El convenio del Consejo de Europa
para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres, conocido como
Convenio de Estambul --ciudad en la que se aprobó en 2011--, entra este
viernes 1 de agosto en vigor en 11 de los 13 países que lo han
ratificado, entre ellos España.
MADRID, 29/07/2014 (EUROPA PRESS)
El tratado está centrado en la detección, prevención y
lucha contra todas las formas de violencia sobre la mujer, desde el
maltrato a manos de su pareja o expareja hasta el matrimonio forzoso, la
mutilación genital femenina o la trata con fines de explotación, y
compromete al Estado que lo ratifica a adoptar medidas legislativas,
punitivas y de información y sensibilización para perseguir estos
delitos y proteger a las víctimas.
España, que ratificó el convenio el pasado mes de abril, se
compromete, entre otras medidas, a perseguir internacionalmente la
mutilación genital femenina cuando la haya cometido un español o
residente habitual en el país sobre una víctima que cumpla una de estas
características, sin que sus restricciones de la justicia universal
puedan ser impedimento.
Asimismo, contrae otras obligaciones, como adoptar las
medidas necesarias para que la persecución por razón de género sea
tenida en cuenta como causa para obtener asilo o protección subsidiaria.
España, en toda su historia, sólo ha concedido la protección por motivo
de género en una ocasión, se trataba de una víctima de trata.
En este sentido, establece que las partes firmantes
"adoptarán las medidas legislativas o de otro tipo necesarias para
desarrollar procedimientos de acogida sensibles al género y servicios de
apoyo a los solicitantes de asilo, así como directrices basadas en el
género y procedimientos de asilo sensibles al género, incluidos los
relativos a la obtención del estatuto de refugiado y a la solicitud de
protección internacional".
El Convenio va más allá y recuerda a los Estados el
principio internacional de no devolución, de manera que les compromete a
adoptar las medidas necesarias para respetarlo a fin de garantizar que
"las víctimas de violencia contra las mujeres necesitadas de protección,
con independencia de su condición o de su lugar de residencia, no
puedan ser devueltas en circunstancia alguna a un país en el que su vida
pudiera estar en peligro o en el que pudieran ser víctimas de tortura o
de tratos o daños inhumanos o degradantes".
Hay otros compromisos en el texto que en España ya tienen un
rodaje, como la obligación de adoptar una legislación específica contra
la violencia de género (La Ley Integral cumple ahora 10 años) que
incluya la posibilidad de adoptar órdenes y medidas de protección
urgente para las víctimas, prohíba los sistemas de mediación o
conciliación en estos casos y que tome como agravante el parentesco,
entre otras medidas vigentes en el sistema judicial actual.
PÉRDIDA DE CUSTODIA PARA MALTRATADORES
También plantea la posibilidad de que los jueces dicten "la
pérdida de sus derechos dimanantes de la patria potestad (del
maltratador) si el interés superior del menor, que puede incluir la
seguridad de la víctima, no se puede garantizar de ninguna otra forma" o
que se arbitren mecanismos de seguimiento y vigilancia de los
condenados por estos delitos de violencia sobre las mujeres.
Sobre este asunto, el Convenio dice que "las Partes tomarán
las medidas legislativas u otras necesarias para que, en el momento de
estipular los derechos de custodia y visita relativos a los hijos, se
tengan en cuenta los incidentes de violencia" así como para que "el
ejercicio de ningún derecho de visita o custodia ponga en peligro los
derechos y la seguridad de la víctima y de los niños".
Para el seguimiento de los compromisos adquiridos con la
ratificación, el Convenio prevé la creación del Grupo de Expertos en la
lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica
(GREVIO), que estará integrado por un mínimo de 10 y un máximo de 15
miembros de países diferentes y con una participación equilibrada tanto
en términos de género como a nivel disciplinar, que tendrá un mandato de
4 años.
El GREVIO visitará los Estados, recibirá información de
organizaciones sociales y organismos oficiales y elaborará un informe
con recomendaciones que será elevadas al país afectado y al Comité en el
que tendrán presencia todos los que hayan ratificado el Convenio. De
este Comité saldrán las recomendaciones al país en cuestión en relación
con el cumplimiento de los compromisos adquiridos y serán públicas.
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