Quiero exponer mi queja por la campaña
publicitaria en prensa, radio y televisión, relativa a la violencia de
género entre jóvenes de diferente sexo. En esos anuncios, mensajes
financiados con recursos del Estado, se muestra el control que los
chicos hacen sobre las chicas, se propone que la solución al problema es
que las jóvenes se lo digan a su madre y se las invita, luego, a llamar
a un teléfono en el obtendrán ayuda.
Soy padre de 3 hijos, 2 hombres ( 16 y 18 años) y 1 mujer (25). Si a mis hijos sus parejas (mujer) los controlan, no me lo dirán. El mensaje publicitario no contempla esa posibilidad, ignora que existe el control de las jóvenes hacia los jóvenes. De sentirlo, de querer denunciarlo, de nada le serviría llamar al teléfono del Servicio Público de atención por violencia de género (solo atiende a mujeres).
Si a mi hija la controla su pareja (hombre) no me lo dirá, no soy su madre, soy simplemente, su padre.
Veo, leo, siento, pienso, creo... como persona, en lo que digo.
Como profesional de la Comunicación, lamento que este anuncio esté pagado por el Ministerio de Igualdad. Lamento que el dinero sea más importante para los medios/ empresas audiovisuales que la deontología profesional.
Hay gente enferma (mujeres y hombres) que necesitan atención urgente, que deben ser tratados por especialistas de la salud y no por abogados/abogadas o policías.
Ser eficaz es diferente a ser eficiente.
Creo que la espiral de miedo-odio generedas desde las políticas coercitivas del PSOE no acabará con el deseo, con el Arte del encuentro entre hombres y mujeres. Lamento que los medios de comunicación jueguen al desencuentro.
En comunicación verbal, la violación, invasión, contaminación tienen su significado. Este "anuncio publicitario" pagado por el Ministerio de Igualdad es para la inmensa mayoría de jóvenes: tóxica.
Y, ya quisiera yo que desapareciera la violencia de cualquier tipo, que los jóvenes visitasen bibliotecas, que tuviesen un trabajo digno, que encontrasen el amor... que construyeran una nueva sociedad desde la suma de las partes: el todo.
Este tipo de campañas promovidas por el Ministerio de Igualdad: divide.
Soy padre de 3 hijos, 2 hombres ( 16 y 18 años) y 1 mujer (25). Si a mis hijos sus parejas (mujer) los controlan, no me lo dirán. El mensaje publicitario no contempla esa posibilidad, ignora que existe el control de las jóvenes hacia los jóvenes. De sentirlo, de querer denunciarlo, de nada le serviría llamar al teléfono del Servicio Público de atención por violencia de género (solo atiende a mujeres).
Si a mi hija la controla su pareja (hombre) no me lo dirá, no soy su madre, soy simplemente, su padre.
Veo, leo, siento, pienso, creo... como persona, en lo que digo.
Como profesional de la Comunicación, lamento que este anuncio esté pagado por el Ministerio de Igualdad. Lamento que el dinero sea más importante para los medios/ empresas audiovisuales que la deontología profesional.
Hay gente enferma (mujeres y hombres) que necesitan atención urgente, que deben ser tratados por especialistas de la salud y no por abogados/abogadas o policías.
Ser eficaz es diferente a ser eficiente.
Creo que la espiral de miedo-odio generedas desde las políticas coercitivas del PSOE no acabará con el deseo, con el Arte del encuentro entre hombres y mujeres. Lamento que los medios de comunicación jueguen al desencuentro.
En comunicación verbal, la violación, invasión, contaminación tienen su significado. Este "anuncio publicitario" pagado por el Ministerio de Igualdad es para la inmensa mayoría de jóvenes: tóxica.
Y, ya quisiera yo que desapareciera la violencia de cualquier tipo, que los jóvenes visitasen bibliotecas, que tuviesen un trabajo digno, que encontrasen el amor... que construyeran una nueva sociedad desde la suma de las partes: el todo.
Este tipo de campañas promovidas por el Ministerio de Igualdad: divide.
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