Cruz Sánchez de Lara, Presidenta de THRibune y pertenece al Consejo de Administración de EL ESPAÑOL.27 agosto, 2017
Estamos a unos días del comienzo de septiembre y los Juzgados de Familia retomarán su actividad habitual, o quizás la más frenética, junto con la del mes de enero. La resaca de las vacaciones aumenta los conflictos y ayuda a tomar decisiones. Pese a lo que algunos ilusos puedan creer con la controversia suscitada por el asunto de Juana Rivas, todo sigue igual para los ciudadanos. Si tienen una sentencia de divorcio o de regulación de relaciones paternofiliales, sus derechos y obligaciones son los mismos que en el mes de julio.Todos los juristas que conozco tienen la misma opinión: el entorno de Juana y ella misma se están equivocando. No voy a entrar en si tiene razón o no la tiene en el fondo (lo ignoro, no tengo medio para saberlo), pero su error indiscutible está en la falta de cumplimiento de los dictados de una resolución judicial.
Es muy complicado poner a todos los operadores jurídicos de acuerdo en algo y solo ocurre cuando sentimos la vulnerabilidad de lo esencial. Así, gritamos a una, cuando Gallardón se descolgó con las tasas y lo hacemos ahora, cuando se pone en riesgo uno de los pilares en los que se sustenta todo Estado democrático de Derecho.
El Juzgado competente para un procedimiento de familia será el que valore siempre las posibles discrepancias entre las partes. Su tarea es algo así como la de un “juez de cabecera”. Lo que afecta a hijos menores nunca es inamovible. La sentencia puede ser modificada en temas como la patria potestad, la guarda y custodia, las visitas o los alimentos cuando se acredite que se ha producido una variación sustancial de las circunstancias que así lo aconseje o cuando, de oficio o a instancias de parte, se aprecie que existe un riesgo para los hijos. El favor filii, o sea el interés del menor, es la prioridad.
La única alternativa al cumplimiento de una sentencia es intentar conseguir otra que la modifique, presentando las pruebas de las que se dispone. Mientras tanto, no queda otra opción que cumplirla.
Tampoco comprendo que un presidente del gobierno diga que “hay que ponerse en el lugar de esta madre”. Al Ejecutivo le corresponde dotar de garantías al sistema para la aplicación de la norma. Pero una vez que hay una resolución, no podemos trasladar la responsabilidad al juez a quien solo corresponde ejecutarla.
Desde algunos foros, se ha planteado que la de Juana Rivas es una causa feminista. No creo que lo sea. El feminismo promueve la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres desde el respeto a la Ley. Cualquier otra valoración, supone desvirtuar el propósito de un movimiento que ha conseguido y tiene que conseguir muchos logros. El feminismo ha de ir acompañado de rigor: eso me han enseñado siempre las que lo defendieron, cuando ni siquiera era una opción hacerlo. Entre otras cosas, porque cualquier movimiento que defienda los derechos humanos necesita de un Estado de Derecho, en el que las resoluciones judiciales sean de obligado cumplimiento.
Quienes la asesoran no han pensado en sus hijos en los términos en los que deberían haberlo hecho. Después de estar escondidos e imagino que sin entender muy bien qué está pasando, ahora, cuando vuelvan a su casa con su padre, tras el escándalo, estarán siempre señalados. Y cuando busquen en Google sus apellidos -como hace cualquier niño- verán reproducida la historia del verano de 2017, con algo horrible para pequeños de su edad: leer u oír insultos dedicados a sus padres. Y los leerán sobre los 2.
La feroz batalla entre los defensores y los detractores de Arcuri y Rivas respectivamente, no ha dejado títere con cabeza… Y luego queda la incógnita de saber si, en el medio y largo plazo, el tiempo de estancia de los menores con su madre y las comunicaciones se verán afectados por su actitud. Máxime cuando ya sabemos que los servicios sociales italianos van a supervisar su situación.
No sabemos qué pasará este lunes cuando se cumpla el plazo del último requerimiento judicial, con advertencia de medidas cautelares: si entregará a sus hijos o no. Debería hacerlo. Quienes le susurran deberían ayudarla -pero de verdad-, porque como dice el proverbio chino, lo complicado no es subirse a un tigre, lo complicado es bajarse de un tigre.
Es muy complicado poner a todos los operadores jurídicos de acuerdo en algo y solo ocurre cuando sentimos la vulnerabilidad de lo esencial. Así, gritamos a una, cuando Gallardón se descolgó con las tasas y lo hacemos ahora, cuando se pone en riesgo uno de los pilares en los que se sustenta todo Estado democrático de Derecho.
