ELENA CUERVO, 30 enero 2023,
¿Ponemos el divorcio en números? Gracias a la información que facilita el Instituto Nacional de Estadística sabemos que en España, durante el año 2021 (últimos datos publicados a día de hoy) se produjeron 86.851 divorcios, 3.674 separaciones y 57 nulidades matrimoniales, mientras que se celebraron 148.588 matrimonios.
El 78,8% de los divorcios fueron de mutuo acuerdo y en el caso de las separaciones este porcentaje fue de 87,9%. La duración media de los matrimonios fue de 16,5 años y la franja de edad donde más divorcios se producen es entre los 40 y los 49 años, con una medida de edad de 45,6 años las mujeres y 48 años los hombres. En cuanto a la custodia de los hijos menores de edad, en el 53,1% de los casos se otorgó a la madre, en el 3.5% al padre y en el 43,1% fue compartida.
Llama la atención, al comparar los resultados con años anteriores, que sigue en ascenso el número de divorcios, como también van en aumento la custodia compartida y la edad de los que se divorcian. Si hace años era poco habitual que los matrimonios de larga duración se divorciasen, ahora la tendencia está cambiando. El fenómeno de los matrimonios que llevan décadas casados y deciden poner fin a su relación ha pasado a denominarse divorcio gris, término que empleó a utilizarse hace años en Estados Unidos y que ahora se está imponiendo también en España.
Cuando los expertos analizan las causas del divorcio suelen hacer referencia a las siguientes: falta de comunicación, personalidades incompatibles, cambio de prioridades, incumplimiento de expectativas, pérdida de confianza, infidelidad, problemas para compartir las tareas del hogar o el cuidado de los hijos, conflictos con la familia del otro, diferente criterio en cuanto a cómo organizar el dinero, celos o control excesivo, desapego, y tantas y tantas otras...
Llama la atención, al comparar los resultados con años anteriores, que sigue en ascenso el número de divorcios, como también van en aumento la custodia compartida y la edad de los que se divorcian. Si hace años era poco habitual que los matrimonios de larga duración se divorciasen, ahora la tendencia está cambiando. El fenómeno de los matrimonios que llevan décadas casados y deciden poner fin a su relación ha pasado a denominarse divorcio gris, término que empleó a utilizarse hace años en Estados Unidos y que ahora se está imponiendo también en España.
Cuando los expertos analizan las causas del divorcio suelen hacer referencia a las siguientes: falta de comunicación, personalidades incompatibles, cambio de prioridades, incumplimiento de expectativas, pérdida de confianza, infidelidad, problemas para compartir las tareas del hogar o el cuidado de los hijos, conflictos con la familia del otro, diferente criterio en cuanto a cómo organizar el dinero, celos o control excesivo, desapego, y tantas y tantas otras...
En el caso de las personas mayores de 50 años puede añadirse además el hecho de que los hijos hayan dejado el domicilio familiar y se encuentren con más tiempo para compartir dándose cuenta que ya no sienten lo mismo que antes, a lo que hay que añadir que hoy día una persona de más de 50 años puede perfectamente tener expectativas de rehacer su vida con una nueva pareja.
En mi opinión, hay una razón a la que no suele hacerse referencia pero que es igualmente importante: casi todas las personas que se casan lo hacen pensando que es para toda la vida, porque el matrimonio en nuestro derecho se concibe como algo indefinido e incondicional y, aunque puede finalizar por divorcio, lo cierto es que hay cierto optimismo sobre esta cuestión y quien aun no se ha divorciado piensa que esto no le sucederá. Así que cuando uno piensa que tiene algo seguro y no lo va a perder, cuidarlo no es una prioridad, de modo que puede dedicar su atención a atender a sus hijos, a su trabajo o a cualquier otra cosa que le preocupe, porque el matrimonio esta ahí para lo bueno y para lo malo, pase lo que pase. Esto es una mentira colectiva. Para qué engañarnos.
Lo más probable es que una relación que no se cuida se estropee, esa es la realidad. Y es ese deterioro constante, de a poco, del día a día, el que más daño hace a una pareja. Por eso no es infrecuente que un matrimonio que ha resistido décadas llegue a su fin. Muchas veces no ha sucedido nada grave o concreto pero ya hace tanto tiempo que no se cuidan, que cuando se imaginan solos sienten que ganan en lugar de perder o al menos esto le pasa a uno de ellos, porque quizás uno cuida y el otro se deja cuidar.
