El futuro marido llega demasiado borracho al altar, el cura no les casa y la novia se esfuma.
Declaraciones del novio de el 3 de abril de 2014, después de declarar en los juzgados.
MARTA SALA / Barcelona /Lunes, 7 de abril del 2014 -
Dicen que las bodas no suceden como uno
espera, ya sea por nervios, por inseguridades o por demasiadas
expectativas. Pero esta ha sido desastrosa: el novio borracho
y el cura negándose a casarlos. ¿Conclusión? 'Novia a la fuga 2'.
El novio, de 41 años, se iba a casar en una preciosa iglesia de Australia. El problema fue que llegó bebido y, debido a la embriaguez del futuro esposo, el reverendo de la iglesia de Adelaida no quiso llevar a cabo la ceremonia. En ese momento, el novio se enfadó tanto, que la policía tuvo que intervenir en el lugar y llevarse a comisaría al 'futuro marido'. Viendo el panorama, la novia no apareció por la capilla.
Esto es lo que sucedió el pasado mes de febrero cuando Jacob Francis Brookes iba a casarse con la que seria su compañera de viaje para el resto de su vida. Hace una semana, el australiano acudió a declarar en los juzgados, acusado de desorden público y resistencia a la autoridad. En la declaración, Brookes aseguró, según el diario Metro, que no iba borracho. "Tomé 3 cervezas y 2 chupitos de whisky, eso no es ir borracho".
Después de todos los incidentes, el novio también declaró, a la salida de los juzgados, que no se iba a rendir y que insistiría para recuperar a la que, hasta entonces, fue su prometida. "He estado soñando durante días y días y días con su blanco vestido de novia y viéndola caminando hacia el altar", confesó a los periodistas.
Por último también añadió que el día anterior celebraron su despedida de soltero y que era normal que bebieran un poco. "Ella quiere lo mejor para mi... Tuve la despedida de soltero la noche anterior, quiero decir, venga va! Todos los hombres estaban allí".
El novio, de 41 años, se iba a casar en una preciosa iglesia de Australia. El problema fue que llegó bebido y, debido a la embriaguez del futuro esposo, el reverendo de la iglesia de Adelaida no quiso llevar a cabo la ceremonia. En ese momento, el novio se enfadó tanto, que la policía tuvo que intervenir en el lugar y llevarse a comisaría al 'futuro marido'. Viendo el panorama, la novia no apareció por la capilla.
Esto es lo que sucedió el pasado mes de febrero cuando Jacob Francis Brookes iba a casarse con la que seria su compañera de viaje para el resto de su vida. Hace una semana, el australiano acudió a declarar en los juzgados, acusado de desorden público y resistencia a la autoridad. En la declaración, Brookes aseguró, según el diario Metro, que no iba borracho. "Tomé 3 cervezas y 2 chupitos de whisky, eso no es ir borracho".
Después de todos los incidentes, el novio también declaró, a la salida de los juzgados, que no se iba a rendir y que insistiría para recuperar a la que, hasta entonces, fue su prometida. "He estado soñando durante días y días y días con su blanco vestido de novia y viéndola caminando hacia el altar", confesó a los periodistas.
Por último también añadió que el día anterior celebraron su despedida de soltero y que era normal que bebieran un poco. "Ella quiere lo mejor para mi... Tuve la despedida de soltero la noche anterior, quiero decir, venga va! Todos los hombres estaban allí".
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