Por Equipo médico|Dra. Esther Martínez – Especialista en Pediatría – La negativa empleada por los padres no es más que un mecanismo de regulación externa del niño que está creciendo. La misión más trascendental de su uso es que, cuando el niño madure, pueda autorregularse (se diga “no” así mismo). La negativa frustra al niño, por lo que también, su uso adecuado, ayuda a nuestros hijos a saber tolerar las pequeñas frustraciones del día a día.
Pero no debemos confundir el uso del “no” con tiranía, sin razones y sin opciones.
El “no” debe ser absoluto sólo en términos de proteger la seguridad y la vida del niño o bien en los límites morales que tracemos como familia.
Equilibrio sí-no.
El equilibrio adecuado de “sí” y “no” modulará la autodisciplina del niño. La frustración forma parte de la vida pero no debería ser el 100% del tiempo.
Tan peligroso es decir a todo que sí como a todo que no. Y más importante aún… papá y mamá deben decir lo mismo siempre, si no, ¡adiós autoridad!
A más "no", más gritos.
El uso indiscriminado del “No” llegará un momento en que éste ya no es eficaz.
Algunos padres ven como única alternativa a volver a hacer eficaz el No es subir el tono de voz. Piensa que pronto llegaremos al punto de partida y el grito de ¡No! dejará de ser eficaz de nuevo.
Respetar el "no" de nuestros hijos.
Los niños tienen deseos propios, voluntades y preferencias y, algunos padres, creen que su autoridad se ve cuestionada cuando sus hijos les dicen que “no”.
Si es una decisión razonable, con criterio y bien fundamentada, respetar su negativa (con todas sus consecuencias) es adecuado para su desarrollo como persona con criterio propio.
Las maneras creativas de decir “no”
- Si no quieres que entre en el baño, la cocina o salga al balcón: ¡cierra la puerta!
- Si no quieres que abra la ventana o el armario de los productos de limpieza: pon un seguro “anti-niños”.
- Si el niño ya lee, escribe en una cartulina las normas de la casa: normas, acciones o actitudes que consideres importantes. Cuando el niño rompa una de ellas, sólo tendrás que señalar con el dedo el lugar dónde está escrito. Por ejemplo: “cuando venimos del cole 1º merendamos, luego hacemos los deberes y finalmente vemos nuestra serie favorita”.
- Emplear el lenguaje corporal, expresiones faciales o sonidos o palabras (para, basta…) como anticipación a una acción y evitar el uso del no. Claro está que también es importante el uso del lenguaje no verbal para aprobar conductas o mostrar orgullo y afecto.
- Si hay un “no” necesario explicar por qué se ha prohibido dicha conducta o acción: “no quiero que cruces la calle sin darme la mano, porque te puede atropellar un coche”.
- El tono de voz al llamar la atención al niño puede ser entrenado para comunicar la desaprobación.
- Proporcionar refuerzos positivos: no puedes coger el cuchillo pero sí la cuchara.
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