martes, 13 de noviembre de 2018

Divorcio y negocio II

España vive también una eclosión de la custodia compartida, vía paterna elegida para no pagar un céntimo de la pensión alimenticia
Por, Juan-Carlos Arias, 11/11/2018
(....) El negocio de la separación
La emancipación laboral, económica y social de la mujer, la poca tolerancia que sustenta el concepto de pareja actual, el frenesí sexual que a los 40, 50 y 60 años se cree mantener desde los 20 y 30 posibilitaron que separaciones y divorcios se multiplicaran hoy por hoy. No obviamos la infidelidad (30% de mujeres y 42% de hombres, según IFOP) que rompe y traumatiza más.
En las rupturas más conflictivas los juzgados sólo dictaminan quién conserva el uso del hogar de la pareja rota y custodia los menores, si los hay. También, se establecen pensiones alimenticias en función de ingresos y nivel de vida de la pareja para quien debe afrontarla. Una pensión compensatoria la cobrará quien salga más desequilibrado económicamente tras la ruptura. Las beneficiarias de esta última, lógicamente, son mujeres.
Como la igualdad empató las custodias parentales de hijos menores de edad, éstas pueden ser compartidas entre progenitores. Antes, la exclusiva oficiosa era de la progenitora, que percibía pensión alimenticia en su cuenta. Ahora, y en menor volumen, la compensatoria se otorga, pero con más requisitos que antaño.
Pues bien, ahora muchos padres demandan compartir custodia para no pagar un céntimo de alimenticia. Esta realidad trae incontables pleitos pues el derecho de todo padre se convirtió, en gran número, en picaresca para no pagar. Se juega implícitamente con la cercanía afectiva y biológica madre-hijo/a/os. Las angustiadas progenitoras rebajan, ante la ‘compartida’, sus pretensiones económicas. La igualdad por norma atrae más trampas que visión y talento para superar un fracaso que se llamó pareja.
El régimen de visitas para el progenitor no custodio es otro punto de conflicto cuando se quieren ampliar, restringir o bien alguna de las partes ya no vive cerca de sus descendientes. Los pleitos a cuenta de este tema son incontables. Muchos divorciados consideran la custodia total para la madre como un ‘secuestro legal’. Normalmente, sólo pueden ver a los menores fin de semana alterno, la mitad de vacaciones, de Semana Santa y Navidad.
Otro tema espinoso es que la ex pareja vive en el antiguo hogar con nueva pareja aunque los gastos e hipoteca los paga al 50% el progenitor no custodio. El nuevo amor de la ex pareja ‘gratis total’. Un negocio redondo para divorciados profesionales, por lo general ‘insolventes’ para pagar pensiones derivadas de otro divorcio. Todos los líos indicados debemos traducirlos en minutas de honorarios según el mercado matrimonialista.
Ahora tocan los psicoterapeutas. En menor medida intervienen peritos, graduados/trabajadores sociales y tasadores. Los detectives ‘aparecen’ cuando algún litigante niega evidencias o se precisan pruebas tangibles.
Contratar psicólogos y psiquiatras es habitual en conflictos de quienes compartieron alcoba. La conducta y realidad de los contendientes y menores cambia a peor. La terapia, dictámenes y periciales de estos profesionales son esenciales en trazar el perfil de progenitores o la adjudicación de custodia de menores, por ejemplo, ya sean por mandato judicial (equipos psicosociales) o privados. 
La psicología del divorcio, no obstante, es muy interpretativa. 
Lo empírico es superado por burócratas interinos de ‘equipos’ con poco tiempo, colapso y modelos pre-escritos para resolver.
Si alguien no cree lo escrito hasta aquí puede navegar en la red y contemplar la subasta de precios que hay para divorcios por bufetes más o menos expertos en la materia. Qué decir de psicólogos prestos a consultar y dictaminar sobre daños mentales y conductuales que genera toda ruptura de pareja donde abundan víctimas inocentes que implican sus progenitores. Una omnipresente es el SAP (Síndrome de Alienación Parental). Es dolor añadido al menor, que acaba rechazando a uno de sus padres ‘demonizado’ por el otro/a.
Llevamos más de una generación de hombres y mujeres constatando que actualmente las nuevas parejas de jóvenes les cuesta seguir juntos por lo vivido en el hogar de sus padres, si son divorciados. El número de bodas canónicas y civiles descendió aumentándose uniones de hecho. Las nuevas fórmulas de familia, la soledad post-divorcio y falta de compromiso para tolerar una relación de pareja ‘estándar’ hacen que el concepto de afecto, amor, cariño y respeto sean parte del marketing para un mayor frenetismo y desapego en las relaciones de pareja.
El divorcio en España soltó muchos corsés que encarcelaban a las mujeres mayoritariamente, pero ha desatado pasiones patrias y conflictos que sustancialmente no resuelven juzgados ni profesionales que intervienen en estos procesos. Uno de los mayores éxitos del divorcio es arrinconar el machismo y patriarcalismo en esa España amedrentada por la iglesia que veía aquí el demonio. Pero dogmatizar su lucha por norma y jurisdicción no demostró ser la mejor medicina. Lo más gratificante del divorcio es el emprendedor y emprendedora que revive tras el petardeo de una mala relación. Ese es el coraje individual, anónimo y silente, que consideramos desde éstas líneas.

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