bruselas.
Además, el 25 de noviembre de 2022, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Comisión Europea instó al Parlamento Europeo a que adoptase la directiva propuesta presentada en marzo de aquel año para combatir la violencia doméstica y contra la mujer. Entre otras cosas, la directiva pretende recoger en la legislación de la UE unos estándares mínimos para criminalizar ciertos tipos de violencia contra las mujeres; proteger a las víctimas y mejorar el acceso a la Justicia; proporcionar apoyo a las víctimas y asegurar la coordinación entre los servicios implicados, y trabajar en la prevención.
La directiva también propone que la recolección de datos sea obligatoria en toda la UE. Este paso pondría fin al hecho de que muchos casos de violencia contra la mujer no se registren ni notifiquen o que, incluso en los casos en que sí se hace, estos números no puedan contextualizarse en el entorno europeo, algo imprescindible para avanzar en políticas para proteger a las mujeres contra la violencia machista.
Para mejorar las estadísticas, desde finales del año pasado se incluyen también en los datos proporcionados por Igualdad los casos fuera del ámbito de la pareja. Así, las cifras españolas ya reflejan los asesinatos a manos de familiares o los vinculados a violencia sexual, aunque la víctima no tuviera relación con el agresor.
En los últimos meses, sin embargo, se han producido algunos avances en lo que respecta a la obtención de datos públicos, comparables entre países y actualizados. El pasado mes de febrero, tras 6 años de retrasos debido a la continua oposición de varios Estados miembros, el Consejo Europeo pedía consentimiento al Parlamento Europeo para la adopción efectiva del Convenio de Estambul en todo el territorio común.
La decisión se produjo tras el acuerdo del Parlamento Europeo, que ya había exigido la incorporación de la violencia contra la mujer en la lista de crímenes reconocidos en la UE. En vigor desde 2014, el convenio es el primer texto internacional legalmente vinculante que establece unos criterios para prevenir la violencia de género, y podría servir de referencia para iniciativas posteriores de Bruselas.
Además, el 25 de noviembre de 2022, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Comisión Europea instó al Parlamento Europeo a que adoptase la directiva propuesta presentada en marzo de aquel año para combatir la violencia doméstica y contra la mujer. Entre otras cosas, la directiva pretende recoger en la legislación de la UE unos estándares mínimos para criminalizar ciertos tipos de violencia contra las mujeres; proteger a las víctimas y mejorar el acceso a la Justicia; proporcionar apoyo a las víctimas y asegurar la coordinación entre los servicios implicados, y trabajar en la prevención.
La directiva también propone que la recolección de datos sea obligatoria en toda la UE. Este paso pondría fin al hecho de que muchos casos de violencia contra la mujer no se registren ni notifiquen o que, incluso en los casos en que sí se hace, estos números no puedan contextualizarse en el entorno europeo, algo imprescindible para avanzar en políticas para proteger a las mujeres contra la violencia machista.
Las llamadas al 016 crecen tras la pandemia
Además de la evolución de las muertes, la consecuencia más fatal de la violencia de género, hay otras variables que sirven para medir el clima machista y reflejan el impacto que la pandemia ha tenido sobre las víctimas: de las 68.714 llamadas realizadas al número contra la violencia de género (016) en 2019, se rebasaron las 102.000 en 2022.
Además de la evolución de las muertes, la consecuencia más fatal de la violencia de género, hay otras variables que sirven para medir el clima machista y reflejan el impacto que la pandemia ha tenido sobre las víctimas: de las 68.714 llamadas realizadas al número contra la violencia de género (016) en 2019, se rebasaron las 102.000 en 2022.
Para Fabre, esto es una señal de que, durante el confinamiento, “la violencia doméstica sí aumentó”, aunque su máxima expresión de violencia, el feminicidio, no lo hizo.
También las llamadas realizadas a otros servicios de atención, como Atenpro (disponible para personas que no convivan con su maltratador o que participen en programas de atención especializada para víctimas de violencia de género), también han crecido en los últimos 2 años.
También las llamadas realizadas a otros servicios de atención, como Atenpro (disponible para personas que no convivan con su maltratador o que participen en programas de atención especializada para víctimas de violencia de género), también han crecido en los últimos 2 años.
Mientras que menos de 14.500 personas usaron este servicio en 2019, en 2021 la cifra superó las 16.700.
Las cifras de mujeres acogidas en refugios para víctimas de maltrato dan cuenta del avance de esta lacra, aunque a su vez son señal de un sistema de protección más fuerte. En 2020, último dato disponible, la cantidad de mujeres atendidas fue de 5.548 en España, un 24% más que en 2017.
Las cifras de mujeres acogidas en refugios para víctimas de maltrato dan cuenta del avance de esta lacra, aunque a su vez son señal de un sistema de protección más fuerte. En 2020, último dato disponible, la cantidad de mujeres atendidas fue de 5.548 en España, un 24% más que en 2017.
Las estadísticas recogen también cifras de ayudas económicas concedidas desde 2006, cuando empezó este programa. En este aspecto, se ha pasado de 199 en 2007 a más de 1.000 en 2021.
La pandemia sí supuso una reducción en las cifras de denuncias tramitadas por los juzgados de Violencia sobre la Mujer, que cayeron un 10% en 2020 respecto al año anterior. No obstante, superada la emergencia sanitaria, las cifras vuelven a ser similares a las de 2019, cercanas a las 170.000 al año.
La pandemia sí supuso una reducción en las cifras de denuncias tramitadas por los juzgados de Violencia sobre la Mujer, que cayeron un 10% en 2020 respecto al año anterior. No obstante, superada la emergencia sanitaria, las cifras vuelven a ser similares a las de 2019, cercanas a las 170.000 al año.
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