La única alternativa al cumplimiento de una sentencia es intentar conseguir otra que la modifique
Muchos han sido los que, durante estas últimas semanas, han argumentado sobre la situación procesal de Juana Rivas y su actuación. Si ahora, los abogados que llevamos pleitos de familia, recibimos llamadas de nuestros clientes en las que nos digan que ellos quieren seguir el ejemplo de Juana, nos encontraremos con un gravísimo problema, más allá de que no podamos prestarnos a ello. En este tipo de procedimientos, cuando no impera la deseada armonía, todo el mundo siente que pierde. Hay ramas del derecho con vencedores absolutos, pero no es el caso.El Juzgado competente para un procedimiento de familia será el que valore siempre las posibles discrepancias entre las partes. Su tarea es algo así como la de un “juez de cabecera”. Lo que afecta a hijos menores nunca es inamovible. La sentencia puede ser modificada en temas como la patria potestad, la guarda y custodia, las visitas o los alimentos cuando se acredite que se ha producido una variación sustancial de las circunstancias que así lo aconseje o cuando, de oficio o a instancias de parte, se aprecie que existe un riesgo para los hijos. El favor filii, o sea el interés del menor, es la prioridad.
La única alternativa al cumplimiento de una sentencia es intentar conseguir otra que la modifique, presentando las pruebas de las que se dispone. Mientras tanto, no queda otra opción que cumplirla.
Una vez que hay una resolución, no podemos trasladar la responsabilidad al juez a quien solo corresponde ejecutarla
Por eso, no se puede alentar la irresponsabilidad. Cumplir rigurosamente lo establecido es el mejor aval. Este consejo es el adecuado, no los que está recibiendo Juana. Cuando leí la carta que le escribió a Rajoy, a Maza y a un presidente del Tribunal Constitucional ya difunto, no daba crédito. No creo que ningún abogado hubiera dado luz verde a la remisión de ese documento.Tampoco comprendo que un presidente del gobierno diga que “hay que ponerse en el lugar de esta madre”. Al Ejecutivo le corresponde dotar de garantías al sistema para la aplicación de la norma. Pero una vez que hay una resolución, no podemos trasladar la responsabilidad al juez a quien solo corresponde ejecutarla.
Desde algunos foros, se ha planteado que la de Juana Rivas es una causa feminista. No creo que lo sea. El feminismo promueve la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres desde el respeto a la Ley. Cualquier otra valoración, supone desvirtuar el propósito de un movimiento que ha conseguido y tiene que conseguir muchos logros. El feminismo ha de ir acompañado de rigor: eso me han enseñado siempre las que lo defendieron, cuando ni siquiera era una opción hacerlo. Entre otras cosas, porque cualquier movimiento que defienda los derechos humanos necesita de un Estado de Derecho, en el que las resoluciones judiciales sean de obligado cumplimiento.
La feroz batalla entre los defensores y los detractores de Arcuri y Rivas no ha dejado títere con cabeza…
Pero ahora, cuando pase lo inevitable, cuando Juana entregue a sus hijos a su padre y se enfrente al procedimiento penal como investigada por la comisión de, al menos, 2 delitos, la sociedad se verá debilitada por un debate que nunca debió producirse.Quienes la asesoran no han pensado en sus hijos en los términos en los que deberían haberlo hecho. Después de estar escondidos e imagino que sin entender muy bien qué está pasando, ahora, cuando vuelvan a su casa con su padre, tras el escándalo, estarán siempre señalados. Y cuando busquen en Google sus apellidos -como hace cualquier niño- verán reproducida la historia del verano de 2017, con algo horrible para pequeños de su edad: leer u oír insultos dedicados a sus padres. Y los leerán sobre los 2.
La feroz batalla entre los defensores y los detractores de Arcuri y Rivas respectivamente, no ha dejado títere con cabeza… Y luego queda la incógnita de saber si, en el medio y largo plazo, el tiempo de estancia de los menores con su madre y las comunicaciones se verán afectados por su actitud. Máxime cuando ya sabemos que los servicios sociales italianos van a supervisar su situación.
Juana Rivas no pueden provocar que se emule su comportamiento, con perjuicio propio y para los hijos
En este caso particular, es muy preocupante el posible efecto Werther. En 1974, el sociólogo David Philips publicó un estudio, con el análisis de las portadas del New York Times durante más de 20 años, en el que se constataba el incremento de suicidios en los días posteriores a la publicación de una noticia sobre alguien que hubiera puesto fin a su vida. El nombre lo tomó de la novela de Goethe, Las penas del Joven Werther, un abogado que, afectado por sus problemas sentimentales, decidió poner fin a su vida. La novela tuvo que ser prohibida en algunos países por la ola de suicidios que, a modo de réplica desencadenó. Las portadas dedicadas a Juana Rivas no pueden provocar que se emule su comportamiento, con perjuicio propio, para los hijos y para la sociedad en su conjunto.No sabemos qué pasará este lunes cuando se cumpla el plazo del último requerimiento judicial, con advertencia de medidas cautelares: si entregará a sus hijos o no. Debería hacerlo. Quienes le susurran deberían ayudarla -pero de verdad-, porque como dice el proverbio chino, lo complicado no es subirse a un tigre, lo complicado es bajarse de un tigre.
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