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Sucede con frecuencia que con ocasión de un procedimiento de familia en el que hay que resolver qué modelo de custodia debe instaurarse, el padre pretende incorporar numerosas fotografías y videos en los que aparece con el menor. La finalidad de esta prueba es acreditar que es un buen padre y que por lo tanto es merecedor de que se le otorgue la custodia individual o en otro caso la custodia compartida.
Esto es como pretender que el tribunal crea que porque el padre hace una paella buenísima cuando se reúnen los amigos en el campo y de la que queda una constancia documental que trasciende a las redes sociales, es el padre es que diariamente se encarga de preparar la comida.
La lógica de las cosas lleva a que normalmente el juzgado no admita esta prueba pues resulta intrascendente. Pues claro que cuando la relación pasaba por su mejor época el padre, la madre y el hijo pasaban buenos momentos que quedan inmortalizados en multitud de fotografías y videos. Pero esas instantáneas nada aportan para decidir el modelo de custodia o el régimen de visitas.
Hay que ver lo mal que se lleva la inadmisión de esta prueba. Si luego se acuerda la custodia materna, el padre va diciendo !No me han permitido demostrar lo buen padre que soy! !No hay justicia!
El Tribunal Supremo, en su Sentencia de 1 de marzo de 2016, resolvió uno de estos casos en el que el padre, por medio de un recurso extraordinario por infracción procesal, alegó la vulneración del derecho a proponer los medios de prueba. El alto tribunal indicó que “la denegación de la prueba propuesta carece de relevancia, pues es un hecho probado y no discutido que la relación de pareja existió y de ella, precisamente, nació el hijo, unido a que el contacto con el menor es evidente por parte del padre, hasta que se consolidó la fractura afectiva de la pareja”.
Pues nada, a olvidarse de las fotografías y videos de los viajes familiares, cumpleaños y demás fiestas onomásticas.
En estas siempre se sale sonriendo y todo parece perfecto. Lo que interesa en el procedimiento de familia es el día a día y ese nunca aparece en las fotos.
La paradoja es que otros padres no quieren oír hablar de las fotos del pasado. Una sola foto aportada a un procedimiento tuvo una trascendencia enorme: en ella aparecía un señor (al que se le reclama la filiación paterna) cogiendo en brazos al recién nacido y con una cara de padre que no podía con ella. Aquí no sirvió eso de !Esto no es lo que parece! o !Yo solo pasaba por allí!
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