diario de ibiza.es/Rafael Vargas /19.05.2014 (OPINIÓN)
Que el matrimonio ya no es un contrato entre dos partes, sino algo que depende enteramente de leyes mutables y decisiones de jueces: el Estado se ha entrometido y adueñado de una institución que le es anterior y está por encima de él.
Y que la confusión de lo que es ético con lo que es legal es clave en el ámbito del divorcio.
Algo más le desconcierta: una juez le condena, con todas las de la ley, a mantener económicamente de por vida a la persona que no quiere tener nada que ver con él que no sea vivir a su costa. Sin contrapartida alguna.
Por descontado, el discurso de la mujer es indignado y feminista. La juez, con vergüenza ajena, dictamina que «la demandante llevó una vida de lujo durante su matrimonio», antes de sentenciarle a continuar pagándosela hasta que se muera.
La esclavitud, antes basada en la raza, se apoya hoy en el género. Hay cola en el Cetis para casos como el de mi íntimo conocido. Ser hombre en el siglo XXI puede ser un crimen punible por ley y no es extraño que la reacción de muchos consista en abdicar del papel de marido, padre y sostén de una familia.
Como abdican tantos de la escuela y del trabajo. Ese hombre que sigue siendo niño y evita responsabilidades, no por atacar a la mujer sino en defensa propia, al que además el sexo hoy le sale gratis: casarse en una sociedad que da prioridad a las necesidades psicológicas y legales de la mujer y posterga o desdeña las del hombre tiene consecuencias.
Todavía se pregunta alguno por qué los hombres cada día se casan menos. También es acorde que Mammón esté activo en la destrucción de hogares y familias de la sociedad avariciosa que se dice igualitaria, evolucionada y solidaria: ´Divorcios, S.A´ se ha convertido en industria con un volumen de ganancias que bien se guardan de publicar los aprovechados. Hay un gran negocio montado en torno a la destrucción de las familias en el que pululan cuervos dispuestos a vivir de la carroña y hacerla abundar. Las malas artes de las abogadas de la parte contraria; su hipócrita buena fe que pisotea el código deontológico con amenazas de llamar a los subasteros para ablandar al demandado; la factura de la fiesta que ni organizó ni quiso y le condenan a pagar íntegra; un entorno legal de desamparo a base de leyes parciales sesgadas sin pudor hacia la parte femenina, le llevan a bernardo@stengel.es. Es la pista del otro sexo que se organiza en Baleares para defenderse en lo posible mientras cambia la ley: abusiva, porque se funda sobre el desprecio a la equidad
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