Los divorcios de personas mayores tienen sus peculiaridades. Ya no suele haber hijos menores de edad, por lo que no hay que discutir la custodia y la pensión de alimentos, pero es más frecuente que se acuerde una pensión compensatoria para uno de ellos si hay desequilibrio económico.
Es cierto que las pensiones compensatorias cada vez se establecen menos. En el año 2021 sólo en el 8,6% de las separaciones y divorcios de cónyuges de diferente sexo se fijó una pensión compensatoria y en el 87,5% de ellas el pago de esta fue asignado al esposo.
En mi opinión, hay una razón a la que no suele hacerse referencia pero que es igualmente importante: casi todas las personas que se casan lo hacen pensando que es para toda la vida, porque el matrimonio en nuestro derecho se concibe como algo indefinido e incondicional y, aunque puede finalizar por divorcio, lo cierto es que hay cierto optimismo sobre esta cuestión y quien aun no se ha divorciado piensa que esto no le sucederá. Así que cuando uno piensa que tiene algo seguro y no lo va a perder, cuidarlo no es una prioridad, de modo que puede dedicar su atención a atender a sus hijos, a su trabajo o a cualquier otra cosa que le preocupe, porque el matrimonio esta ahí para lo bueno y para lo malo, pase lo que pase. Esto es una mentira colectiva. Para qué engañarnos.
Lo más probable es que una relación que no se cuida se estropee, esa es la realidad. Y es ese deterioro constante, de a poco, del día a día, el que más daño hace a una pareja. Por eso no es infrecuente que un matrimonio que ha resistido décadas llegue a su fin. Muchas veces no ha sucedido nada grave o concreto pero ya hace tanto tiempo que no se cuidan, que cuando se imaginan solos sienten que ganan en lugar de perder o al menos esto le pasa a uno de ellos, porque quizás uno cuida y el otro se deja cuidar.
Los divorcios de personas mayores tienen sus peculiaridades. Ya no suele haber hijos menores de edad, por lo que no hay que discutir la custodia y la pensión de alimentos, pero es más frecuente que se acuerde una pensión compensatoria para uno de ellos si hay desequilibrio económico.
Es cierto que las pensiones compensatorias cada vez se establecen menos. En el año 2021 sólo en el 8,6% de las separaciones y divorcios de cónyuges de diferente sexo se fijó una pensión compensatoria y en el 87,5% de ellas el pago de esta fue asignado al esposo.
Pero, si hay una franja de edad en la que es más habitual que se establezcan, es precisamente en aquellos matrimonios de larga duración especialmente cuando la mujer dejó de trabajar para dedicarse al cuidado de la familia y después las circunstancias ya no son favorables a que pueda conseguir un empleo.
¿Cuál será la tendencia de los matrimonios y los divorcios en el futuro? No se puede asegurar, pero basándome en mi experiencia y en lo que cada día veo en mi despacho, lo que yo espero es lo siguiente:
- Los matrimonios no atravesarán su mejor momento. Una boda supone muchos gastos, obligaciones y un régimen económico. Muchas parejas jóvenes optarán por iniciar una convivencia y a la hora de formalizar la relación preferirán una pareja de hecho, suficiente para optar a una futura pensión de viudedad y sin apenas obligaciones.
- El porcentaje de nacimientos seguirá en descenso mientras no aumenten las ayudas para los nuevos padres y madres o mejoren los salarios. Se impone la necesidad de que los 2 trabajen para poder asumir los gastos de un hogar, a lo que hay que añadir que los abuelos probablemente sigan trabajando también. No es fácil tener hijos cuando conciliar se complica y el dinero no alcanza.
- Las rupturas de parejas no casadas y con hijos seguirán una evolución muy similar a la de los divorcios. Si hay menores de edad siempre será necesario un procedimiento judicial para regular patria potestad, custodia y alimentos.
- Las separaciones judiciales seguirán bajando, manteniendo su protagonismo el divorcio. Los motivos religiosos o la esperanza de una reconciliación serán cada vez menos frecuentes.
- Los procedimientos de divorcio de mutuo acuerdo seguirán en ascenso. Son más rápidos, más económicos y menos traumáticos.
- El divorcio seguirá normalizándose, por lo que socialmente ya no se verá como un fracaso sino como una posibilidad que algunas veces no se puede evitar.
- Las custodias compartidas seguirán en aumento. A pesar de que tienen muchos detractores y aún son muchos los casos en que la custodia se concede a la madre, la tendencia parece imparable.
- Las mascotas ganan protagonismo. Muchas parejas comparten mascota y quieren estar seguros de que los 2 podrán seguir cuidándola en caso de ruptura. Incluso en los casos en que no estén casados y no tengan hijos, la tendencia será regular todo lo relativo a la mascota como mínimo en un documento privado.
- Quienes opten por el matrimonio lo harán meditando la decisión e irán en aumento las capitulaciones matrimoniales que establezcan un régimen económico de separación de bienes e incluso los pactos en los que se manifiesten por adelantado algunas cuestiones de cara a un futuro divorcio.
Estas expectativas pueden parecer pesimistas, pero nada más lejos de la realidad. Las personas siguen enamorándose cada día y apostando por su relación, pero por una relación sana, que sume y que aporte, donde cada día importa. Estar en lo bueno y en lo malo ha pasado a significar que una pareja que funciona se apoyará en todo lo que venga, creciendo con ello. Cuando la pareja no suma, cuando se hace daño, quizás el triunfo no sea aguantar, sino ser capaces de encontrar una forma pacífica y cariñosa de poder seguir cada uno su camino sin daños a 3º.
¿Cuál será la tendencia de los matrimonios y los divorcios en el futuro? No se puede asegurar, pero basándome en mi experiencia y en lo que cada día veo en mi despacho, lo que yo espero es lo siguiente:
- Los matrimonios no atravesarán su mejor momento. Una boda supone muchos gastos, obligaciones y un régimen económico. Muchas parejas jóvenes optarán por iniciar una convivencia y a la hora de formalizar la relación preferirán una pareja de hecho, suficiente para optar a una futura pensión de viudedad y sin apenas obligaciones.
- El porcentaje de nacimientos seguirá en descenso mientras no aumenten las ayudas para los nuevos padres y madres o mejoren los salarios. Se impone la necesidad de que los 2 trabajen para poder asumir los gastos de un hogar, a lo que hay que añadir que los abuelos probablemente sigan trabajando también. No es fácil tener hijos cuando conciliar se complica y el dinero no alcanza.
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- Las separaciones judiciales seguirán bajando, manteniendo su protagonismo el divorcio. Los motivos religiosos o la esperanza de una reconciliación serán cada vez menos frecuentes.
- Los procedimientos de divorcio de mutuo acuerdo seguirán en ascenso. Son más rápidos, más económicos y menos traumáticos.
- El divorcio seguirá normalizándose, por lo que socialmente ya no se verá como un fracaso sino como una posibilidad que algunas veces no se puede evitar.
- Las custodias compartidas seguirán en aumento. A pesar de que tienen muchos detractores y aún son muchos los casos en que la custodia se concede a la madre, la tendencia parece imparable.
- Las mascotas ganan protagonismo. Muchas parejas comparten mascota y quieren estar seguros de que los 2 podrán seguir cuidándola en caso de ruptura. Incluso en los casos en que no estén casados y no tengan hijos, la tendencia será regular todo lo relativo a la mascota como mínimo en un documento privado.
- Quienes opten por el matrimonio lo harán meditando la decisión e irán en aumento las capitulaciones matrimoniales que establezcan un régimen económico de separación de bienes e incluso los pactos en los que se manifiesten por adelantado algunas cuestiones de cara a un futuro divorcio.
Estas expectativas pueden parecer pesimistas, pero nada más lejos de la realidad. Las personas siguen enamorándose cada día y apostando por su relación, pero por una relación sana, que sume y que aporte, donde cada día importa. Estar en lo bueno y en lo malo ha pasado a significar que una pareja que funciona se apoyará en todo lo que venga, creciendo con ello. Cuando la pareja no suma, cuando se hace daño, quizás el triunfo no sea aguantar, sino ser capaces de encontrar una forma pacífica y cariñosa de poder seguir cada uno su camino sin daños a 3º.
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